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Oppenheimer, “el destructor de mundos”
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“Me he convertido en la Muerte, el destructor de mundos”, dijo el padre de la bomba atómica, recordando un texto hindú, luego de ver a su creación —Trinity— explotar con la fuerza de 20,000 toneladas de TNT. El físico Robert Oppenheimer, en ese momento, entendió que las ideas geniales que salieron de su cabeza podrían acabar con decenas de miles de personas en segundos.
Ciencia vs. Política
Oppenheimer no solo presenta un hecho histórico que puso fin a la Segunda Guerra Mundial, sino que establece un dilema moral que lleva a cuestionarse si un bien mayor (terminar la guerra y evitar que mueran centenares de miles de personas más) justifica que se cometan actos atroces e inmorales (lanzar dos bombas nucleares que asesinan de inmediato a decenas de miles de personas).
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“En todo el desarrollo de la película vemos a varios científicos tratando de decir qué es moral y qué no es, pero justamente se pierden y la verdad se les oculta”, le dijo a Perú21 Ayme Carbajal, bachiller en Filosofía. Asimismo, señaló que Oppenheimer contaba con un entorno que le permitía definir lo que para él era moralidad: su esposa era comunista, él quiso formar un sindicato.
“Está muy envuelto en la política, porque al final la política es una búsqueda de identidad y de representatividad que en este caso la ciencia no lo tiene y que se está buscando justo en esa época”, dijo.
Carbajal señaló que la historia misma de la película se basa en”reflexionar cuál es el objeto de la ciencia”. Sin embargo, la política se contrapone con la ciencia e incluso la maneja.
El “padre de la bomba atómica”, en su batalla por buscar determinar lo que es moral, termina entendiendo, ya muy tarde, que su participación en no solo la construcción de la bomba, sino del bombardeo a Hiroshima y Nagasaki, fue determinante dado que él recomendó precisamente esas ciudades ante una eventual detonación.
“Oppenheimer se da cuenta de que no fue tan involuntario lo que él pensó. Que si bien solamente dio consejo técnico, al final tiene dentro de sí una voluntad ética, moral y política que él olvidó. Olvidó la carga moral que tiene esa respuesta”, señaló Carbajal.
Sabe quién sabe
La ciencia creó el “monstruo” y la política lo liberó. ¿Cómo la ciencia fue capaz de construir un arma de magnitudes inimaginables en ese momento? El físico nuclear Rolando Páucar explica que justo cuando los científicos, a fines de la década de 1930, trabajaban en un nuevo descubrimiento con respecto al átomo, estalla la guerra. Es ahí cuando se convoca a Oppenheimer, quien era un físico, pero fue convocado no solo por sus conocimientos, sino por su capacidad de convocatoria y gestión.
“Oppenheimer conoce, sabe quién sabe. Sabe reunir científicos, conoce en qué se ha especializado cada uno. Es capaz de conversar con todos y unirlos para desarrollar esa gran arma atómica”, dijo Páucar.
El reto era titánico, dado que buscaban “crear algo que está en la teoría y con lo que nadie ha experimentado”. Este reto, señala el físico, también representó un riesgo para la humanidad. “Había la posibilidad de que se destruya el mundo cuando se hace la prueba de Trinity, la primera bomba atómica reventada. Si explota esa bomba, puede producir suficiente calor como generar fisión en todo el planeta”, anotó. Aun así, se probó en Los Álamos.
La novedad de esta arma era que, si una bomba convencional genera presión y temperatura, la bomba nuclear produce estos efectos en una escala mucho mayor, pero, además, explicó Páucar, “hay una lluvia radioactiva, que son los productos de la fisión nuclear, que son el uranio y el plutonio”.
La utilización de energía nuclear para crear bombas ha generado que gran parte de la población tema todo lo relacionado con la palabra “nuclear”. Sin embargo, esto puede ser un error.
“Creo que salva más vidas de las que ha destruido como arma. El arma atómica es condenable, debería desaparecer (…) [Pero] la energía para mí es positiva. Como está el planeta en contaminación, la energía nuclear es bastante saludable. La ONU la está metiendo en el paquete de energía verde”, enfatizó Páucar.
Peligro disuasivo
La bomba atómica estremeció al mundo al punto en el que no ha sido utilizada nuevamente por ningún otro país. Sin embargo, la gran mayoría de potencias cuenta con armas nucleares. Para el excomandante general de la Fuerza Aérea del Perú Rodolfo García Esquerre, el principal impacto que tuvo la Segunda Guerra Mundial, a raíz de la creación de la bomba atómica, “es que ha logrado ser lo suficientemente disuasiva como para evitar una tercera guerra mundial debido al peligro inminente de aniquilación mutua si se llega al empleo de armamento nuclear”.
Además, la unión entre las Fuerzas Armadas y la ciencia perdura. “Hoy, con muchos menos medios o sistemas de armas, se puede hacer lo mismo o más que con los de hace 30 o 40 años”, aseguró el excomandante. En ese sentido, indicó que actualmente se habla de tecnología inteligente que se caracteriza por precisión “quirúrgica” y evita daños colaterales, como son los drones.
“En la FAP estamos haciendo un gran esfuerzo por tener cierto nivel de independencia tecnológica, pero se necesita inversión importante por parte del Estado”, señaló.
Abre una puerta
La historiadora y docente universitaria Estefanía Vargas señaló que Oppenheimer abre una puerta a un conocimiento histórico para las nuevas generaciones, que son más audiovisuales.
“Este es un conocimiento histórico que muchas personas pueden creer que está muy en el pasado y no tiene ninguna relevancia actualmente, pero no han pasado ni cien años de todo este proceso”, enfatizó.
Vargas señaló que incluso algunos historiadores consideran que el proceso iniciado en la Segunda Guerra Mundial aún continúa en la actualidad. “Nos explica el reordenamiento del mundo”, dijo.
En un primer momento, señaló la historiadora, “el ánimo con el que aceptan los estadounidenses la bomba atómica era porque no conocían su verdadero poder”. Sin embargo, luego se conocieron los verdaderos efectos catastróficos que esta generó.
En ese sentido, Vargas aseguró que el expresidente estadounidense John F. Kennedy buscó evitar la escalada de la crisis de los misiles de Cuba debido al recuerdo de lo que fue Hiroshima y Nagasaki.
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