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Open Banking: ¿cómo funciona esta tecnología que va entrando de a pocos al país?
Francisco Mora-Figueroa, senior manager de Servicios Financieros de Minsait explicó cómo viene cambiando en otros países la forma de compartir información financiera.
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Esta semana el Congreso de la República promulgó la Ley N° 31057 que declara de necesidad pública e interés nacional el uso de medios de pago electrónicos para el intercambio de bienes y la prestación de servicios. Lo que se busca es crear una cultura de pago seguro y rápido para facilitar la vida de los ciudadanos y evitar el contacto físico.
Para Francisco Mora-Figueroa, senior manager de Servicios Financieros y responsable del área de Open Banking global de Minsait, esta normativa es un hito importante para impulsar los medios de pago digitales versus el efectivo. Además, permitirá a las personas interactuar más con el móvil en pagos para pagos con QR, contactless y en e-commerce.
“Se está consiguiendo digitalizar al cliente”, indicó Mora-Figueroa. En definitiva, añadió que la ley de medios de pago electrónicos en Perú es una buena noticia para adelantar lo que va a pasar con propuestas de valor como Open banking (banca abierta).
Este concepto se resume a la apertura de datos financieros de un cliente a un tercero. “Siempre la información bancaria de los clientes ha pertenecido a los bancos, pero con este sistema se le da el control y consentimiento de esa información al cliente”, señaló el experto.
La idea es que el usuario de un banco decida bajo su propio criterio si comparte esa información con terceros, que pueden ser otros bancos, una fintech, startups o entidades de otros segmentos, para que le puedan proponer mejores productos y servicios que le ofrece su banco actual.
Según el especialista financiero, en Europa esta modalidad ya es una realidad, sobre todo en Reino Unido. En Latinoamérica, hay iniciativas en países como Colombia, Chile y Perú, donde ya hay soluciones de Open banking, aunque no a gran escala. Los que van adelante en esta carrera son México y Brasil, porque el ecosistema de fintechs y entidades que permiten desarrollar modelos de negocio de banca abierta llevan tiempo trabajando en ambos países.
¿Cómo funciona? Al cliente se le acerca una entidad que puede ser su banco de siempre o una fintech, pidiéndole acceso a su información bancaria. Al dar ese consentimiento, se pone en marcha una tecnología que puede ser screen scraping o vía APIs, que permite recoger la información bancaria.
Esta recolección de información se apalanca sobre el intercambio. Es decir, el cliente recibe algo a cambio. Puede ser un mejor producto, o también una revisión 360 de la información financiera del cliente, y a partir de allí ofrecen recomendaciones de gasto o de ahorro.
“Se trata de que al final el beneficio de todo esto recaiga sobre el cliente. Para el banco también es valioso para personalizar la oferta, y obtener un mayor engagement con el usuario”, apuntó Mora-Figueroa.
Otro punto importante del Open banking es que contempla un modelo colaborativo, donde los bancos no compiten solos, hay fintechs en carrera, y se trata que los bancos lleguen a colaboraciones con otras entidades más innovadoras para una propuesta de valor más completa con las clientes, comentó el especialista.
¿DÓNDE QUEDA LA SEGURIDAD?
Según explicó el ejecutivo, la seguridad en el Open banking es el principal estandarte, porque es la primera inquietud que tiene un cliente. Por lo que hay protocolos de estandarización para que toda la información viaje de manera segura de un banco a otro.
Y esto se ampara en la normativa de recolección de datos de cada país. Cada entidad financiera que trabaja con este sistema debe tener una licencia, y a la vez cumplir con la protección de datos ante la entidad reguladora, en el caso de Perú la Superintendencia de Banca y Seguros. Sin contar que en todos los casos, debe contar con el consentimiento expreso del cliente.
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