Rubén ‘Panadero’ Díaz: "Esta selección ha dado una lección de jerarquía y orgullo”

“Si yo juego ahora, me mandan a la cárcel (risas). Yo iba fuerte a la pelota, pero no iba con mala intención. Aparte que jugaba con monstruos, como Meléndez, Soria, Chumpitaz”, cuenta el ex defensor nacional sobre su temperamento.
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Rubén ‘Panadero’ Díaz: "Esta selección ha dado una lección de jerarquía y orgullo”. (Violeta Ayasta/GEC)
Rubén ‘Panadero’ Díaz: "Esta selección ha dado una lección de jerarquía y orgullo”. (Violeta Ayasta/GEC)

Con 22 años, Rubén Díaz era de los más jóvenes del equipo. Pero en la defensa tenía al lado a dos figuras: Héctor Chumpitaz y Julio Meléndez, quienes le pedían que controle su temperamento, el mismo que fue su sello en la cancha. Ellos fueron parte del grupo que el 28 de octubre de 1975 ganó por uno a cero a Colombia, en un tercer partido definitorio en Caracas, y que logró la Copa América. Lo recordamos porque mañana los once de Ricardo Gareca intentarán volver a hacer historia, esta vez ante Brasil.

Hijo de un panadero y una ama de casa, lavaba pescado en las playas de Chorrillos. Su talento con la pelota se forjó en las calles, en la ‘Cancha de los Muertos’, en su barrio que estaba antes de cruzar el puente que hasta ahora nos lleva a la playa La Herradura. “En Chorrillos nací, vivo y acá voy a morir”, sentencia el ‘Panadero’ e interrumpe sus declaraciones para responder los saludos de los vecinos, mientras caminamos por el parque Fátima.

Cuando ‘Pocho’ Rospigliosi presentaba al equipo que jugó la final de hace 44 años, subrayó la vehemencia de Díaz así: “En el arco Otorino Sartor ‘Blindado’; Eleazar Soria de Independiente de Argentina; Julio Meléndez, el negro dos de Boca Juniors; Chumpitaz, el ‘Capitán de América’, y Rubén Díaz, hay que persignarse”. Hoy, con esa misma pasión, el defensa afirma que la selección que está en Brasil ha unido a un pueblo.

“Si yo juego ahora, me mandan a la cárcel (risas)". (Violeta Ayasta/GEC)

-Después del 5-0, ahora vamos por la revancha.
Los chicos nos han dado una lección de jerarquía y orgullo porque después de la goleada yo pensé que el equipo no se iba a levantar. Pero ellos han demostrado que pueden: luego de 36 años nos llevaron a un mundial y ahora, 44 años después, estamos en una final de la Copa América.

-¿Se podrá ganar?
Con esta selección no existen imposibles. Con Uruguay y Chile demostraron mucho. Hay que enviarle buenas vibras a estos chicos, que con Paolo Guerrero a la cabeza, que es chorrillano como yo, pueden llegar lejos.
Cuando Guerrero anotó el tercer gol a Chile, ¿qué pensaste?
¡Qué elegante que es! Me sentí orgulloso y me hizo recordar la época en que jugábamos, en el 75, cuando campeonamos.

-¿Este equipo se parece en algo a la selección del 75?
Yo creo que no. Estás hablando de Meléndez y Chumpitaz, de Sotil y Cubillas. Para no comparar, cada uno en su época. Pero yo estoy orgulloso de una selección que ha demostrado garra y pundonor. Este es un gran ejemplo para el país. Han unido a un pueblo.

-¿Qué mensaje están dando?
Que hay que portarse bien, hay que ser honrado y honesto. Y sacar punche. Remontarse de un 5-0 y lograr dos triunfos seguidos, dicen que este equipo está para todo, puede sorprender mañana.

-¿Qué debe hacer el equipo para ganar?
Jugar como lo hizo con Chile. Pero, ojo, estamos enfrentando a un equipo brasileño que juega en clubes grandes del mundo. Individualmente son cien puntos.

-¿Deberíamos salir a esperar al rival?
La ventaja de nosotros es que sabemos que vamos a enfrentar a un monstruo. Hay que jugar como se está jugando. Gareca ya se dio cuenta. Paolo está en pleno estado físico.

