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En Caliente: Las barreras del deporte peruano
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Hace unos meses Cristopher Bayona tenía más dudas que certezas. Él, un campeón nacional y latinoamericano de bodyboard, quería demostrar su talento a nivel mundial. Pero había un gran obstáculo en frente: el dinero. Sus orígenes humildes en Punta Hermosa no le permitían brindarse ciertos lujos, como pagar un boleto de avión a Europa cuando hiciera falta. Pese a ello, lo consiguió. Ahora está a un paso de ser campeón mundial del APB Pro Junior Viana Grand Slam.
Es curioso cómo un joven de 16 años de este distrito aparentemente privilegiado tiene que luchar demasiado para exhibir lo que vale. Casi todo limeño conoce Punta Hermosa. Las fiestas, el balneario, la playa bien cuidada, las casas ostentosas. Pero si nos alejamos un poco del mar y llegamos al mercado, la realidad varía. Los hogares son más pequeños y precarios, las pistas de tierra y las calles con poca iluminación de noche. Es una división increíble de dos mundos: los que van a veranear con excesos y los que se quedan a vivir con escasez. Cristopher pertenece al segundo. Aunque pueden existir excepciones, claramente.
Cristopher nació y creció en esta zona de la capital, alejado de la gran ciudad. A veces limpiaba carros para sumar en casa. También ayudaba a su madre vendiendo frutas. El destino intervino para que se acerque al deporte en lugar de algún vicio o al camino incorrecto. Así se hizo un bodyboarder. Gracias a Manuel Rodríguez, su maestro desde pequeño y exsubcampeón del mundo, pudo convertirse en lo que hoy está forjando. Comenzó en la Academia de Alto Rendimiento de Bodyboard, proyecto de ayuda social que creó Manuel, cuya historia es similar a la de Cristopher. Ahora el pupilo se encuentra en Viana (Portugal) en el mundial de bodyboard categoría Junior. Está en semifinales, a un paso de ser el mejor.
La actualidad de Cristopher luce maravillosa. Sin embargo, hubo momentos en los que debió remar contra la corriente. Y aquí nada tienen que ver las olas, eso fue lo de menos. Mientras algunos vecinos surfers punta hermosinos viajaban por el mundo para entrenarse o competir, a Cristopher no le alcanzaba para el bus hacia Barranca. A pesar de ser tricampeón Junior nacional, las empresas no lo llamaban. El Estado y la Federación Nacional de Tabla tampoco estuvieron muy presentes en su evolución. Para que ahora pueda estar codeándose con los mejores del mundo, Cristopher, Manuel y sus amigos, tuvieron que organizar colectas, ‘polladas’ y buscar patrocinadores.
Es la historia de siempre. Parece que, a veces, el deporte es para personas que tienen los recursos necesarios. Los que pueden pagarse los implementos, la nutrición correcta, los pasajes, son los que salen adelante. El fútbol es el único oasis donde los muchachos pobres pueden encontrar bienestar si tienen talento. El resto tiene que demoler un sinfín de barreras para alcanzar la gloria. Si dejan de insistir en el camino, la historia los olvida y a nuestra sociedad no le interesa extenderles la mano.
¿Dónde está el Gobierno que dice estar detrás del deporte? A Cristopher nunca le llegó una oferta de financiamiento, ni a varios atletas de familias con una economía estable. Solo observemos a los medallistas de los Juegos Panamericanos. Buena parte de ellos llegó lejos por sus medios. Algunos otros, que son muy pocos, contaron con el respaldo del Instituto Peruano del Deporte. ¿Qué más deben demostrar los demás para ser también apoyados? ¿O es necesario contar con una lista enorme de trofeos para salir en la foto con las autoridades? ¿Cuándo el deporte peruano ofrecerá la misma oportunidad para todos?
Este domingo se decidirá si Cristopher Bayona es campeón, subcampeón, tercer o cuarto mejor del mundo en bodyboard. ¿Qué sucederá a su regreso?
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