El derrumbe que el lunes pasado ocasionó en los mercados de valores la startup china DeepSeek, que opera en el mundo de la inteligencia artificial, dejó una serie de lecciones en los ámbitos bursátil y empresarial, así como en el futuro del enfrentamiento geopolítico entre China y Estados Unidos, que vale la pena tener en cuenta en nuestro país.
El año pasado, la economía peruana alcanzó un valor de alrededor de US87,000 millones, que es el resultado del trabajo e inversión de peruanos y extranjeros en la producción de bienes y servicios dentro del territorio nacional. Ese monto, que para nosotros es importante y buscamos que cada año sea mayor, solo representó un tercio de lo que perdió Wall Street por la hazaña de DeepSeek.
El chatboot de inteligencia artificial de la startup china superó a ChatGPT de la estadounidense OpenAI como la aplicación gratuita más descargada a escala global en la app Store de Apple. DeepSeek dejó mal parados a sus competidores al revelar que entrenó a su modelo en solo dos meses con chips de baja gama, debido a las restricciones impuestas por EE.UU. sobre las exportaciones a China de chips avanzados para inteligencia artificial. Además, lo hizo con un presupuesto de US.5 millones, una fracción de lo que han gastado empresas como OpenAI.
Esta irrupción llevó a los inversionistas a cuestionar las enormes sumas que las grandes tecnológicas estadounidenses han destinado a fabricantes de chips como Nvidia. El modelo seguido por estas empresas de destinar enormes inversiones al desarrollo y operación de sistemas de IA, acumulando los chips más avanzados y la energía necesaria, creó una suerte de barrera de entrada a la industria, así como enriqueció a sus propietarios.
Según Bloomberg, a pesar de los ingresos todavía limitados, derivados de estas inversiones, el mercado ha recompensado a las tecnológicas estadounidenses con valoraciones récord. Nvidia ha sido el mayor beneficiario del auge de la IA. Su fundador y CEO, Jensen Huang, multiplicó su fortuna casi por ocho hasta alcanzar los US21,000 millones, desde inicios de 2023 hasta días antes de la debacle de la bolsa. En el mismo periodo, la riqueza de Zuckerberg se disparó un 365% hasta los US29,000 millones y la de Jeff Bezos, de Amazon, creció un 133% hasta los US54,000 millones.
En esta táctica de destinar grandes sumas al mercado de IA, Nvidia invirtió en 2024 alrededor de US,000 millones en empresas de IA, razón por la que el Departamento de Justicia de EE.UU. abrió dos investigaciones antimonopolio para evaluar si la compañía ha abusado del dominio del mercado al obligar a las empresas a comprar productos adicionales para acceder a sus chips y si penaliza a quienes compran chips de rivales, según el Financial Times.
La lección que deja DeepSeek es que tal vez sea posible entrar y operar modelos con menor gasto en procesamiento y que el auge de la IA haya estado impulsado más por expectativas de una revolución que por pruebas concretas de su rentabilidad (salvando las distancias, algo parecido a lo que ocurre con las acciones del Puerto de Chancay). En parte, esta es la razón por la que el valor total de las acciones de Nvidia cayó 17.8%, perdiendo US20,000 millones en una sola jornada, equivalente a 2.2 veces el PBI de Perú, y por lo que los inversionistas ven en los altos precios de sus productos y acciones un reflejo de la burbuja de la IA.
Proteccionismo en contra
Otra lección de esta irrupción de DeepSeek es que las restricciones pueden impulsar la innovación. Más allá de que las restricciones estadounidenses con el argumento de la seguridad nacional puedan ser legítimas, lograron de manera involuntaria generar un poderoso incentivo comercial para que el sector privado chino produjera su propia industria de chips para inteligencia artificial. Así, mientras EE.UU. domina en investigación pionera, las empresas chinas sobresalen en ejecución, asequibilidad y difusión de productos.
Una lección más de este episodio es la relevancia que ha tomado la IA en el campo de batalla de la geopolítica global. Según la propia política de privacidad de DeepSeek, la información que recopila puede compartirla con autoridades públicas y cuerpos de seguridad de China a su discreción, y cualquier disputa se regirá por la ley del Gobierno chino. Trump ha reaccionado diciendo que liberará a las empresas tecnológicas estadounidenses para “dominar el futuro como nunca antes”.
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