Maldita Vecindad, 'Roco' al medio.
Maldita Vecindad, 'Roco' al medio.

Llevaba más de cinco discos bajo el brazo, también casetes. Estaba parado en los orígenes de lo que luego se llamaría el Tianguis del Chopo, hoy un amplio mercado de la contracultura en Ciudad de , en el barrio donde creció Rolando Ortega Cuenca, que firmaba como ROC. Discos y casetes que eran sometidos a trueques y ofertas. Roco, como le decían sus amigos, obtuvo así su primer vinilo de The Clash, la emblemática banda punk británica, y así conoció la música de Public Enemy, icónico grupo norteamericano de hip hop. Las primeras músicas que eligió como suyas, lejos de casa, donde creció escuchando a La Sonora Matancera, Dámaso Pérez Prado, Rubén Blades, tangos.

Pero eligió ser protagonista de la historia de la música. Hace 37 años fundó , que tiene su origen y esencia en el punk, el ska, la música tradicional mexicana, la cultura popular. Banda que llegó a Lima en 1997, cuando ya gozaba de popularidad a raíz del disco El circo, que entregó himnos como “Pachuco”, álbum bandera del rock en español. Los creadores de “Pata de perro” vuelven a Lima y se presentarán el 27 de agosto, en una nueva edición del Taytakunan Festival junto a Residente, Akapellah y bandas locales. La cita es en Plaza Arena, entradas en Joinnus.

“Saludos de paz, carnal”, me dice ni bien enciende la cámara del Zoom. Está escoltado por dos árboles. Parece estar instalado en medio de un bosque. Se encuentra en su casa, a una hora de la ciudad, en Cuernavaca, sobre un camino de peregrinación antiguo. Nació y creció en la ciudad, pero hace 15 años emprendió lo que él llama una búsqueda personal y se entregó a la naturaleza. “Ahora sí puedo ir a cualquier ciudad del mundo y llevar mi corazón lleno de flores, de campo, de río y de montaña”, me dice. Luce un sombrero de pachuco, de la contracultura norteña, y bebe café de Chiapas.

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-En Perú tal vez muchas personas se han quedado con la imagen de la Maldita de los 90. ¿En qué momento están?

Estamos en un momento de total renacimiento. Y todos vivimos una serie de duelos, y así también en Maldita tenemos nuestro duelo: falleció el Sax, el saxofonista del grupo, parte fundamental de nuestra tribu en la vecindad. Y venimos con nueva música, pero nuestra esencia sigue siendo la misma: una cultura de barrio, aceptando nuestras raíces culturales y espirituales.

-¿Esa esencia cómo se adapta a los tiempos? La cultura de barrio parece en extinción.

Yo sigo oyendo música que tiene más de 80 años y es más vanguardista y actual que la que están haciendo hoy. Escuchas a Víctor Jara de Chile y es una música totalmente actual; escuchas a Pérez Prado y la fusión con el jazz y todo sigue actual, mucho más vanguardista que mucha de la música comercial que se hace ahorita. La cultura ni la música tienen edad, tienen esencia. Desde hace 37 años con nuestra música hemos estado en un proceso de descolonización, no quedarnos con el estereotipo del rock.

-¿Fue difícil que se comprendiera a la Maldita al inicio?

Fue difícil porque no existía (esa música). Nuestra esencia es la colectividad, la comunidad, el ser conscientes de nuestra historia y de quiénes somos para construir una música que estuviera cantada en nuestro propio idioma y con nuestros propios valores culturales; no copiar el rock como es sino tomar la fuerza del rock, sobre todo del punk, del hazlo tú mismo, y nuestra propia tradición y expresarnos, crear nuestra propia música. Por eso nuestra esencia no ha cambiado frente a un mundo capitalista, individualista, efímero, consumista. Hoy sale un éxito y a los 10 minutos ya está el otro, todo desechable.

-Precisamente, ustedes no son un grupo que ha publicado muchos discos para los años que tienen. ¿Por qué?

Cada vez que hemos sacado un disco, ni siquiera es un disco para nosotros. Le llamamos disco novela según la tradición popular de México, o los gringos y el rock le llamarían disco conceptual. Nunca estuvimos al ritmo de la industria musical. Cada vez que sacamos un disco es porque verdaderamente es la música que queremos sacar y es todo lo que queremos decir. Claro, hay muchísimos grupos como los Ramones, que me encantan, que cada disco tiene 18 canciones que duran dos minutos. Pero nosotros no somos así.

-O está la cultura del single.

Maldita me parece como Juan Rulfo, que todo el mundo le decía: “Oye, pero solo sacaste un libro”. Sí buey, pero qué libro, ¿no? El principio de toda la literatura latinoamericana contemporánea: Pedro Páramo. El arte no es cantidad, el arte es lo que significa. Y estoy muy agradecido y contento de ser parte de un movimiento cultural y espiritual que empezamos a mediados de los 80 en México después del terremoto. No había Internet y teníamos que hacer todo en fanzines. Con todo en contra, hicimos lo que soñábamos, música de corazón.

