"Dicen que el teatro nunca ha tenido tanto público (como hoy). Pero no es cierto. Había más teatro y más público en los setenta y sesenta", declara Torres Vilar (César Campos/Perú21).
"Dicen que el teatro nunca ha tenido tanto público (como hoy). Pero no es cierto. Había más teatro y más público en los setenta y sesenta", declara Torres Vilar (César Campos/Perú21).

Leonardo Torres Vilar empezó a actuar por defecto, sin buscarlo, casi como quien aprende a caminar o a decir sus primeras palabras. Hijo de los actores Leonardo Torres y Lola Vilar, a sus 48 años de edad sentencia que su carrera como actor está cimentada en “un montón de golpes de suerte”. Tal vez tenga razón, pero los golpes de suerte también son el resultado del talento y un trabajo dedicado. Y consideramos que este es el caso. Hoy Torres Vilar es profesor, alista una obra de teatro y volverá con 'Savia' en el Festival Sala de Parto, que empieza este 19 de agosto. Reunidos en una cafetería barranquina y mientras recordamos su paso por la telenovela 'Natacha', me dice: “Ahora ya no soy un actor popular. Ahora soy un respetado actor de teatro. Todo entre comillas”. Retrucamos

¿Y eso está bien?
Está bien en el sentido de que creo que ahora las cosas que digo se toman más en cuenta y está mal en el sentido de que a nadie le interesa el teatro en esta ciudad.

Cuando parece que es al revés.
Comparativamente, dicen algunos que el teatro nunca ha tenido tanto público. Pero yo creo que eso no es cierto. Había más teatro y más público, sobre todo, en los setenta y sesenta. Había más compañías. Lo digo porque yo nací en un entorno teatral. Todo eso se fue al tacho en los ochenta, cuando llegó el terrorismo. Todavía estamos resurgiendo y tenemos la idea de que ahora hay más teatro, pero no es así. Debemos trabajar en producir más público y en descentralizar el teatro que hay.

¿Podríamos afirmar que, a la vez, hay que ‘entrenar’ al público para el buen teatro?
No creo. Sí sería lindo acostumbrarlo a ir un poco más al teatro. Tenemos que hacer teatro que cumpla con dos funciones importantes: que sea entretenido y que siempre diga algo, que cuestione.

En una entrevista señalaste que, de alguna forma, eras antisocial e intolerante. ¿Por qué te defines así?
Es una reacción al reconocerme inepto socialmente. Cuando entro a una reunión y veo un montón de gente, me paralizo, no sé qué hacer. Todos los actores somos ineptos de alguna manera y tenemos que hacer de la ineptitud nuestra amiga para poder ser mejor persona.

Cuando salió Natacha, en ese año fue el Mundial de Fútbol en Italia, Alberto Fujimori llegaba al poder y el terrorismo seguía cobrando fuerza.
Mundial que no vi porque no había luz. Incluso, para grabar 'Natacha' no había luz durante el día, había ocasiones que teníamos que empezar a grabar a las 11 de la noche y continuar hasta las 4 de la mañana. Pero ojo: se estaba yendo Alan y entraba el ‘Chino’. Alan nos dejó tan mal que, en ese momento, no pensábamos que podíamos estar peor. Claro, todo visto desde mi burbuja. Y así básicamente empezó mi carrera como actor.

¿Es cierto que desde pequeño tu mamá te citaba fragmentos de Don Juan Tenorio?
Así es. Me recitaba 'La vida es sueño' de Calderón. Tendría 4, 5 años y a los 8 años ya me sabía todo el 'Tenorio' de memoria.

“El actor es el representante del ser humano. ‘Chollywood’ y ‘la farándula’ le dan a la gente la imagen de que lo nuestro no es importante”, dice el actor (César Campos/Perú21).
“El actor es el representante del ser humano. ‘Chollywood’ y ‘la farándula’ le dan a la gente la imagen de que lo nuestro no es importante”, dice el actor (César Campos/Perú21).

