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¿Quién es el culpable del fracaso de Manco?
El jugador parece haber cavado su propia tumba, pero también influyeron sus clubes, su familia, sus ‘amigos’ y hasta la prensa. La historia de un naufragio prematuro que debe servir de ejemplo en el futuro.
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Carlos Bernuy Florescbernuy@peru21.com
Quizás fuimos nosotros, quizás la familia o el entorno. Los 'amigos' y compañeros. Pero quizás fue el mismo Reimond Manco quien cavó su tumba en el fútbol. "Pude ser y no quise", es una idea que surge de improviso para un epitafio. Tan de improviso como aquellas gambetas y desbordes que surgían desde Ecuador o la lejana Corea hace varios años. Imágenes que anhelábamos se repitieran sin cesar para un fútbol peruano ávido de 'héroes'.
Pero fue el mismo Reimond –el muchacho que salió de Lurín– quien pasó de héroe a villano en un santiamén. Porque parece que a Manco la velocidad (no necesariamente de su auto) le gustaba. Rápido debutó con Alianza y rápido le dijo a la hinchada aliancista que "su ciclo estaba terminado". Rápido se casó y se divorció tras pasear con su novia en la propia concentración de un Sudamericano. Rápido se fue y volvió de Holanda porque no se terminó de adaptar. Rápido fichó por el Atlante de México y regresó tras ser 'secuestrado' (o echado por el técnico Miguel Herrera por llegar en pésimo estado a entrenar). Rápido pareció encumbrarse con el Aurich y rápido rompió sus reglas de conducta.
Quizás por eso hoy está buscando club, aunque fácil no sea. A Manco le han dado varias chances y no puede (o no desea) cambiar. Chances que en su momento las tuvieron jugadores como 'Kukin' Flores, Waldir Sáenz, Juan Flores, y otros que siguieron en el fútbol a pesar de amanecidas, juergas y mentiras, pero que por esa "justicia futbolera" no trascendieron ni con la selección ni fuera de nuestras fronteras.
Culpables también son los clubes, clubes como el Aurich que arropa al jugador y no sale en conferencia de prensa a decir que Manco se burló del equipo y que por eso le sacaron sus cosas a la calle. Mucho pregona el señor Oviedo de orden en su equipo, pero prefiere 'cuidar' a un elemento que hasta ha sido criticado por sus propios compañeros. Le descuenta la mitad de su sueldo y se decide a prestarlo cuando quizás el castigo haya debido ser más drástico.
Culpables también quizás son los familiares, que no pudieron corregir al muchacho a tiempo. Como cuando tuvo su despedida con una fiesta antes de partir a Holanda y, en el colmo de la pasividad, no hicieron nada cuando una bailarina salió a decir que había tenido un encuentro íntimo con el menor de edad. Culpables también son los compañeros (en ese momento de Alianza) con quienes aparecía Manco en su fiesta previa al viaje. Nadie lo obligó a beber, pero hacerle ese tipo de reunión tampoco es de compañeros.
Culpable también es la prensa, que aguanta muchas cosas por una nota y celebra bromas tontas o frases sin sentido. Como aquella vez donde el jugador salía tirado en su cama con el torso desnudo brindando una 'exclusiva' a un periodista, con el que poco le faltó destapar una botella. No debemos confundir el dar una noticia, con informar sobre un personaje. Culpables también son los amigos, que Reimond debe entender que no son tales si dejan que el jugador siga 'juergueándose' sabiendo que en unas horas debe entrenar.
Hoy se habla que algunos clubes le abririan las puertas a Manco tal como se hizo con 'Kukin', Waldir, 'Chiquito' y otros cuyos apelativos se perdieron en el tiempo. Nadie merece quedarse sin trabajo, pero nadie merece tenerlo si no lo cuida. El fútbol peruano no es un colegio, pero desterrar a un malcriado, si bien no nos va a clasificar a un mundial, puede enseñarle a los futuros jugadores que, o te dedicas a jugar, o te vas al carajo.
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