Por Giovanni Sánchez, Asociado de Inversiones de Prima AFP
La frase “el Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, de Antonio Raimondi, alude, por un lado, al valor de nuestros recursos naturales. Como sabemos, nuestro país es un actor clave en la minería mundial, dadas sus vastas reservas de cobre, plata, zinc, entre otros. Por otro lado, la cita sugiere que, en cierta medida, el poseer estos recursos no se ha materializado en beneficios concretos para el país.
Pero no son solo nuestros recursos naturales los que son valiosos, ya que nuestra ubicación geográfica nos coloca estratégicamente en la costa central del Pacífico Sur y nos da el potencial para ser un eje de conexión portuaria entre Sudamérica y Asia, hogar de 16 de los 20 puertos más grandes del mundo.
Por esta razón, se espera que, con su inauguración en noviembre, el Megapuerto de Chancay se convierta en la estrella del sistema portuario nacional y latinoamericano. Solo la primera etapa significó una inversión de US$ 1,300 millones y cuenta con potencial de US$ 2,200 millones adicionales para una segunda etapa, esto sin considerar la creación de empleo y otros efectos colaterales positivos. Por otra parte, en marzo se adjudicó el Terminal Portuario Jinzhao Perú en Marcona, con una inversión estimada de US$ 405 millones y, en junio, DP World inauguró el nuevo muelle Bicentenario en el Callao, que incrementó su capacidad de operación en un 80%, hasta 2.7 millones de TEU (unidad equivalente a un contenedor de más de 6 metros) anuales. Asimismo, en la zona sur, en Arequipa, también existe otro proyecto aún en fase de estudios, pero igualmente prometedor: el Megapuerto de Corío que, como oportunidad de inversión, ha captado el interés de China, Corea del Sur, Portugal y EE.UU., y contaría con un plan de inversión que rondaría los US$ 7,500 millones, un poco más del doble que Chancay.
La competitividad potencial de Chancay y Corío, en comparación con otros puertos del Pacífico, son notables: debido a la profundidad de calado, estos serán los primeros puertos en recibir buques de 400 metros de estola y de 18,000 a 24,000 TEU de capacidad a plena carga. Además, el tiempo de tránsito de los buques para la ruta Asia-Pacífico podría reducirse de 35 a 10 días en promedio. Ello significa un menor gasto en combustible y de flete para los importadores y exportadores de la región, es decir, importaciones más baratas y mayor competitividad para los productos peruanos.
La idea central para aprovechar este potencial geográfico es que los distintos proyectos en la costa promuevan el desarrollo de un ‘hub’ portuario y sirvan de trasbordo, recibiendo la carga de puertos de países vecinos para ser transportados hacia Asia. En el caso particular de Corío, se busca servir de conexión transcontinental con otros países de la región como Brasil, Bolivia y Paraguay. Y para que el ‘hub’ portuario sea una realidad, es crucial el desarrollo de nueva infraestructura que servirá de soporte a las actividades de los puertos: construcción de vías férreas, terminales ferroviarios y aéreos, carreteras, zonas industriales y de almacenes, puertos fluviales, etc.
No debemos pasar por alto el impacto transformador que tiene la inversión privada en la calidad de vida de las personas. El desarrollo de un ‘hub’ portuario en el sur del Perú tiene el potencial de impulsar significativamente la economía en la región, generando empleo, dinamizando sectores clave y aumentando la recaudación fiscal. En un contexto en el que la reactivación económica avanza de manera lenta, la ejecución de proyectos de gran envergadura que fortalezcan sectores estratégicos y atraigan a socios comerciales internacionales resulta crucial. Es momento de aprovechar nuestra riqueza de manera efectiva y asegurarnos de que esta beneficie directamente a todos los peruanos.