Máximo Laura, tejedor: “No hay posibilidad de sobrevivencia si no manejas lo empresarial”

Su obra ha llegado a lugares como China, Australia, Ucrania. Hoy el artista ayacuchano expone en Chicago. Perú21 entrevistó a Máximo Laura.
Máximo Laura expone en Chicago. (Foto: Martin Pauca).

Cuando llegó creía que venía al campo. Hasta había riachuelos. Era una hacienda de chinos, al pie de la huaca Santa Rosa. Máximo es de las primeras personas que poblaron este extremo del distrito de San Martín de Porres, límite con el Callao. Han pasado 30 años de su llegada. Está parado en la puerta de una casa que parece un edificio, donde es su taller. Nos lleva a otra casa, que también parece un edificio, donde tiene su colección privada.

Es una galería personal. Las paredes están cubiertas por sus tapices, el más grande puede llegar a medir hasta seis metros. Exhibe uno que ganó un premio en Ucrania. Su trabajo también ha sido premiado en China. Es más, en Australia vive uno de los mayores coleccionistas de sus obras y en Ecuador está la galería que preserva la mayor colección gracias a un hippie suizo. Estima que tiene más de 15 mil obras repartidas por el mundo.

Por estos días expone en Chicago, hasta el 29 de mayo. La muestra Una Jornada en el tiempo de sueños es organizada por el Consulado General del Perú en esa ciudad y la Universidad Nacional Autónoma de México con sede en Chicago. El tejedor ayacuchano Máximo Laura vive en Lima, pero su obra viaja por el mundo. Y nos recibe con su trato amable y cálida voz.

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Para crear su obra casi debe tener una fábrica textil.

El tejido es un proceso lento, hay que tener un acto de paciencia. Hay trabajos que llevan meses para concretarse. Esta obra es pequeña (camina hacia uno de sus tapices y lo señala), pero por la cantidad de tonos y detalles ha demorado nueve meses. Es cuando estaba loquito pue, experimentando. Otras obras llevan un año y medio. Entonces, esa es la razón por la cual un tejedor debe hacer un taller, porque si no mi vida se acabaría con poquitas piezas. Es necesario implementar, además, todo un sistema detrás. Llegó un momento en el que éramos más de 55 personas involucradas en esto.

Máximo Laura expone en Chicago. (Foto: Martin Pauca).

¿Cómo maneja la frontera entre el ser artista y tener que vivir de eso casi en calidad de empresario?

Mira, no hay posibilidad de sobrevivencia si es que no manejas la parte empresarial. Pero a nivel del arte, hay una delgada línea entre cómo convertir la artesanía en arte, y eso tiene que ver con la creatividad, con la cosa nueva, con lo no existente, una expresión tuya. Lo importante es cómo esa línea de creación ha venido sostenidamente dándose todo el tiempo; y ahora puedo decirte que tengo 25 series desarrolladas en cuatro grandes etapas.

¿Cómo interpretan en el extranjero su trabajo?

En el Perú todos los premios que han existido los he ganado. Y fuera del país, desde el principio he tenido una aceptación superlativa. Efectivamente, hay símbolos peruanos en mi obra, el color. Y está lo contemporáneo porque se hace en este tiempo y de manera diferente a lo que se hizo en Chancay, Paracas. Lo que hago es tomar nuestra tradición desde su valor simbólico y, a la vez, hay mucha influencia del arte visual contemporáneo, especialmente la pintura.

¿Algún artista en especial?

Tuve la suerte de conocer en el año 85 a la maestra Kela Cremaschi, una virtuosa tejedora que estuvo por acá invitada por Fernando de Szyszlo para enseñar en la Católica. Y también conocí al maestro.

En su obra se nota la influencia de Szyszlo.

Lo admiro. Hasta lo considero mi mentor. Poco tiempo después me conocí con Isabel Álvarez de El Señorío de Sulco y a partir de ella conocí también al artista Gerardo Chávez. Ellos son abstractos, simbolistas, surrealistas y están en mi camino.

La exposición en Chicago.

¿Cómo aprende a tejer?

Soy el primer hijo de la segunda esposa de mi padre. Él ya teniendo casi 60 años se vuelve a casar y lo hace con mi madre, que tenía entre 18 y 20 años. Y él ya tenía ocho hijos. Con mi madre tuvo cinco. Entonces, por su edad, había la necesidad de ayudar en la casa. Y yo era el mayor. Comencé a tejer entre los 10 a 12 años. Mi padre también era comerciante, arriero.

¿Tuvo una relación amable o vertical con su padre?

En ese tiempo todo era muy vertical, conocí los chicotes y esas cosas (risas).

La exposición en Chicago.

¿Esta amabilidad que usted expresa de dónde viene?

De mi padre. Era un tipo muy bueno que tenía chistes malos. Era muy político. Y, por supuesto, era un hombre trabajador. Comenzaba tres y media de la madrugada. Antes de salir el sol ya habíamos sudado (ríe). Y yo no puedo dejar de hacer mi trabajo todo el día, como un obrero.

¿Y su padre le decía algo?

Hay una palabra que se me ha quedado en mi vida: “Qori barreta”, que significa barreta de oro, como bastón de oro, una forma de decir que yo era el soporte.

Ahora, usted quiso ser escritor. ¿Por qué?

Aparte de dibujar, pintar, me importaba mucho la literatura, la poesía.

En sus tejidos hay poesía y hay narrativa.

Sí, lo procuro. Siempre digo: voy a intentar hacer un trabajo que tenga una expresión lírica.

Hay lirismo de todas maneras.

Pero para mantenerme en Lima tenía que trabajar. Y por casualidad, participé en el Premio Manos de Oro, donde participaron más de 2,500. Y gané, fue en el 92, y también gané el Premio Unesco. Desde el 85 tuve un movimiento de aceptación fuerte. Cuando vi la exposición de Kela Cremaschi, empecé a convencerme de que lo que hacía podía ser arte, que el tejido puede ser arte. Y creo que no he hecho una mala elección.

Máximo Laura expone en Chicago. (Foto: Martin Pauca).

AUTOFICHA:

-“Soy Máximo Laura Taboada. Tengo 66 años. Nací en Huamanga, Ayacucho. Intenté estudiar Literatura en la Universidad de Huamanga, y de ahí me vine a Lima para continuar con Literatura. Acá estaba la Generación del 60 enseñando en San Marcos, estaban todos”.

-“Yo quería ser poeta, soy admirador de Vallejo, Neruda. Leía parado en las librerías, porque los libros costaban muy caro para mí, hasta los marcaba donde me quedaba (risas). Mi primera exposición internacional fue en Buenos Aires, en 1985; acá ya había expuesto”.

-“En agosto iré a Nueva York, pero antes voy a Cusco, dictaré un curso internacional; otra de las cosas que hago es enseñar, especialmente mi técnica, será en el Valle Sagrado. En junio iré a Buenos Aires a enseñar. Mi colección privada quiero llevarla a los museos más importantes de EE.UU.”.


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