Volvamos al presente. Retorna 'Savia' y, con ella, la memoria de uno de los episodios más cruentos de nuestra historia. ¿Por qué es necesario insistir sobre el tema?
Es importante porque si les preguntas a los jóvenes quién fue Abimael Guzmán, la mitad no lo sabe.

Sobre el genocidio en la explotación cauchera ni se diga.
Peor. Es que en los jóvenes, quizá por las nuevas tecnologías, hay una tendencia a darle la espalda al pasado. Hay una tendencia de que ‘somos el país de las cosas buenas’, que hemos clasificado al Mundial, que nuestra gastronomía está top en el mundo, que geográfica, histórica y culturalmente somos maravillosos; y todo está muy bien, pero creo que la felicidad estará completa cuando miremos al pasado y sepamos todo el sufrimiento que ha cimentado que tengamos una gastronomía maravillosa ahora. Obras como Savia te ayudan a darle una mirada a eso, porque fue real, hubo gente que asesinó a miles de indígenas en la selva en nombre de la explotación del caucho para crear grandes fortunas.

También estás en la docencia. ¿Qué se aprende?
El docente revive las etapas por las que pasa el joven que está empezando. Enseñar actuación es hacer el viaje con ellos. Te reinventas, te reconoces.

¿Qué les enseñas a tus alumnos?
Hay una idea prodigada por los medios de que la actuación es juerga, hueveo, fotos, fama, vida bohemia, y no es así. La educación que me dieron mis padres, mi tío y la que recibí en EE.UU. cuando me fui a estudiar actuación es que el actor tiene que acostarse antes que nadie, cuidar su voz, su cuerpo, ser disciplinado, ser un ejemplo de ser humano. El actor debería ser capaz de hablar de todo, estar al tanto de todo. No es simplemente un cascarón que sale en teatro y TV. El actor es el representante del ser humano. ‘Chollywood’ y ‘la farándula’ le dan a la gente la imagen de que lo nuestro no es importante.

"Mis padres me enseñaron) la disciplina, el trabajo, la mística del trabajo", declara el actor Leonardo Torres Vilar (César Campos/Perú21).
"Mis padres me enseñaron) la disciplina, el trabajo, la mística del trabajo", declara el actor Leonardo Torres Vilar (César Campos/Perú21).

¿Tu padres qué te enseñaron?
La disciplina, el trabajo, la mística del teatro. Mi padre hasta hoy es una de las personas que más trabaja. A los 84 años, está haciendo su tesis para su maestría. A mi madre la he visto hacer función con su madre en el velatorio, con su padre en el velatorio, con su hermano en el velatorio. Y eran una familia muy unida.

¿El día que falleció tu madre dónde estabas?
En EE.UU. Ni bien me avisaron de su fallecimiento, viajé a Lima. La salud de mi madre cuando ella falleció, a los 68 años, estaba muy maltrecha y seguía trabajando. Quiero aprender de eso. Si llegas a ese lugar en la actuación, tienes una responsabilidad con el público, no para divertirlo, sino para, a través de la diversión, decirle algo sobre las personas. Cuando salgo a escena, siento que estoy saliendo con mi madre, con mi tío, con mis abuelos, con mis bisabuelos y tatarabuelos, que eran actores también.

Autoficha:
- "Nací el 1 de mayo de 1970, a la 1:10 de la madrugada. Estudié en el colegio María Alvarado y luego en Santa Margarita. Seguí Comunicaciones en la Universidad de Lima. A los 25 años me fui a Nueva York a estudiar actuación en la Academia Americana de Arte Dramático, de donde egresé tres años después”.

- “Viví cuatro años más en Nueva York. En Lima me he dedicado sobre todo a la docencia teatral y al teatro. Hoy me desempeño como director artístico del estudio de actuación Leonardo Torres Vilar, que enseña el taller de formación actoral. Ahí dejo bastante de lo que soy”.

- “También soy director académico de la carrera de Artes Escénicas en la UPC. Estoy alistando una obra teatral, con mis alumnos sobre todo. Se llama 'El verano pasado en Chulimsk'. Es una obra soviética de Alexander Vampilov. La vamos a estrenar en el teatro Ensamble (Barranco), el 20 de setiembre”.