Luis Davelouis: Secuestro y golpe

Se dice que, sin importar la naturaleza, justicia ni legalidad de una causa, uno siempre podrá encontrar un abogado que la justifique o la defienda.
Sin embargo, a veces hay consensos. Una notoria mayoría de abogados constitucionalistas asegura que la cuestión de confianza presentada por el premier Fernando Zavala –tal y como ha sido presentada– está absolutamente ajustada a la ley.

¿Quiénes opinan distinto? Pocos. Los fujimoristas (de dentro y fuera del Congreso), Vitocho, un par de apristas (al menos de la boca para afuera) y Enrique Bernales. Y este último es el único que no tiene conflicto de interés. Aparentemente, los fujimoristas pretenden sacarle la vuelta al TC con una ley que modifica su reglamento. Eso es ilegal. También lo es desobedecer o tergiversar la Constitución y el espíritu de la ley. Pero ahí van, encaramados en la fuerza de los números. La profunda división en Fuerza Popular motiva la desesperación por impedir que tenga efecto la sentencia que desamarra a los congresistas de sus bancadas como si fueran respiradores artificiales. Golpecitos.

Al respecto, y mientras esto se discutía, Kenji Fujimori pidió la palabra, pero en vez de exponer se puso gutapercha en la boca y se calló por dos minutos. Felizmente no tiene bigote. Dramático y cursi, el mensaje es claro: no podemos decir lo que pensamos mientras estemos aquí. ¡AYURA! ¡Sálgase, congresista!

PD: Se armó un grupo en Facebook para ir a “linchar” a Maritza Garrido Lecca a la casa de su madre en Miraflores. “Que sienta el terror”, decían los valientes. ¿Dónde estaban cuando el sanguinario asesino Peter Cárdenas salió de prisión y por unas semanas se quedó a vivir entre nosotros? ¿Dónde cuando salieron los otros 1,958 terroristas que sí asesinaron a balazos, anfo y dinamita? Ese doble estándar tiene nombre: cobardía.