/getHTML/media/1229522
Se realiza la Misa y Te Deum por Fiestas Patrias
/getHTML/media/1229342
Nicolás Yerovi: "Celebramos la sobrevivencia"
/getHTML/media/1229339
Fernán Altuve: "¿Presentar candidato de 87 años se puede considerar estabilidad?"
/getHTML/media/1229338
Orgullo de ser peruano: ¿Qué nos hace sentirlo?
/getHTML/media/1229336
Nancy Arellano sobre Elecciones en Venezuela: "Esta no es una elección tradicional"
/getHTML/media/1229265
Zelmira Aguilar: "Alejandro Villanueva creó el estilo de juego de Alianza y Selección"
/getHTML/media/1229195
Cherman: "Quien me quiebra el lado patriótico fue Juan Acevedo con Paco Yunque"
/getHTML/media/1229190
Marco Poma CEO de Tkambio: "Perú está atrasado en materia de 'open banking'"
/getHTML/media/1229009
Javier Arévalo, escritor: "Sin bibliotecas, el hábito de leer no nace en los niños"
/getHTML/media/1228674
Mujeres Aymaras sorprenden con su arte en Desfile de Modas
PUBLICIDAD

Obama, el candidato de la clase media

Presidente estadounidense propone “economía más justa” en último discurso sobre estado de la Unión, que tuvo más tintes de campaña electoral en escenario adverso para su reelección.

Fecha Actualización
Al declarar que el sueño americano está en riesgo, el presidente Barack Obama clamó ayer por una abundante ayuda para la lastimada clase media y planteó un impuesto mayor para los millonarios, al presentar su mensaje sobre el Estado de la Unión, que también rebosó en asuntos relacionados con la búsqueda de su reelección.

Obama ofreció una visión para solucionar los problemas de Estados Unidos que fue muy diferente a la exigida por los republicanos, que le disputan el Congreso y su cargo en las elecciones de noviembre. "Restablecer las oportunidades justas para todos es la cuestión decisiva de nuestro tiempo", expuso.

El presidente abogó por un gobierno activo que le ofrezca justicia económica a todos, mientras sus opositores demandan que el gobierno ceda espacio y deje que rija el libre mercado.

Obama ofreció medidas de asistencia para que los estudiantes puedan solventarse los estudios universitarios, un plan para que más propietarios de vivienda refinancien su deuda y una reducción fiscal para el sector de la manufactura.

Formuló algunas referencias políticamente atractivas a la responsabilidad, e incluso advirtió a universidades que perderán la ayuda federal si continúan aumentando el costo de la matrícula.

En un embate característico sobre la desigualdad creciente en el ingreso en el país, Obama planteó una nueva tasa fiscal mínima de al menos 30% a todos los que ganen más de un millón de dólares al año.

Muchos millonarios -incluido uno de sus principales adversarios: el republicano Mitt Romney- pagan un tasa menor debido a que obtienen el grueso de sus ingresos mediante inversiones, que son gravadas con una cifra menor.

Los candidatos republicanos no perdieron el tiempo en atacarlo. Romney señaló que Obama tiene "un récord actual de deuda, caída y decepción". "El presidente hará lo que mejor sabe, dar un discurso bonito, con un montón de frases memorables, pero no les dará las duras cifras", manifestó.

Su rival en la candidatura republicana Newt Gingrich también dijo ante la prensa que Obama "no parece operar en el mismo planeta" que los estadounidenses.

HABLAN LOS ANALISTASPara el politólogo Michael Traugott, de la Universidad de Michigan, esta estrategia –de los impuestos a los más ricos- podría darle la iniciativa en el debate de campaña al presidente saliente, candidato a su reelección el 6 de noviembre.

Costas Panagopoulos, experto en campañas de la Universidad Fordham, estimó que Obama deberá ir más a fondo sobre estos temas de lo que lo hizo ante el Congreso, sobre todo, ante la coyuntura adversa con una elevada tasa de desempleo de 8,6%.

Las últimas encuestas tampoco le sonríen a Obama. La empresa Gallup reveló que el 46% de los estadounidenses desaprueban su gestión, lo que le coloca entre los presidentes de EEUU con menor apoyo popular en su tercer año de mandato.

Además, la cota de popularidad de Obama no supera el 44% según el sondeo, muy por debajo del mínimo necesario para que un presidente sea reelegido, que normalmente es del 50%, de acuerdo con datos históricos recogidos por politólogos.