Trabajaba en una fábrica, en Lima de la década del 90, aquella ciudad de crisis política y económica, tiempo de despidos masivos en las fábricas. Él fue despedido en el 98. Con la liquidación, viajó a Tacna, a la frontera con Chile, donde comprar un carro era más cómodo para la billetera, y retornó a la capital para buscar un camino como taxista.
Casi 20 años después volvió a Talara, donde se crio. En esas dos décadas intentó buscar otro trabajo que le permita más tiempo con la familia, pero conforme avanzaba la edad, las posibilidades de encontrarlo disminuían. “Para las personas de 55 años a más no hay trabajo. En los requisitos de las empresas reciben hasta 45 años, no más”, me dice José Herrera, con 61 años, quien hizo de la edad un factor diferencial al crear Vamos, una empresa social que da el servicio de taxi en el aeropuerto de Piura, que formaliza el trabajo de los adultos mayores y que gracias a su propuesta inclusiva ha ganado el Desafío Kunan 2021, en la categoría Adultos Imparables, que es impulsado por AFP Integra.
Nos conectamos por Zoom, una plataforma que no es ajena para don José, quien está en Talara. Lo acompaña su hijo, que se llama como él: José Herrera, quien está en Lima y recuerda que, cuando su padre empezó a hacer servicio de taxi, él tenía 8 años. Y ahora son socios.
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-¿Qué pasó a los 59 años para crear Vamos?
José Herrera (JH): Volví a Talara y vi que para buscar trabajo ya era diferente por la edad que tenía. Ya había hecho taxi en Lima. Conversé con mi familia y ubiqué a personas mayores. Contactamos a personas allegadas que vienen a las playas del norte; entonces, nos pedían hacerles taxi. Y comenzamos a trabajar así. Hablé con mi hijo y así nació Vamos para hacer un servicio tranquilo, honesto, responsable, con seguridad.
-¿Qué ideas erróneas hay alrededor de los adultos mayores?
(JH): Tal vez la seguridad.
José Herrera hijo (JHH): Se cree que no pueden aprender sobre tecnología; sin embargo, son los más curiosos, los que más dominan, como compartir la ubicación, GPS, etc. Hay conductores que hasta cobran con el POS móvil. Para mí también ha sido un aprendizaje ver todo lo que han podido aprender y cómo ellos desarrollan la operación. Se piensa que las personas mayores no pueden trabajar igual que tú o que yo, y eso es mentira. Hay muchas empresas grandes que buscan conductores para largas jornadas de trabajo, pero nosotros lo hacemos de manera más inteligente: dividimos horarios para que ellos puedan tener espacios descansados.
-Don José, ¿le ha costado adaptarse a la tecnología?
(JH): No. Te acostumbras a trabajar con la tecnología. Si hay una buena explicación, se aprende.
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-Usted me dice que en las personas mayores hay el miedo a quedarse postrados y no poder hacer nada. ¿Le ha pasado?
(JH): No. Siempre he sido luchador. Con 61 años sigo para adelante. No hay miedo para nada. Tengo que seguir trabajando para ayudar a la familia, ayudar a mi madre, que tiene 85 años.
-¿Y qué ventajas podría tener un adulto mayor sobre los más jóvenes?
(JH): La experiencia, el trato que se les da a las personas que buscan tu servicio y la seguridad de conducir a una velocidad determinada. El conductor de mayor edad tiene más cuidado. El joven corre, lo veo todos los días. Tenemos mayor respeto por las personas, mayor acercamiento.
(JHH): Yo me he quedado sorprendido por cómo gente de Lima lo buscan exclusivamente a mi padre, prefieren que él los transporte. Esa es una ventaja diferencial. Mi padre está 100% enfocado en que el cliente se vaya tranquilo y satisfecho, que tenga un buen viaje, ese es el gran diferencial. Y mi papá también busca adultos mayores que sean igual de respetuosos, que cuiden su vehículo, que respeten las normas de tránsito. Por eso me animé a decirle a mi papá para ir a Kunan. Le dije: “Vamos a contar esto, vamos a decirles lo que ustedes hacen, que me parece sorprendente”. Y ahora ya estamos pensando en abrir otros lugares para justamente hacer crecer el negocio. Como hijo, lo he visto trabajar de manera informal, preocupado si llegará o no, lo he vivido toda mi vida así; sin embargo, su trabajo me ha dado a mí una educación: estudié Comunicaciones, mi hermana es médico y el otro hermano es ingeniero. Y ahora somos socios. Estamos orgullosos de él y contar su historia y que hayamos ganado el premio es el inicio de un gran proyecto que se viene.
(JH): Tengo que dejar al cliente donde él dice, ayudarlo con su equipaje. Y esperar que haya llegado bien a su destino. Un joven con el auto lo deja y se va. A mí me gusta esperar, que el cliente ingrese al hotel, porque tengo miedo de que tenga algún problema en la recepción, capaz se equivocó de dirección o de hotel. Se trata de hacer bien el servicio.
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-Son más de 20 años haciendo taxi. ¿Qué le satisface de este trabajo, pese a ciudades, como Lima, que son complicadas para manejar?
(JH): Trabajo tranquilo y alegre. La satisfacción es lo que he logrado, ver a mis hijos profesionales y que ya tienen algo; no tendrán que hacer el trabajo del papá.
(JHH): Otra cosa es el tiempo que le hemos ahorrado de trabajo. Yo veía a mi papá trabajar desde las 5, 6 de la mañana, y regresar 10, 11 de la noche. No pasaba Año Nuevo con nosotros, los domingos trabajaba. Ahora es una historia muy distinta: el trabajo no es mayor de seis horas por día; tiene tranquilidad para trabajar, un factor muy importante. Vamos, como empresa social, reduce en promedio 50% de horas de trabajo al taxista informal, que está en la calle esperando a ver qué sale; en cambio, en Vamos hay un sistema donde el cliente llega directo.
-Don José, fue despedido, taxista por varios años y a sus 61 años tiene una empresa social. ¿Mira para atrás y qué piensa del camino recorrido?
(JH): Agradecerle a Dios todo lo que me dio, por la familia que tengo, que me sigue apoyando. Qué más puedo pedir. Una persona adulta sin trabajo puede sentirse un poco frustrada, pero hoy vivo con tranquilidad.
AUTOFICHA
-“Soy José Asención Herrera Mena, tengo 61 años. Nací en Zorritos, departamento de Tumbes. Mi papá trabajó en empresas petroleras, en Los Órganos, a una hora de Zorritos. Entonces, nos llevaron a Los Órganos, y ahí dejé Zorritos. Y me fui a Lima a seguir estudiando”.
– “Llegué al Callao, donde terminé quinto de secundaria. Postulé a una universidad particular, quería estudiar Ingeniería Estadística. Y en IPAE quise estudiar Administración de Negocios, pero tampoco llegué a terminar; aunque aprendí las pautas para armar una empresa”.
– “Tengo cuatro hijos. Ahora queremos poner dos puntos más para Vamos, en Piura y Tumbes, en los aeropuertos. Pero ya me toca viajar, para conocer un poco mi Perú: Cusco, Cajamarca. El premio de Kunan y AFP Integra nos ha permitido crear unas conexiones muy buenas”.
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