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Viajó a Japón con el sueño de enseñar inglés pero murió en el deficiente sistema de inmigración del país asiático

Wishma Rathnayake viajó a Japón con el sueño de ser maestra de inglés, pero falleció esperando en la oficina de inmigración del país asiático, donde han muerto ya 27 personas desde 1997.

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Fecha Actualización
Su sueño era enseñar inglés en Japón. Wishma Rathnayake era fanática del drama televisivo ‘Oshin’, cuya historia la impulsó a estudiar japonés para emular a la protaginista que admiraba. Nunca imaginó que perseguir este sueño la llevaría a su muerte.
Nativa de Sri Lanka, al fallecer su padre y graduada de la universidad, convenció a su madre con que podía ganar suficiente dinero trabajando en el extranjero. La familia rehipotecó la casa y en 2017, Wishma llegó a Narita, a las afueras de Tokio, con visado de estudiante. Tres años después, falleció.
Luego de sobrepasar el visado, la mujer fue detenida por el sistema de inmigración de Japón, en donde halló la muerte el 6 de marzo de 2021. Esto alimentó el debate sobre el trato que se les da a los inmigrantes en este país, donde han muerto detenidos 27 personas desde el año 1997.
Este triste episodio también puso en manifiesto la falta de trasparencia del sistema, en el cual las personas pueden estar años detenidas. Un sistema que piden cambie, por el bien de muchas personas que se encuentran, en estos momentos, en una situación similar a la de Whisma.
El sueño que terminó en tragedia
Whisma tenía 29 años cuando llegó a Narita, y solía postear fotos de ella en lugares turísticos y con nuevos amigos. Desde su natal Sri Lanka, sus hermanas se enteraron que asistía a clases de idiomas, que parecía ser feliz: “Nunca nos lo dijo ni nos dio una señal de que las cosas no le fueran bien”, dijo Wayomi Rathnayake a CNN.
Lo que nunca supieron sus hermanas fue que Whisma dejó de asistir a esta escuela en 2018, de donde fue expulsada posteriormente. En mayo empezó a trabajar en una fábrica antes de solicitar asilo en setiembre, solicitud que fue rechazada en enero del año siguiente, por lo cual fue considerada una inmigrante ilegal.
Dejó de llamar a casa poco a poco y en agosto de 2020 se supo el motivo: Whisma se acercó a una comisaría de la policía en Shizuoka, lejos de su hogar, buscando ayuda porque quería dejar a su pareja.
Whisma dijo que su visado había caducado, que quería ir a la Oficina Regional de Inmigración de Nagoya, pero que no tenía dinero suficiente, según Yasunori Matsui, director de START, una organización sin ánimo de lucro que ayuda a los extranjeros detenidos en Japón.
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Whisma aceptó regresar a Sri Lanka, pero cambió de opinión luego de que su pareja la amence con localizarle y castigarla si regresaba a su país, aseguró Matsui. “Ella creía que sería asesinada por él”, indicó.
La primera vez que sus hermanas supieron que estaba en problemas fue en marzo de 2021, cuando la embajada de Sri Lanka en Tokio llamó para decir que estaba muerta.
Cuando sus hermanas llegaron a verla, vieron a Whisma en un ataúd: “Tenía un aspecto tan diferente, tan débil e irreconocible. Su piel estaba arrugada como la de una persona mayor, y estaba firmemente pegada a sus huesos”, dijo Poornima Rathnayake.
Apenas en 7 meses de detención, Whisma perdió 20 kilos. Sus hermanas quería saber por qué, pidiendo revisar el circuito cerrado, pero las autoridades le negaron el acceso.
Un sistema ineficiente y cerrado
Durante algunos meses, las hermanas se movilizaron para obtener explicaciones, y fueron apoyadas por cierto sector de la polítca japonesa que solicitaba un cambio para el sistema de inmigración del país asiático. Incluso se intentó modificar parte del sistema bajo un proyecto de ley, que terminó siendo rechazado.
El objetivo del proyecto de ley era reducir el número de inmigrantes en los centros de detención japoneses, que había ascendido a 1.054 en 2020, según datos de la Agencia de Inmigración de Japón.
No le ayudaron a tiempo
Según un informe realizado por la Agencia de Servicios de Inmigración de Japón, con expertos que incluían profesionales de medicina, llegaron a la conclusión de que la Oficina Regional de Inmigración de Nagoya no había proporcionado a Rathnayake la atención médica adecuada.
Altos funcionarios y supervisores fueron sancionados, e incluso el director de la Agencia de Servicios de Inmigración presentaron disculpas por la tragedia y por vez primera, permitieron que se muestr un vídeo editado de dos horas que mostraba las dos últimas semanas de detención, aunque solo les dejaron ver la mitad.
“En el video, los guardias le decían a Wishma que se levantara sola. (Sus) repetidas llamadas de auxilio no obtuvieron respuesta mientras los guardias la instaban a volver a la cama por sí misma. Intentó llamar su atención, pero la ignoraron”, declaró Wayomi Rathnayake a CNN.
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Además se veía cómo el personal intentaba alimentar a Rathnayake, a pesar de que no podía retener nada. Y el día antes de su muerte, el personal no llamó a una ambulancia, aunque ella no respondía a sus llamados, dijo Oie, el abogado de la familia.
Wayomi, la hermana menor de Wishma, de 29 años, regresó a Sri Lanka a finales de octubre debido al estrés psicológico causado por ver las imágenes de su hermana detenida.
“Queremos que los responsables de la muerte de Wishma rindan cuentas, porque esperamos que este tipo de muerte inoportuna no vuelva a ocurrirle a nadie”, señaló. “Mañana podría ser el hermano, la hermana, el amigo, la madre o el padre de otra persona”.
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