Sergio del Castillo, gerente de Procitrus: “El sector ha perdido competitividad”

Los últimos años, a raíz del cambio de las reglas de juego, que es la normativa agraria, el producto perdió competitividad, los márgenes se fueron a cero e inclusive el año pasado hay mucho citricultor que perdió dinero. Los costos han subido, los precios tampoco han absorbido esos mayores costos y ante una nueva normativa donde nos suben el costo laboral simplemente los números no dan.

En realidad son todos. Las mandarinas son de los cítricos de mayor precio, la naranja de menor precio. Por eso es que la naranja, el año pasado, prácticamente no se exportó porque simplemente los precios de los fletes no cubrían el costo del producto. Se produjo y se vendió a nivel local.

Hay una influencia con todo el tema del costo logístico, de los fertilizantes que también impacta casi de la misma manera en los consumidores. Pero todo lo que es convulsión social, inestabilidad política y todo lo que hemos vivido en los últimos años acá con varios presidentes, con el anuncio de un nuevo Gobierno, de que se venía una segunda reforma agraria, hizo que el empresario que de alguna manera tenía alguna duda, aguante las inversiones.

Hay una forma práctica que yo tengo de verlo y es si hay plantas nuevas. Eso quiere decir que de acá a un año voy a tener nuevos árboles produciendo más frutas. Pero eso no está sucediendo, este año no se están produciendo plantas, eso ya es una alerta muy fuerte.

Por su puesto. Encima al problema ya nombrado, se suma el climático, que tiene muchas consecuencias que se dan cuando hay un fenómeno; pero también están las posteriores al fenómeno, porque son plantas donde la fisiología interna se puede distorsionar y puede tardar hasta dos años en recuperarse.

Lo del fenómeno de El Niño ya está cantado, los incidentes que han ocurrido en la costa central son una alerta porque ha corrido agua donde no corría hace años. (…) Será difícil hacer una buena prevención. Ya casi estamos encima con el problema y poco se ha hecho para prevenir.

Mejorar la regulación agrícola. Somos el único sector en el país que tiene que pagar un ‘bono beta’, que es el 30% sobre la remuneración mínima vital. Es un sobrecosto para nuestro sector.