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Pietro Sibille: "Antes de la actuación era muy introvertido y aislado"

“En esta segunda parte hay una mejora considerable en 'Once Machos'. Se ha hecho todo mucho mejor, la película tiene mayor calidad visual, el guion está más divertido, mejor escrito y es más emotivo”, asegura sobre la comedia que se estrenó esta semana.

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Alguna vez fue el payaso Macalulo. Vestía un polo a rayas de colores, un sombrero y un pañal grande. Eso recuerda su madre, quien le confeccionó la nariz roja con una pelota. Era el circo del niño Pietro Sibille. Lo hacía en casa, cobraba entrada e incluía malabares, magia, equilibrio y hasta números con sus perritos, a los que entrenaba.
Llego a un bar barranquino y en una esquina está el actor. Lleva lentes negros. Quizá, una vez más, imitando o rindiéndole tributo a Jack Nicholson. “Es un actor que ha significado mucho para mi carrera”, confiesa. Pietro atribuye parte de su formación a ver tantas películas. Y hasta ahora es así, todos los días ve una.
El filme Días de Santiago lo llevó a la fama y con las series Misterio y La gran sangre se ganó el cariño del gran público. Marcó una generación. Y ahora vuelve con Once machos, que esta semana estrenó la segunda parte en las salas de cine. Una comedia sobre un equipo de fútbol de barrio.
Revela que aún siente un poco de ansiedad cuando se trata de avant premier, conferencias de prensa y estrenos. “No es un ambiente donde me sienta tan cómodo”, señala y mira al vacío, aunque asegura que antes era peor. “Me sentía hasta con cierta resistencia a comunicarme con la prensa y dar entrevistas”, agrega. Mejor que ruede la pelota.
¿Qué te incomoda?
Cada vez me molestan menos cosas. Me incómoda la falta de respeto, la prepotencia, que se reflejan en actos como meterle el carro al otro, no dejar pasar al transeúnte. Es una violencia inmensa. Que te toquen el claxon, que se metan en la cola del banco. Aprovechar la oportunidad para pasar por encima del otro. En el colegio debería haber un curso de consideración y respeto, algo de lo que tanto carecemos y lo peor es que nos acostumbramos a vivir así.
¿Y qué te arranca una sonrisa?
Mi familia. Estoy convencido de que lo más importante es la familia y ya estoy empezando a creer en el amor (risas). Antes era un poco más escéptico. El amor en todo sentido. El amor es una decisión, más que un sentimiento. Eso implica dar tu atención, cariño sincero, respeto y tiempo. La amistad también es valiosa. Pero me considero una persona que nunca ha perseguido el dinero.
¿Qué persigues?
Ser mejor persona y actor. Aunque un tiempo quise ser médico.
¿El arte cura?
Sí o al menos evita que te enfermes. Te hace ver la vida con más tolerancia y aceptar las diferencias, que nadie es mejor que el otro, que todos tenemos talento.
¿Once machos 2 qué enseña?
Lo importante que es la amistad y el amor en sus distintas formas. Nunca está de más resaltar la importancia del respeto y el amor.
Once machos 1 fue muy cuestionada. Una crítica se tituló: “Una pichanga sin alma”.
(Risas). Me parece un poco agresivo ese comentario. Siempre hay buenas formas de decir las cosas. La primera parte de Once machos tiene varias falencias y creo que casi todos lo reconocemos, incluyendo a mi amigo Aldo. Él sabe muy bien que es un aprendizaje, que el cine es una tarea nada fácil. En esta segunda parte hay una mejora considerable, se ha hecho todo mucho mejor, la película tiene mayor calidad visual, el guion está más divertido, mejor escrito y es más emotivo.
Recientemente, declaraste que la TV estaba enferma. ¿Qué podemos decir del cine?
No lo compararía. Yo me refería a los realities y los programas de chismes y ampays, que son literalmente una basura. Lucran difamando. Es una forma sucia de hacer TV. No aportan nada al público, que por lo general son niños y adolescentes. No hace más que embrutecer a este público.
¿Cómo ves la salud del cine peruano?
Se hacen buenas cosas y no tan buenas. Pero hay una gran mejora. Se hace más cine. Siempre habrá malas películas. Si bien está en pañales a nivel de industria y de todo, está creciendo.
¿Por qué te hiciste actor?
Gracias a la actuación se abrió el mundo ante mis ojos. Antes de eso era un chico muy introvertido y aislado del mundo. Después de que hice el primer taller con Roberto Ángeles, las puertas de la vida se abrieron de par en par.
¿El Pietro introvertido y aislado jugaba pelota en el barrio?
Jamás. No tenía barrio, no salía. Vivía en mi mundo interior.
¿Cómo era ese mundo?
Mi mundo era el cine, el circo. De niño hice mi propio circo con mis primos, austero y sencillo. Tendría unos 13 años. Teníamos varios números, algunos muy ridículos (risas). Mi familia era el público y cobraba entrada para pagarles a mis primos. Amaba el circo.
¿Y el fútbol?
Nunca. También me gustaba mucho imitar. Imitaba a mi familia, profesores, políticos, cantantes. Era el boom de JB y Julio Zavala. Eso me impactó y me hizo querer ser imitador.
Desde que hiciste Días de Santiago hasta la fecha, ¿cuánto ha cambiado Pietro actor?
Fue mi segunda película. Antes no era nada conocido y luego llegó una avalancha de reconocimientos y fue increíble.
¿Te ha costado sacudirte del personaje?
Después también he tenido otros personajes que han marcado mucho, como Misterio y Mandril. Pero la gente que me identifica con estos personajes, por lo general, no ha visto mucho o nada de mi trabajo en teatro. Eso sí, Días de Santiago es una de las pocas películas de las que me siento realmente orgulloso.
¿Qué piensa un actor del futuro?
No me suelo proyectar.
¿El circo podría ser una tarea pendiente?
Cada año voy a ver todos los circos que puedo en Fiestas Patrias. Aunque me encante el circo, no tengo el talento para ello. De chico, cuando me peleaba con mis papás, los amenazaba con irme con un circo. Lo hacía serio, furioso y en lágrimas.
AUTOFICHA

- “Soy Augusto Pietro Sibille Eslava. El primer nombre es por mi papá y abuelo italiano que ya murió. Es un nombre rimbombante, pero es nombre de emperador romano. Nací en Lima, el 20 de abril de 1977. Cumpliré 42 años. Estudié Dirección de Cine y TV en Charles Chaplin, pero no lo terminé”.

- “Descubrí el taller actoral de Roberto Ángeles y estudié con él. Luego hice un taller con Alberto Isola. Debo haber hecho unas 30 obras de teatro, alrededor de 20 películas y en TV cerca de 10 series. En telenovelas, recuerdo con más cariño La rica Vicky, que fue la primera”.

- “Se viene una obra de teatro muy divertida, Más pequeños que el Guggenheim. Y hay una película que yo creo que empezaré a rodar en agosto. Es una coproducción peruano-española, basada en una obra de Eduardo Adrianzén, que se llama Cuatro historias de cama. Y hay otras cosas en conversaciones”.
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