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Rubem Fonseca: Historias de la selva... de cemento

"Si Onetti es el autor de lo sombrío y Ribeyro, del fracaso, tendríamos que decir que el brasileño Rubem Fonseca es el escritor de la crueldad", dice el columnista literario Jaime Cabrera.

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Si Onetti es el autor de lo sombrío y Ribeyro, del fracaso, tendríamos que decir que el brasileño Rubem Fonseca (Minas Gerais, 1925) es el escritor de la crueldad. Aquel que urde tramas donde sus protagonistas —mayormente hombres— son unos rufianes que buscan salirse siempre con la suya, que consideran a la vida como una jungla donde para sobrevivir hay que pisotear al otro.
Es curiosa la biografía de Fonseca. Trabajó como policía en la picante Río de Janeiro, llegando a ser comisario. Se especializó en psicología y, años después, fue abogado litigante. Muchas de sus historias —sobre todo las iniciales— las conoció de primera mano durante su experiencia policial. Fue recién a los 38 años que publicó su primer libro, 'Los prisioneros' (1963), y a partir de allí se dedicó de lleno a la literatura. Hombre de perfil bajo —jamás ha concedido una entrevista—, es sin duda uno de los mejores escritores de la literatura latinoamericana contemporánea y un maestro del género policial. Por eso es una gran noticia que su obra cuentística se haya reunido y publicado en tres tomos. En esta ocasión me referiré a la primera entrega.
'Los prisioneros' (1963), 'El collar del perro' (1965), 'Lucía McCartney' (1967), 'Feliz Año Nuevo' (1975) y 'El cobrador' (1979), son los primeros cinco libros de cuentos que se reúnen en este primer volumen. Ya desde el primer cuentario asoma el autor de los diálogos ágiles y escenas descriptivas. Como también aquel que recrea ambientes impregnados de violencia y de personajes marginales. Esta marginalidad no se refiere solo al mundo de las favelas, sino también al de la prostitución, de los gigolós y los jóvenes ricachones cuyas vidas se mueven sin orientación fija.
Al escritor se le distingue más que por sus temas por su manera de narrar. El estilo de Fonseca se caracteriza por generar la sensación de un viaje sin rumbo fijo. Con finales rotundos que nos sacuden. Si cada cuento suyo fuera un avión, digamos que el despegue es suave y el aterrizaje es forzoso.
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De este primer volumen, recomiendo fervorosamente los relatos de 'Feliz Año Nuevo' y 'El cobrador', cuyos cuentos homónimos son dignos de cualquier antología del cuento latinoamericano. No es apología de la violencia, es una narración descarnada de una cruda realidad que nos circunda.
'Cuentos completos I'
Autor: Rubem Fonseca
Editorial: Tusquets Editores.
Bogotá, 2018. 577 pp.
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