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-Pero igual los que siguen a la Maldita deben estar esperando algo nuevo. ¿Cómo manejan esa expectativa?

El 15 de julio sale un nuevo sencillo de Maldita Vecindad, que se llama “Música guerrera”, estamos hablando de uno de los conceptos más importantes de nuestros ancestros, que hablaban de que la única batalla que venimos a librar en esta vida es contra nosotros mismos: contra tu desidia, tu odio, tu enojo, todo lo que nos limita. Y nuestros ancestros respondían que esa batalla se ganaba embelleciendo y agradeciendo la vida. La vida se embellece con la palabra, con la música, la danza y la gráfica. Todo era una forma de vida, y a eso le llamaban flor y canto, y esa era la forma de luchar para conquistar tu propio corazón; y esta nueva canción de Maldita es para que salga victoriosa la mejor versión de nosotros mismos. Después de estar dos años parados, igual que toda la humanidad, regresar a los escenarios no son conciertos sino grandes celebraciones de paz y baile, una gran celebración de la vida, no la vida que nos han enseñado sino la vida que reconoce hasta a la muerte.

-¿Latinoamérica ya tiene su rock o mejor no le llamamos rock?

Latinoamérica tiene su rock y aparte tiene su propia voz, que es lo más maravilloso. Nosotros no decimos que lo nuestro es rock, lo nuestro es música popular mexicana con influencia del rock, el punk, de la música argelina, del afro beat y lo decíamos desde el principio. En Latinoamérica tenemos todas nuestras músicas y nuestra propia cosmovisión. En vez de copiar y reproducir, hay que retomar de dónde venimos.

Hace 25 años.
Hace 25 años.

-Y no vienen al Perú desde el 97. Muchas bandas no duran tanto en la memoria musical de los países.

Hoy vivimos un mundo en el cual sale un artista, está de moda y a los dos años ya nadie se acuerda de él, y ya hay otros 100.

(Se cortó la comunicación. Inicialmente, la entrevista sería 20 minutos, nos quedamos alrededor del minuto 30. Por WhatsApp me escribe y me dice que me devuelve la llamada en unas tres horas. Pasan las horas prometidas y se comunica. Explica que se había ido la energía eléctrica. Son las 7 p.m., él aún tiene luz de día y continuamos 20 minutos más).

Acá es común que se vaya la luz cuando llueve y estamos entrando a temporada de lluvia.

-Nos quedamos en el regreso al Perú. ¿Qué te conecta con esta parte de Sudamérica?

Todas las culturas ancestrales: Paracas, Cusco, culturas más antiguas que la inca. Tuve la oportunidad de conocer Leticia, que es súper mágico, porque cruzas y estás en Brasil y del otro lado es Colombia; puedes desayunar en Perú, almorzar en Brasil y cenar en Colombia. El Amazonas es impresionante. Me conecto mucho con la cultura shipiba. También me late mucho su cultura de barrio, en el 97 tocamos con estos carnales de Los Mojarras, y no manches, nos encantó, nos conectamos totalmente con la onda que traían, y en esa época decían: “No, cómo la chicha con el rock”. Y bueno, mira cómo la cumbia es ahora el nuevo punk. La neta, Los Mojarras fueron súper avanzados en el sentido de agarrar su música popular y darle una vuelta, que fue exactamente lo que nosotros estábamos haciendo con más géneros. También tuvimos la oportunidad de conocer a la familia de los Ballumbrosio, de hecho nos trajimos un cajón.

-¿La cumbia realmente es el nuevo punk?

Totalmente. Ahorita la cumbia es el nuevo punk, porque tiene la energía del hazlo tú mismo, es una música donde no hay tanta complicación armónica ni musical, es una música del corazón y para bailar y celebrar, y la cumbia muchas veces ha sido vehículo de la protesta social, de la crónica. Hay cumbia balcánica, gitana, árabe, en Rusia, hay cumbia electrónica, en Alemania. Es interesante ver cómo podemos ser emisores de cultura que se reelabore en el mundo.

Hace 25 años, concierto que sí se realizó.
Hace 25 años, concierto que sí se realizó.

AUTOFICHA:

- “Soy Roco Pachucote de la vecindad del quinto patio, México. Y pues sí, mi nombre es Rolando Ortega. Rolando no me dice nadie. Pero desde la primaria, desde chavito, me dicen Roco, que son las iniciales de mis nombres Rolando Ortega Cuenca. Y mi familia me dice Rolo”.

- “En la primaria y secundaria todo el tiempo firmaba como ROC, y yo andaba con mis cuadernos de rock. Estuve en el Conservatorio de Música, como dos o tres años. Luego empecé a estudiar música popular e hice la carrera de Periodismo y Comunicación Colectiva”.

- “Nací en 1965, 18 de octubre, tengo 56 años. Y ahora estamos muy contentos porque este 16 de julio tocaremos una vez más en el Zócalo, en la plaza pública del centro de la ciudad. La calle es el espacio más importante de encuentro de la sociedad, y no solo puede ser usada por el oficialismo”.

Taytakunan Festival.
Taytakunan Festival.

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