Christian Cueva no arrancó de titular ante Cristal porque cometió una indisciplina. (Perú21)
Christian Cueva no arrancó de titular ante Cristal porque cometió una indisciplina. (Perú21)

Redacción PERÚ21

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El respeto no anda en la billetera llena, en el jean de moda, en el corte de cabello raro o ese apodo inventado por quienes queremos evitar repetir un apellido. El respeto está más allá de un auto del año, de guiñarle los ojos a una anfitriona o ponerse lentes oscuros para parecer importante. En el mundo del fútbol respetarse es sacarse la 'M' (ya usted sabe lo que es) para buscar ser la 'G' (un ganador).

Señor , respetar el lugar de trabajo, en este caso el club , es jugar donde le piden, correr donde le indican, marcar donde le ordenan. Porque los miles de dólares que cobra mensualmente lo vuelven un empleado en la misma escala, pero con más salario, de quien bajo el sol limpia la tribuna o con la lluvia ordena el campo de juego.

"Yo quiero ir de la derecha, pero que mi amigo juegue en la izquierda". Un pedido inconcebible.

El delantero, que jugó 21 minutos en el Rayo Vallecano de Primera División y luego alternó con juveniles en una categoría menor, pareció crearse por cuenta propia la calidad de 'imprescindible' en Alianza Lima. Sin embargo, luego de no estar ante Cristal (en la derrota 3-2) no jugó bien ni con UTC, Unión Comercio, Melgar y menos ante Sporting Cristal en la final, en el que – cuando ingresó- pareció empecinado en hacer todo mal y lanzar el pase más complicado e inútil.

Respeto es saber que tu entrenador es tu superior. Según lo informado, antes de la final (un tipo de partido que pocos pueden jugar) a Cueva no lo mandaron a escribir un informe de economía, solo le pidieron cumplir la labor del uruguayo Gabriel Costa, es decir, ir por la derecha pero también retroceder a marcar.

Se negó porque dijo que no era el esquema correcto y al final quiso condicionar esto a la presencia de su amigo Víctor Cedrón como titular, rompiendo un grupo en el peor momento. Un grupo donde, increíblemente, no levantó la voz ningún referente (Ibáñez, Forsyth o Albarracín) para callarle la boca al muchacho malcriado.

Respeto a sí mismo tampoco tuvo , porque el DT debió excluir al jugador, dejarlo en Lima y comunicar antes del partido su indisciplina. Ahora, si hay lógica, el técnico debe quedarse y el empleado irse. El llevarlo al banco en Arequipa benefició el ego de Cueva que no es Cristiano Ronaldo ni Lionel Messi. Quizás tampoco hubiera impedido el título de Cristal, pero demostró que como futbolista no es más que un pelotero del montón, ese del barrio donde el respeto vale un reverendo carajo.

*Por Carlos Bernuy *