[OPINIÓN] Anthony Laub: “Nos odiamos tanto”

El deceso del congresista Guerra García confirma el inmenso deterioro moral que experimenta la sociedad peruana. Leer hasta el hartazgo la cantidad de infelices mensajes destilados en su contra por el simple hecho de estar en una orilla política distinta confirma el profundo odio que sentimos los peruanos.

Los provincianos aborrecen a los limeños, los norteños quieren poco a los sureños, los de la selva viven segregados, los negros son invisibilizados, los asiáticos son todos chinos, los blancos son todos fachos o caviares, los cholos resienten al indígena, el indígena es receloso, el cusqueño es imperial y los demás estamos en deuda y así ad infinitum.

Todas las razas que habitamos este suelo miramos a los otros con recelo y desprecio. Nos odiamos.

Velasco evidenció y exacerbó ese odio y cuando tuvimos la oportunidad histórica de empezar a forjar una Nación peruana en torno a una gran victoria nacional como fue la derrota del terrorismo, quizá el evento más trágico de nuestra historia, por fratricida, que flageló a todos por igual, nos encargamos de convertirlo en un nuevo suceso de desunión.

Estamos putrefactos hasta la médula. Respetamos poco o nada, no existe una sola institución decente ni gente proba que lidere y permitimos, indolentemente, que la gente sufra o muera por cuestiones ideológicas. Lo de Guerra García es la prueba palpable, pues una posta médica que operaba todo el día dejó de hacerlo porque un gobernador no permitió que un privado continúe brindado el soporte para ello. Así de criminal; así de enfermo.

Ya olvidamos que con la pandemia ocurrió algo similar, cuando el propio ministro de Salud del malhadado gobierno de Vizcarra rechazó el apoyo privado para dotar de oxígeno a la población afectada. No aprendimos nada.

¿Cuánto más nos tenemos que odiar, para empezar a reconciliarnos y construir un país para todos?