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The Cure: Aquella devoción eterna | Movida21

Tres voces del rock peruano y su relación con The Cure, la mítica banda británica que vuelve a Lima.

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The Cure: Aquella devoción eterna.
Fecha Actualización
A lo lejos se acerca un sonido. Aún indescifrable. Como si llegara del fondo de un túnel. Es una guitarra. Es el inicio de la canción. El bajo en primer plano marca la cadencia. Las paredes de la No Disco rebotan esta inquietante canción. Víctor Bernardo Peñaloza Campos la escucha y corre hacia la cabina. Busca la portada, la ve, hace una anotación y, tiempo después, la consigue.
En la discoteca sobre la calle Schell, al frente del Parque Kennedy, en Miraflores, fue el inicio de su intenso acercamiento a The Cure, la banda británica que apareció en 1979. “Me parecía que así tenían que sonar las voces del futuro”, recuerda Víctor, o Cucho Peñaloza, sobre “Grinding halt”, la primera canción que escuchó de los Cure, del álbum Three imaginary boys, aquella noche del 80.
TAN CERCA
¿Qué fue primero: imagen o sonido? Para Josué Vásquez, del grupo This Topic, ambos. El Canal 27 UHF debe haber sido el responsable de ese primer impacto, que califica como inolvidable, decisivo y permanente.
Llegaba del colegio, almorzaba y empezaban las sesiones maratónicas de videoclips. Desfilaban “The Caterpillar”, “The Lovecats”, “The walk”, donde The Cure ya empezaba a experimentar con otras sonoridades dentro del pop, pero siempre siniestro. Cuando aún no imaginaba que en la década siguiente fundaría Dolores Delirio.
Hacia el último año del siglo pasado, el grupo fue invitado a ser parte del tributo latino a la banda de Robert Smith. Álbum al que llamaron Por qué no puedo ser tú. Los creadores de “Vértigo” versionaron “M”, del disco Seventeen seconds. Se dijo que el mismo Smith hizo la curaduría de aquel disco.
“Fue como sentirnos que éramos Caifanes tratando de hacer una versión de Cure. Entre son y balada sincopada”, dice el baterista.
DE CULTO
Martín Carbajo tiene 50 años y conserva el peinado a lo Robert Smith.
Quedó impactado al ver por primera vez el look de los Cure en una revista de época y luego de escuchar el primer álbum de tapa rosada, donde no había más información que un refrigerador, una lustradora y una lámpara.
Aún sobrevive en su memoria la escena en la que está sentado frente al televisor y en la pantalla se luce el video de “Just like heaven” en medio de un jardín sombrío y el majestuoso baile con Mary Poole, la esposa de Smith. En blanco y negro, pero imaginando los colores.
Cuando los jóvenes se acercan le dicen: “A ti te gusta The Cure”. “¿Cómo sabes?”, responde y ríen. “Algo tiene que ver Robert Smith en mi propuesta de vida. No puedo ocultar el cariño que siento por todo lo que significa The Cure, sobre todo en esos momentos tristes de mi adolescencia, donde no sabía adónde ir y la música me enseñó el camino”, dice el especialista en archivos, poeta y voz en el grupo post punk limeño Ilusión Marchita.
EL EFECTO CURE
La trilogía oscura de Seventeen seconds, Faith y Pornography, más singles bailables como “The walk”, “The Lovecats” o “Let’s go to bed”, y el comienzo con Three imaginary boys conformaban el combo necesario para que se dé un compromiso eterno con esta banda, que seguía creciendo y evolucionando. Así lo explica Peñaloza, entrañable locutor y presentador de televisión. Y agrega: “La música de The Cure no ha sido concebida para llenar estadios, pero lo hace”.
Para Martín Carbajo, o Melancólico, como le dicen sus amigos, The Cure va más allá de los cánones oscuros, pero sin perder la sustancia ‘under’ de sus inicios. “El 22 será un grato reencuentro con el amigo cercano que supo ser la voz de muchas generaciones”, dice. Aún conserva un pin de The Cure que ya debe tener más de 35 años, dos años menos que su devoción por la banda inglesa. “Muchos amigos me dicen hasta hoy ‘Melancure’”.
DATOS:
-The Cure vuelve a Lima este 22 de noviembre. El concierto, producido por Move Concerts, será en el Estadio de la Universidad San Marcos. Entradas en Teleticket.
-Con The Cure estarán la banda irlandesa Just Mustard y, por Perú, Resplandor. Este último repite el plato 10 años después.
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