Lourdes Carhuas: “Amo la música criolla”

“Empecé a componer a los 46 años de edad. Todos los días de mi vida sueño con dejar mi música para que la bailen y la canten”, dice la cantante y compositora.
Lourdes Carhuas, cantante y compositora.

Su padre fue como el viento. Un susurro, un arrullo, a veces tierno, pero también violento. Un viento que trajo amor y arrancó lamentos. Así es “Viento”, una canción de Lourdes Carhuas, un landó para don Ernesto.

Pero Lourdes es como un noble tronco que se enfrentó al viento. Que se sobrepuso al tiempo. Que ni la enfermedad ni las penas de amor fueron más fuertes que ese viento. Un noble tronco que canta, ríe, alza la voz, toca la guitarra y que ahora le pide al viento que sople fuerte, pero que no arrase.

“Mi DNI es criollo”, “he sido rockeraza”, “fui la oveja negra de la casa”, “me han botado de cinco colegios”, se confiesa. “En la vida hay que cantar”, “toda mi historia está en las canciones”, “la vida es una aventura”, remata empuñando las palabras en el Día de la Canción Criolla.

Intentó ser como las personas comunes y corrientes. Se preparó para estudiar Medicina, trató de seguir inglés, francés y Secretariado Ejecutivo. Pero adonde iba, llevaba la guitarra.

¿Por qué dices que has sido rockeraza?

En Talara, donde vivía con mi familia, estaba la Petroleum Company. Estaba lleno de ‘gringos’. Toda la música de allá (EE.UU.) venía primero a Talara y después a Lima. Yo tenía 5 años y ya hacía segunda voz. Pensaba que todas las personas podían cantar, que era normal.

¿Tu mamá te enseñó a cantar?

Mi mamá cantaba en la casa, cantaba lindo. Ella me enseñó las canciones. Una de las primeras fue “Cariño malo”. Pero nunca quise cantar sola, me gustaba más hacer armonías, las voces.

¿Por qué dejaron Talara?

Llegué a Lima a los 15 años de edad. Mis padres se separaron y me vine con mi mamá a Lima. Además, para estudiar.

Tu padre fue militar. ¿De él sacaste el carácter?

Tal vez ese carácter sea porque tuve a mis cuatro hijos sola. La vida es dura. Además, de niña me decían: “Tú cállate, tú no hables”. Hubo esa falta de quererme a mí misma. Ahora me doy cuenta de por qué empecé a fumar a los 13 años, en el colegio.

¿Esa fue tu primera rebelión?

Era una forma de molestar a las personas, pero mi papá hizo algo sin querer que me quedó marcado: él ponía mucha música clásica; eso me ordenó el oído.

¿Por qué antes de comenzar la entrevista me advertiste que tu DNI es criollo?

Porque amo la música criolla. Mira lo que pasó en Rusia con la canción de Polo Campos. Y dicen que la música criolla está muriendo. Están locos. No es así. Pero empecé a componer a los 46 años de edad. Recontratarde.

¿Te faltó atrevimiento?

No, pero empecé a cantar mis canciones y tuve vergüenza.

Sí te atreviste ir a Trampolín a la fama. ¿Cómo pasó?

Fue en el 74. Nadie en Lima conocía quién era yo. Yo era la guitarrista de mi hermana, aunque más acompañaba y hacía segundas voces. Los de la disquera El Virrey fueron a vernos y nos hicieron un contrato. Cuando fui a Trampolín..., yo estaba embarazada de mi primera hija. Tenía 18 años, nadie sabía. Comencé en octubre, mis papás se enteraron de mi embarazo en noviembre y la siguiente fecha fue en marzo. Mi hija nació el 3 de marzo y el 16 fue esa fecha en Trampolín.

Nacías oficialmente en el canto y nacía tu primera hija.

Sí, Augusto Ferrando fue muy amable, él me hablaba de mi talento y estaba feliz, nos hizo un contrato. Pero mi hermana se casó y se fue. Me quedé sola, pero todas las disqueras se pasaron la voz y grabé todos los coros que podía grabar, para todo el mundo, hasta Yola Polastri. Después vino mi primer matrimonio, pero esa es una historia macabra que no puedo contar. Ahora puedo voltear a ver mi vida sin llantos.

Hace poco se publicó “La vida es”, una canción que compusiste. ¿Qué es la vida?

Yo decidí cosas que me costaron.

¿Qué hiciste mal?

Yo tendría mis cuatro hijos aunque me cueste otra vez lo que me ha costado. Ellos son mi vida.

Pero también llegó el cáncer.

He fumado 40 años, dos a tres cajetillas diarias. En el escenario tenía cigarros, agua y pisco.

Hoy solo hay agua y pisco.

Ya no pisquito. Ya me tomé todo (risas). Fui delgada hasta que empecé con corticoide, me envenené. Fue tanto que ese corticoide era para seis meses, pero terminé usándolo un día sí y otro día no. Subí de 56 kilos a 96 kilos. Estuve en silla de ruedas, me tuvieron que dar de comer, bañarme, no podía moverme. Después de eso, en 2012, vino el cáncer de tiroides. Lo bueno es que yo no tenía miedo. A la doctora le dije: si me vas a mutilar el alma (que eso para mí es la voz), déjame el cáncer, que ya le agarraré cariño.

¿Y hoy cómo estás, Lourdes?

Bien (ríe). ¿Cómo me ves?

¡Radiante!

Bien, pero tengo un tumor cerebral. Hace dos años se me ocurrió ir a un neurólogo. Me hicieron una ecografía y lo encontraron, era del tamaño de un limón grande. Me operaron, pero quería decir “cama” y mi cerebro no respondía y no sabía cómo decirlo. Hice terapia sola.

¿Y el tumor se extirpó?

Ese salió. Pero no me dijeron que había otro. Y este no se puede tocar. Sí es realmente un problema, pero lo asumo como todo lo que ha venido en mi vida.

Ya ni le debes tener miedo a la muerte.

No. Es más, me he visto echada en una mesa, me he visto recibiendo ayuda.

Y entonces, ¿hoy a qué le cantamos, Lourdes?

A nuestra identidad. La música criolla no se puede dejar. En Rusia la gente con un vals criollo lloraba. Todos los días de mi vida sueño con dejar mi música para que la bailen y la canten. Manuel Acosta Ojeda me dijo una vez: “Has hecho música peruana para vivir misia” (risas). Y le respondí: “Pero feliz”. Sí, feliz.

AUTOFICHA:

-“Soy Lourdes Beatriz Carhuas Rivera. Pero en mi DNI dice Carhuaz. Mi mamá y mi abuela han sido la piedra de la que me he agarrado. La próxima semana cumplo 65 años. Nací en Lima. Postulé al Conservatorio, pero el problema fue el horario, ya tenía bastante trabajo”.

-“Ingresé al Conservatorio con el primer puntaje en aptitud musical. Tenía que trabajar, estaba con mi hija; entonces, no pude ir a estudiar. Debo tener más de 100 composiciones. Armando Manzanero y Cecilia Bracamonte cantaron una de mis canciones: ‘Amiga mía’”.

-“No tengo ni un disco grabado, solo maquetas. Por eso ahora se viene grabar los temas. Gracias a Dios que hasta ahorita canto, aunque en estos días no estoy cantando porque estuve mal y me estoy recuperando. Para el próximo año algo por ahí se está cocinando. Estoy asustada, pero se vienen cosas buenas”.

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