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Luis Suárez, el ‘9’ que fue echado del Barcelona y le dio el título al Atlético de Madrid

El uruguayo salió por la puerta falsa del cuadro azulgrana, pero a sus 34 años demostró que todavía está en la élite del fútbol mundial

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Fecha Actualización
Era la mañana del 25 de agosto del 2020, cuando el teléfono de la casa de Luis Suárez sonó por primera vez. No contestó nadie y era de esperarse porque el uruguayo estaba de vacaciones disfrutando de su familia y sus amigos más cercanos. La temporada europea había sido muy dura para él y el Barcelona, que no obtuvo ningún título nacional ni internacional y tenía encima el abultado peso de las críticas. Pero el teléfono volvió a sonar y esta vez alguien contestó. Era el ‘Pistolero’, quien escuchaba del otro lado de la línea la voz de Ronald Koeman con un español masticado: “Luis, no contaremos contigo en el equipo la temporada siguiente”.
El silencio se apoderó inmediatamente de los minutos que vinieron después. Luis permaneció de pie al escuchar la dura noticia, pero soltó un profundo suspiro que denotó resignación. Y con una voz casi entrecortada, como si faltara el aire para expresarse, respondió con cierta frialdad: “Le entiendo, míster. Le agradezco por su sinceridad”. Colgó el teléfono y salió de su sala para buscar a su esposa y encontrar ese abrazo de apoyo ante una adversidad. Su historia había acabado con el Barcelona, pero daba inicio a otra que apenas empieza a escribirse con el Atlético de Madrid.
Lo que vino después del 25 de agosto fue lo que todos conocemos por medio de las cámaras. Fue un saludo protocolar para quedar bien y esconder lo que realmente ocurrió. Un dolido Luis Suárez apareció en conferencia de prensa luego de algunos días y le contaba al mundo que no continuaría como azulgrana. “Es muy difícil para mí. Solamente tengo que agradecer al club desde el principio. Confió en mí desde el 2014 cuando intentó ficharme pese al error que había cometido. El club confió, el entrenador y los compañeros, y voy a ser siempre agradecido”, dijo con el micrófono en la mano y los ojos humedecidos.
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Levántate, goleador
Atlético de Madrid recogió al goleador golpeado. Lo ayudó a levantarse. Lo arropó y le dio apoyo para continuar. Y Luis sintió ese respaldo que no tuvo en su último año en el Barcelona. Recibió la confianza de Diego Simeone y el cariño de sus nuevos compañeros. Con todo eso rodeándolo, aceptó el cambio y fue anunciado como refuerzo ‘colchonero’ para empezar una nueva historia. Él se sentía vigente para competir al máximo nivel y tuvo que demostrarlo recorriendo su propio camino esta vez lejos de su querido club.
Pero las dudas aparecieron desde el primer partido como rojiblanco. Es normal, no es culpa suya. Las 6 temporadas como azulgrana, donde ganó 4 Ligas, 4 Copas del Rey, 2 Supercopas de España, 1 Champions League, 1 Supercopa de Europa y 1 Mundial de Clubes eran una carta de presentación bastante alta que alimentaba las altas expectativas de la afición. Y en este punto Luis tomó una decisión: quedarse viviendo en el recuerdo de lo que fuiste o cerrarle la boca a aquellos que hablaron de más.
Y haciendo gala de su coraje, de esa rebeldía mostrada dentro del campo, de esa tenacidad para pelear cada balón contra un defensor, superó cada uno de los obstáculos que se le presentaron durante la campaña y acabó llorando como un niño en la fecha final de la Liga. En el recuerdo está la imagen de Luis conteniendo las lágrimas al final del Atlético 2 Valladolid 1; o aquella postal en la que permanece sentado sobre el campo con el celular en la mano y el rostro enrojecido; o quizá ese abrazo eterno con Simeone y sus compañeros para coronar un cierre de torneo con el cartel de campeón sobre el pecho.
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Una lección de vida
Ese es Luis, un delantero que no tiene a Guerrero como apellido pero lo es con cada una de sus letras. Nunca dejó de creer, nunca dejó de luchar. Y su recompensa fue grande. A sus 34 años, no es más que un futbolista experimentado redescubriendo sus ganas de comerse al mundo. No es más que un juvenil que encontró la excusa perfecta para hacer lo que su esencia de goleador le dice que es. “El título es especial por la situación que me tocó vivir, de la forma cómo me menospreciaron y el Atlético me abrió las puertas. Siempre estaré agradecido al Atlético. Hemos sufrido, tanto mi mujer como mis hijos. Llevo muchos años en el fútbol y es el año que más he sufrido”, dijo en su último partido de la temporada.
Y bajo ese contexto de felicidad, Luis infló el pecho y cerró bocas. En especial las de Josep Maria Bartomeu y Ronald Koeman. Sus 21 goles en 32 partidos ligueros hablan por sí solos. “Esto es especial por lo que me tocó sufrir, pero ahí están mis estadísticas, cinco de siete ligas. Ahí está Luis Suárez, acotó. Tal vez no es fácil entender, pero el fútbol y la vida están tan relacionados que ambos te dan revanchas. ¿O no, Luis?