“No he tenido grandes certezas, me ha costado hallar mi lugar”, dice . Cuando parecía que lo suyo era el canto, ella optó por la publicidad. Pero también exploró la psicología, arqueología, algo parecido a la criminología y los concursos de belleza. Su padre le recordó que ella siempre fue una persona difícil de manejar, aunque responsable. Hasta que llegó la actuación, una de sus certezas.

Calcula que ha hecho unas 10 películas, alrededor de 20 obras de teatro y otras 10 telenovelas. De ese universo, muchos aún la recuerdan por el filme Locos de amor, la novela La Perricholi y por su actuación en el teatro a lado del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Y ahora es la hija en El Padre, que hoy se estrena en el Teatro Marsano (General Suárez 409, Miraflores). La exitosa y conmovedora obra es dirigida por Juan Carlos Fisher y tiene a Osvaldo Cattone en el papel principal: el padre con alzhéimer. Esta puesta en escena es parte del ciclo ‘La Plaza fuera de La Plaza’ y va de miércoles a sábado, a las 8 p.m.; y domingos, a las 7 p.m. Entradas en Teleticket.

Su mamá evoca una actuación en el colegio. A la hora del aplauso, todos los compañeros de Vanessa dejaron el escenario, pero ella se quedó mirando cómo la aplaudían. “Parece que estaba contenta, debo haberme quedado pegada”, trata de recordar. Quizá fue una primera señal del entendimiento entre ella, el escenario y las palmas del público.

Me dices que, de alguna forma, casi siempre has pretendido buscar la verdad. ¿El actor también busca su verdad?
Sí, sobre quién es el personaje para ejecutarlo con verdad. Pero siempre he sido una persona que no he tenido grandes certezas, en realidad. He vivido buscando. Pero tocaba piano de chica y mis papás pensaron que lo mío iba por ahí. Mi papá me decía que me meta al conservatorio, que haga lo que quiera. Yo fui la terca. Cuando salí del colegio, en el 91, estudié Publicidad, lo terminé, pero no era lo que quería. Sabía que me gustaba cantar, creo que me acobardé.

Ahora estás cantando con Manolo Barrios, de Mar de Copas.
Sí, ahora que le tengo menos miedo al escenario.

¿Por qué le tenías miedo al escenario?
No como actriz sino como cantante. Es diferente. Como cantante estás desnudo. Como actor llevas un vestuario, un texto que no es tuyo. Era extremadamente tímida, pero no sabría decirte por qué. Tal vez tenía miedo de no estar a la altura. Pero hoy no me considero tímida para nada. Me ha costado encontrar mi lugar. Como te decía, tengo pocas certezas. Cuando Frank (Pérez-Garland) me propuso que nos casáramos, esa fue una certeza. También el día que me sentí cómoda en mi primer taller de actuación, cuando tenía 21 años. Quizá por eso los procesos de búsqueda me gustan más que el resultado.

¿Participar en concursos de belleza fue parte de la incertidumbre o fue una certeza?
Fue divertido, me ayudó un montón. Había un escenario, exposición, ensayos, pautas. Pero yo era como dos personas: una que quería esconderse y la otra que quería salir.

¿Y hasta ahora habitan en ti esas dos personalidades?
Cuando me pongo introvertida aparece esa otra persona. Pero en esa época era una guerra mayor entre las dos: “Sal”, “no”, “sal”, “no”, eran las dos voces hablando (risas). Pero cuando entré al Miss Perú me sentí cómoda.

¿Saber que eres una persona simpática, atractiva ha sido una certeza o dudaste de eso?
Lo dudo todos los días, porque uno se ve unos días mejor que otros. A todos nos pasa. La belleza es relativa: hay gente que no es bonita, pero es muy atractiva.

¿Qué te atrae?
Lo que escucho, la conversación, el talento. Ser atractivo físicamente se gasta rápido, eso no sostiene una relación.

¿Cuándo te sientes atractiva?
Cuando me siento bien conmigo.

¿Y cuándo no te gustas?
Ya parece terapia (sonríe)... No me gusta cuando me duermo a las 4 de la mañana y al día siguiente tenía que hacer cosas importantes y me tiré al abandono. A veces soy muy amplia de mente, a veces muy obtusa.

En una entrevista señalabas que a veces extrañas tu lado oscuro. ¿A qué te referías?
A los malos hábitos, a perder el tiempo. La quietud me perturba un poco, yo necesito un poco de caos. Creo que necesito la búsqueda. Me gusta empezar, los lunes me encantan, porque puedo comenzar de nuevo algo. No me gusta sentir que ya llegaste a algo, que ya lo sabes.

¿Dónde encuentras el caos?
En no saber, no estar segura ni estable. También hay una adicción a eso.

Tal vez por eso eres actriz. Todo el rato estás empezando.
Claro, todo el tiempo estás cambiando. Por ejemplo, acabo de empezar unas clases de pole dance para hacer algo nuevo, porque me aburro fácil.

Hace varias semanas, le respondiste a un usuario de Twitter que menospreció tu carrera públicamente. “Le puedes creer a la con... si quieres. A mí no me importa, los domingos no tengo paciencia”, escribiste. ¿Te queda algo de paciencia los domingos?
(Risas). Ese día fue liberador para mí, muy divertido. No estaba enojada. No suelo responder y ese día dije por qué no. Siempre dicen lo que les da la gana, por qué uno no podría responder. Y fue mostro. No soy confrontacional, esa fue una excepción y no hay que llegar hasta ahí.

Creo que nadie esperaba eso de ti.
Yo tampoco (risas).

¡Pero estuvo bueno!
Todos tenemos la fantasía de hacer eso a veces.

¿Y qué te hace sentir bien?
La amabilidad y las buenas acciones, que son un motor para uno hacer algo.

AUTOFICHA

- “Tengo un solo nombre, pero mi papá me quería poner Vanessa Fulvia y mi mamá casi lo mata. Nací en Lima, el 23 de junio. Tengo 44 años. En el colegio fui chancona hasta la primaria y en secundaria se acabó, pero no fui de las peores. No paraba con los tranquilos, pero yo era tranquila”.

- “En el colegio un profesor de canto nos juntó para cantar zarzuela. Hicimos unas cuantas funciones. Ya luego actué y saqué un disco para sacarme el clavo del canto. Debo haber hecho unas 10 películas, alrededor de 20 obras de teatro y otras 10 telenovelas”.

- “El Padre es un texto extraordinario. Es brillante cómo el autor ha escrito desde la cabeza del paciente con alzhéimer. También deberían ir para ver a Cattone, que es un hombre de teatro. Se le criticaba por tratar al teatro como un negocio, pero eso ahora lo hacemos todos. Y hace increíble el personaje”.

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