Tayta Bird, músico electrónico peruano
Tayta Bird, músico electrónico peruano

Edwin Carrasco tiene 38 años. Tayta Bird es apurimeño y abandera el folclor futurista. Quien escuche su música, de influencia andina, está tentado a viajar en el tiempo, a transportarse a otra realidad, a escuchar la naturaleza. Empezó con una sola canción en 2014 y logró obtener una mención en NatGeo. Hoy vive en Arizona, Estados Unidos, donde continúa en la búsqueda de nuevos sonidos para seguir produciendo.

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¿Hace cuánto tiempo te dedicas a la música?

En 2014 lancé una canción y gané un premio en el Ministerio de Cultura, pero me dediqué oficialmente a la música en 2019, lo que significó dejar todo. Pero he ganado más de lo que he dejado.

¿Cómo definir tu música?

Mi música la llamo folclor futurista, pero en realidad es música viajera. Y todo ocurrió cuando decidí irme de viaje y decía que tenía muchas cosas que mostrar a la gente. En esos viajes veía los amaneceres, atardeceres y los sonidos alrededor. Se me ocurrió integrar todo eso, los sonidos de la naturaleza, los cantos que escuchaba con la música de mis raíces y es así como nace mi estilo. Una mezcla de sonidos tradicionales con elementos electrónicos.

¿Por qué Tayta Bird?

Tayta era lo que mi abuela me decía desde muy pequeño; o “taytita”, porque me vestía como un señor con mi corbatita y mi sombrero. Así fui creciendo con ese nombre, en el colegio, en la universidad. Y Bird es por ave, por la sensación de fluir, de seguir conociendo lugares y no encasillarme en uno. Y es una combinación de dos mundos: el quechua y el inglés.

¿La música siempre estuvo en tu vida?

Sí, porque me abrazó en un momento que necesitaba que me abrace porque estaba pasando por una situación difícil y es así como comienzo. En el colegio, por ejemplo, siempre me iba mal. No me dejaban tocar en la banda del colegio. Pero desde muy pequeño la música siempre estuvo ahí para mí. Yo siempre tenía los discos, escuchaba música clásica, huaynitos, de todo. En los Andes era igual con la familia y los instrumentos. Yo no sabía que me iba a dedicar a la música, nunca lo imaginé porque yo soñaba en ese entonces con ser paleontólogo.

Antes de 2019, antes de dedicarte de lleno a la música, ¿qué hacías?

Tenía una empresa de construcción, hacía unos trabajos de algunas empresas grandes o medianas. La verdad, me estaba yendo bien, pero siempre sentía que me faltaba algo. Ya para eso en 2014 había lanzado una canción, pero no tenía un nombre artístico. Con esa canción se me abrieron muchas puertas, me hicieron notas en el extranjero, pero, para mí, en ese momento no era nada serio, era un vacilón. Pero ahora no. Ahora lo hago por amor al legado de mi familia y abuelos.

¿Qué tiene de especial esa primera canción?

Yo me considero una persona muy creyente y la nombré “Apuyaya”, que significa ‘Dios más grande de todos’. Justo era una época de mucha locura y decidí irme de Lima y regresar a mis orígenes. Y cuando regresé, mi tierra me abrazó de tal manera que me refugié en las montañas, a estar solo. Prácticamente, era como reencontrarme con Dios. Es así como me conecté, hice esta canción y ganó un premio. Me sentí muy agradecido, pero tenía que seguir trabajando; ese fue mi primer paso para reencontrarme. La importancia de la música en mi vida es sanar.

¿Cuándo hablas de sanar, a qué te refieres?

Yo sé que mis abuelos también quisieron dedicarse a la música. De alguna forma, ellos tenían eso pendiente. Y me cayó a mí; yo ahora he decidido hacer esto para sanar aquello y agradecer.

¿Qué sucedió después de ese proceso de sanación?

Llegó 2019 y acababa una obra de construcción; entonces una persona que no me conocía me invitó a Ayacucho, era Elí Aristóteles. Y me convenció de hacer esto en serio. Me empezaron a llegar un montón de ofertas.

¿Cómo ves tu evolución?

Siento que la pandemia me ayudó a evolucionar. Tuve una paleta de sonidos musicales, donde usé la tecnología 8D, que es otro tipo de mezcla y eso me ayudó a entender que con mi música podría transportar a las personas a un viaje sin que en la realidad viajaran. Entonces, he usado ese tipo de tecnología que cuando escuchas la música con audífonos es más inmersiva.

¿Qué tipo de viaje?

Por ejemplo, estuve en el Apu Fest con Juanes y otras bandas más; yo estuve en la pirámide donde la gente se va a conectar con audífonos, música con paneles solares, respetando a la Pachamama. Hice un set especial del Rework, Ep que acabo de lanzar. He tenido muchas experiencias donde la gente termina llorando o llovía alrededor del concierto y no sobre nosotros. Cosas extrañas y bonitas.

¿Qué te lleva a vivir a Estados Unidos?

Quiero continuar creando música, conocer, viajar, implementar sonidos nuevos. Quiero hacer algunos discos influenciados en mi cultura, pero también hacer otro tipo de música como la afro. Quiero investigar sobre la música tradicional de EE.UU., ya he estado escuchando sobre los nativos Tohono O’ Odham y si estoy allí, es por algo. Vamos a ver cómo se da, porque soy un músico viajero de estudio.

Hace poco has ganado una mención en NatGeo.

Estaba en Chinchero, Cusco, tomándonos unas fotos, y empiezan a salir las menciones en todas las páginas de NatGeo en Brasil y en otros países sobre los músicos que se han adaptado a la pandemia. Prácticamente, fui el único artista que se había activado en medio del COVID.

Autoficha

  • “Soy Edwin Carrasco, más conocido como Tayta Bird. Tengo 38 años y soy natal de Apurímac. Mi primera canción trató de reunir los sonidos de la naturaleza y los andes. Hoy trabajo en el formato 8D (sonido envolvente), que logra llevar al público otro tipo de experiencia”.
  • “Mi propuesta es llevar una fusión de sonidos andinos con música electrónica, algo moderno, es como música peruana futurista. Es una especie de liberación. Yo lo supe quizá un poco tarde, pero como dicen: nunca es tarde para hacer lo que te gusta”.
  • “Para mí, un músico no solamente debe escuchar, sino también debe investigar y viajar. Solo desde el conocimiento se podrán hacer cosas nuevas. Por eso, me mudé a Arizona, en Estados Unidos, para aprender de otras personas, de otros nativos y crear sonidos nuevos que ayuden a otros”.

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