-¿Se identifica con alguno de los defensas?
Con todos. Si yo juego ahora, me mandan a la cárcel (risas). Yo iba fuerte a la pelota, pero no iba con mala intención. Aparte que jugaba con monstruos, como Meléndez, Soria, Chumpitaz.

(Me decían) Que me tranquilizara, que me iban a botar”. (Violeta Ayasta/GEC)

-¿Qué te decía ‘Chumpi’?
Que me tranquilizara, que me iban a botar. El tío Meléndez me decía lo mismo.

-Esa final que ganamos se dio en un contexto singular.
Vivíamos una época muy fuerte con Velasco. Si no ganábamos, el fútbol desaparecía. Iba a ser todo amateur. Mira que viajábamos en los aviones del Ejército, en esos que se viaja de costado. Llegábamos cansados. Íbamos a hoteles de dos estrellas para abajo. De acá salíamos ocho a siete jugadores, el resto jugaba en el extranjero.

-También has demostrado que se puede salir adelante. Venías de una familia pobre.
Mi padre era panadero, éramos diez hermanos, yo era el del medio, y desde los 7 años me iba a la playa a lavar pescado. Era demasiado pobre. A los 16 años había campeonatos interbarrios, ahí salí campeón con el Melgar de Barranco. Un técnico argentino me llevó al Arica y entró Marcos Calderón, quien fue el que me hizo debutar frente al Octavio Espinoza. En esa época hubo una enfermedad, la fiebre malta, y a la mayoría de los jugadores les dio. Y un par de juveniles pudimos debutar. A Marcos le gustaba el carácter que yo tenía para jugar. Aunque a veces me pasaba.

-Más allá de la pobreza, ¿ha sido difícil salir adelante en medio de tanto talento?
A mí me ha costado mucho. Antiguamente se jugaba con esa pelota de cuero con pitones. Yo estaba en el ‘Muni’, cuando en un tiro libre me tiré de palomita y el pitón me cayó en el ojo y me desprendí la retina. Estuve como un año sin jugar. Me recuperé y pasé a la ‘U’, pero estuve a punto de retirarme porque no jugaba ni los partidos de práctica. Se lesionó Chumpitaz, el técnico habló conmigo, me dijo que baje de peso y que me corte el pelo. Le hice caso y me puso de back centro con Cuéllar. Luego vino la Copa América y los mundiales.

-¿Es cierto que por ganar la Copa América te dieron un premio de 200 dólares?
Sí, pero el ‘Cholo’ me regaló 500. Era su pata, me decía ‘Achorado’, porque yo era bronquero. Era como su guardaespaldas. Ahora cuando lo veo, me pide que le devuelva (risas). Buen amigo, era de quitarse el zapato y regalártelo.

-¿El fútbol te ha pagado bien?
Sí, tranquilo. Nunca me mareé, siempre fui honesto, la gente me reconoce, tengo mi familia. No me falta ni me sobra.

-¿Tu resultado para mañana?
Tenemos que ganar. Uno a cero, pero con angustia (risas).

AUTOFICHA

-“Soy Toribio Rubén Díaz Rivas. Nací en el 52, tengo 67 años. Soy chorrillano, nací cerca del túnel. Antiguamente, había parteras que con agua caliente, tijera y paños blancos te atendían. Yo vivía saliendo del túnel, era demasiado pobre. Mi mamá pujó y salió el ‘Panadero’. Y el padre se iba a celebrar”.

“En el barrio era bronquero con mis amigos, que sus nombres parecen de la banda de Pablo Escobar (risas): ‘Cañihuaco’, ‘Flaco, Flaco’, ‘El Pulpo’, ‘Chomeno’. A mí me decían ‘Vaca’, porque era gordito. ‘Pocho’ Rospigliosi me puso ‘Panadero’ por mi padre”.

-“Debo tener como nueve títulos con equipos. He jugado unos 20 años. Le tengo admiración a la ‘U’, cariño eterno a Cristal y soy hincha del ‘Muni’. Soy técnico de fútbol. Trabajé 20 años con Uribe y ahora en academias. A mis alumnos les digo que el fútbol te da fama y mucho dinero, pero hay que saberse ubicar”.

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