Dmitry Rybolovlev, el nuevo rey Midas del fútbol

Presidente del Mónaco está realizando millonarios fichajes, como los de Radamel Falcao y James Rodríguez.

Fecha Actualización

25/08/2019 - 21:05

Dmitry Rybolovlev tiene tanto dinero que pondría al mundo entero a estudiar ruso solo para que pronuncien bien su nombre. Tiene tanta plata como para coleccionar obras de Picasso, regalarle una isla a su hija o adquirir una parte del club Mónaco de Francia. El magnate ruso, médico de profesión, con una fortuna estimada en 13.4 billones de euros, separado, aficionado al surf y a las mujeres, está revolucionando el fútbol.

En diciembre de 2011, cuando el equipo del principado estaba en la Ligue 2 (segunda división gala), Rybolovlev le pagó al príncipe Alberto 100 millones de euros por dos tercios de la propiedad del mismo y, además, tomó la presidencia. El cuadro ascendió este 2013 pero, para el ruso, el juego apenas empieza. Acaba de pagar 45 millones de euros por Radamel Falcao (Atlético de Madrid), 45 millones por James Rodríguez (Porto) y 25 millones por Moutinho (Porto). Ahora va por Víctor Valdés (Barcelona) y Carlos Tevez (Manchester City).

A los 46 años, el magnate vivió de todo. En 1996 fue condenado a 11 meses de cárcel por, supuestamente, mandar asesinar al dueño de una empresa rival. Sufrió atentados en su casa y debió irse a Suiza. Volvió a Rusia, se metió al negocio de los productos químicos y fertilizantes, ademas de ser casi dueño del Banco de Chipre. Posee cuadros de Picasso, Van Gogh y Gauguin; le compró una isla griega a su hija Anna por 115 millones de euros, y un departamento en Nueva York por 65 millones a su otra hija Ekaterina.

Vive en una propiedad en Suiza valorada en 232 millones de euros y ya se codea con los otros mecenas del fútbol: Roman Abramovich (Chelsea) y el jeque Tamin Bin Hamad (PSG). Rybolovlev juega al fútbol con fichas de jugadores.

SABÍA QUE

- La esposa de Rybolovlev se divorcio de él porque este realizaba orgías en su yate con jóvenes modelos.

- El magnate compró en Mónaco una propiedad llamada La Belle Epoque, que le costó 300 millones de dólares.

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