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[Opinión] Mónica Delta: “Enero de furia”

Habla de reformas, ahora prácticamente imposibles porque no habría votos, como condición para aprobar esta iniciativa, que es lo que podría bajar las tensiones y las protestas, porque lo cierto es que no quieren irse, quieren dilatar su statu quo.

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Lima no está de fiesta, el Perú está de luto, los radicales capitalizan un resentimiento histórico, buscan más muertes entre peruanos y, en el medio, millones de ciudadanos que se siguen empobreciendo producto de la convulsión social y de la infiltración de agendas violentistas, que aprovechan, sin pudor, una legítima demanda para provocar caos y destrucción. Al final, todos perdemos. No solo se vacían los bolsillos, sino que se estremece el alma nacional. Crece la ira contra todo y contra todos. El Congreso, en un mundo paralelo, en “su semana de representación”, se sigue poniendo de espaldas a lo único que tiene un consenso casi unánime. Aprobar, de una vez, en segunda votación, el adelanto de elecciones generales, para que puedan convocarse de inmediato. Lo evidente es que la izquierda usa el concepto de una Asamblea Constituyente, que no soluciona nada y, más bien, abre la puerta para reformas “retrógradas y peligrosas” que acabarían, en principio, con lo poco que el capítulo económico de la actual Carta Magna ha mantenido, que es cierta estabilidad financiera pese a los trastornos políticos, sin hablar de otros “cambios” que apuntan a una involución de nuestra disfuncional y maltrecha sociedad.
La postura del otro extremo ideológico es también evidente. Habla de reformas, ahora prácticamente imposibles porque no habría votos, como condición para aprobar esta iniciativa, que es lo que podría bajar las tensiones y las protestas, porque lo cierto es que no quieren irse, quieren dilatar su statu quo. La necedad impera en ambos lados del espectro político en este Congreso que está de costado, dejando que el Ejecutivo siga quemándose. Poner contra la pared al Gobierno hoy lo que finalmente puede lograr es que Boluarte renuncie, y culpe, con razón, al Congreso de ese boicot. ¿Qué viene después? ¿Cuáles son los escenarios? La izquierda apuesta a forzar la salida de Boluarte, a quien estigmatizan como la madre de los males.
No darán los 87 votos para confirmar el adelanto de elecciones. Tampoco quieren a José Williams, presidente del Congreso, a quien en ese escenario le tocaría asumir. Hablan de alguien de consenso. ¿De consenso? ¿Dónde lo van a conseguir? Un vacío de gobierno en medio de esta confrontación.
Y estas protestas diarias en el corazón de Lima lo único a lo que nos seguirá conduciendo es a más violencia, y a una mayor debacle social y económica. Eso es lo que quieren quienes aprovechan la destrucción para recuperar poder e imponer regímenes bárbaros y autocráticos.
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