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Hernán Casciari, escritor argentino: “Está sobrevalorado hacernos pensar”

“En este siglo escribir es algo anacrónico. Escribir era una cosa que estaba bien en los siglos pasados, porque se leían muchos libros. Ahora escribir no tiene mucho sentido. Yo le diría a un chico que aprenda a hablar, no a escribir”, propone el autor argentino.

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Hernan Casciari: “Siempre hay gente ‘vieja’ diciendo que lo nuevo no funciona”. (Ignacio Sánchez)
Fecha Actualización
Hernán Casciari no terminó la secundaria y nunca fue a la universidad. Pero en el jardín ya sabía leer y escribir, a los 6 años trazó sus primeros cuentos, poemas “muy cursis y cosas por el estilo”. Seis años más tarde, ganaba dinero escribiendo en un diario. “Siempre supe que era escritor, en eso era bastante prematuro y bastante atrasado en casi todas las otras cosas”, afirma en una llamada vía WhatsApp desde Buenos Aires.
Sus juegos de infancia fueron el fútbol, vóley, básquetbol y donde su padre lo mandara a practicar. Y en algunos casos, como el tenis, era bastante bueno, asegura. Hasta los 18 años de edad convivió así con los deportes. Luego vino el sedentarismo. Hoy, con casi cinco décadas, es director de la revista Orsai, ha publicado novelas, cuentos y libros de historietas. Ha recibido el Premio de Novela en la Bienal de Buenos Aires (1991), el premio Juan Rulfo (París, 1998) y el premio de la Deutsche Welle al mejor blog del mundo (Berlín, 2005). Y sufrió un infarto.
Mañana pisa suelo limeño por sexta vez. Viene con el espectáculo A la carta, en el que el escritor propone que los espectadores elijan los cuentos que leerá. Al reservar la entrada, se le consulta a cada participante si desea una función para llorar, reír o pensar. La cita con el autor de Messi es un perro y otros cuentos será en el Jazz Zone (La Paz 646, Miraflores), en dos funciones: 8:30 p.m. y 10:30 p.m. “Ser argentino es como ser uruguayo, pero con más problemas mentales”, define.
-¿Prefieres cuentos para llorar, reír o pensar?
Me gustan los que pueden ir, dentro de los tres minutos, de una esquina a la otra esquina: que empecés riéndote y que terminés, sin darte cuenta, llorando. Pensar no me importa.
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-¿Por qué?
Si te reís y llorás, ya después pensarás otro día.
-Existe esta aura solemne alrededor de la literatura que te llama a reflexionar.
Me interesan más las emociones primarias y no tanto las reflexivas. Si uno es capaz de reírse, emocionarse y divertirse con una historia, después que eso resulte útil, reflexivo o que ayude al pensamiento a mí me da más o menos lo mismo.
-¿Y no se corre el riesgo de quedarnos en la superficie?
Sí. ¿Y qué problema hay?
-Tal vez también es importante decir algo en un cuento.
Eso era algo que nos decían nuestros profesores, que, más que ayudarnos a leer, nos prohibían la lectura de tan ‘inteligente’ que era el asunto. A mí no me llama mucho la atención que se entrometa la inteligencia en el entretenimiento de contar una historia. Está sobrevalorado hacernos pensar.
-Aseguras que siempre tuviste claro lo de ser escritor. ¿Pero no hubo acaso algún episodio singular que iluminara ese camino?
Ser un lector precoz y muy curioso marcó. Las primeras grandes obsesiones con la escritura nacieron como una obsesión por la lectura, sobre todo por Edgar Allan Poe, quien fue el primer autor que realmente me generó un sentimiento de terror, miedo. Nunca había sentido algo tan bestia leyendo. Ahí dije: cómo puede ser que alguien escriba y provoque semejante trauma. Me gustó mucho intentarlo, ser también aquel que causa el trauma. Tiene que haber sido entre los 11 y los 12 años. No podía dormir. Yo venía leyendo con mucha voracidad literatura juvenil y, creyendo que estaba frente a la literatura juvenil, agarré las historias de Poe y me cagué de miedo. Esas tres primeras noches de no poder dormir me hicieron pensar muy seriamente que tenía que ser un escritor. Era un terror que me llamaba, como el vértigo al abismo.
-¿No hubo nada ni nadie que se opusiera en tu camino?
Lamentablemente no, porque eso funciona muy bien en las biografías. En mi contexto tampoco había una fascinación porque yo escribiera. Siempre me sentí muy cómodo sin que nadie hable conmigo. Y hasta ahora soy un enorme defensor de la indiferencia.
-Haces programas de radio, unipersonales, diriges la revista Orsai, publicas en Internet. Estás en todas partes.
Siento que me gusta mucho comunicar y las maneras de hacerlo en los últimos 15 años van variando. El Internet es maravilloso, no tenés que moverte y ya estás en todas partes. Soy bastante apático, pero cuando se me ocurre algo que me divierte, puedo estar 25 a 30 minutos desarrollándolo.
-¿Ser padre es parte de la diversión?
Sí, la paternidad es también una manera de comunicar con un público muy particular y focalizado. Tengo una hija de 15 años y otra de dos años, y con las dos soy dos padres totalmente distintos.
-¿Hay alguna fórmula para ser padre?
Por suerte, no. Mi padre fue muy bueno conmigo y nunca se lo propuso.
-Hoy que vivimos en multiplataforma, ¿en qué debemos pensar si decidimos dedicarnos a la escritura?
En este siglo escribir es algo anacrónico. Escribir era una cosa que estaba bien en los siglos pasados, porque se leían muchos libros. Ahora escribir no tiene mucho sentido. Yo le diría a un chico que aprenda a hablar, no a escribir.
-¿No hay una relación íntima entre saber escribir y hablar?
Piensa en un youtuber, en Instagram. No están escribiendo lo que comunican, pero lo hacen muy bien. Antes de la imprenta, las personas memorizaban los textos. La gente vieja decía: lo que realmente vale es memorizar, cualquiera lee. Siempre hay gente vieja diciendo que lo nuevo no funciona. No lo digo por una cuestión de edad, sino porque hay gente vetusta diciendo que lo que no entiende no está funcionando o es peor.
-Una reciente columna en Perros de la Calle (programa de radio) la titulas “Papá, ¿vos estás orgulloso de mí?”. ¿Estás orgulloso de Casciari?
De mi padre sí y de mis hijas también. Y yo soy una transición entre ellos.
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AUTOFICHA
-“Mi nombre es Hernán Casciari. Nací en Mercedes, provincia de Buenos Aires, en el verano del 71 y soy escritor. Hincha de Racing y siempre jugué de arquero; por suerte, nunca me mandaron a ese puesto (porque era lo que quedaba), sino que me elegían como tal desde el principio. Fui buen deportista”.
-“Sobre Messi y Maradona, tenemos un país donde podemos escoger entre los dos mejores del mundo. Desde antes de empezar la secundaria trabajé en un diario. Entonces, todo lo que aprendí lo hice en las redacciones. No terminé la enseñanza secundaria”.
-“Se vienen las elecciones y siempre voy con la izquierda. Pero (Cristina Fernández) no es la izquierda. Voy con la izquierda en serio. Y sobre mi espectáculo de mañana, es muy importante que hagan cualquier otra cosa en vez de ir, no tiene sentido. Es una persona que cuenta cuentos, no hay mucho misterio”.