Debido a una caída de 10.8% en los ingresos por impuesto a la renta durante el primer semestre del año, la recaudación tributaria se contrajo 8.2% en términos reales.
Según proyecciones del BBVA, el país registraría un déficit equivalente al 2.1% del Producto Bruto Interno (PBI), la cifra más alta desde el 2002, debido a que el gasto ejecutado por el gobierno superaría sus ingresos tributarios.
Asimismo, la recaudación de impuestos (como porcentaje del PBI) caería aún más entre 2016 y 2019 (de 15% al 14.6% del PBI) debido a las reducciones en la tasa del impuesto a la renta, que pasaría de 30% en el 2014 a 26% en el 2019.
CONSECUENCIASEl economista Juan Mendoza indica que los datos sugieren que, este año y el próximo, el déficit fiscal sería mayor a 2% del PBI, lo que se sustentaría en la reducción de las tasas del impuesto a la renta y la de-saceleración de la economía.
Por ello, el déficit fiscal y el bajo crecimiento tendrían como consecuencia un aumento en la deuda pública como fracción del PBI, la cual había venido descendiendo de 27% en el 2009 a 20% a fines del 2014.
Si la economía no se sigue desacelerando, la deuda se ubicaría en 22% del PBI al 2018 y el país se vería más endeudado. De la misma manera, el aumento de la deuda pública hará difícil que la calificación crediticia del país siga mejorando y atrayendo inversiones.
Finalmente, en un entorno de mayores tasas de interés en el mundo, se incrementará el costo de endeudamiento para las empresas y familias peruanas.