Gustavo Rodríguez lleva 25 años dedicados a la literatura.
Gustavo Rodríguez lleva 25 años dedicados a la literatura.

Por Diego Molina

Eufrasia Vela es una mujer que se dedica a cuidar ancianos de mediana y alta clase social, y que se encarga de cumplir sus últimos deseos, entre la compasión y cierto cuestionamiento.

Es la síntesis de la novela Cien cuyes (Penguin Random House), ganadora del Premio Alfaguara 2023. Segunda novela peruana ganadora de este importante premio.

Su autor antes se dedicaba a la publicidad, pero tiene ya 25 años dedicados a la literatura.

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Estoy tomando un whisky, como el doctor Jack Harrison, que es un fantástico personaje de tu novela. Cuéntanos de él.

En Cien cuyes la protagonista es Eufrasia, esta mujer que une las historias de todos estos ancianos. Personajes que no te puedo decir que obedezcan a una persona real. Pero sí hay un personaje que yo puedo señalar y decir que existió alguien muy parecido, y es Jack Harrison, que es un personaje pivote en la novela. Fue el padre de mi novia, yo asistí a sus últimos días, era médico reumatólogo. Y él enfrentó la muerte con una dignidad y un amor por la vida…, sabiendo soltar. Para mí fue asistir a una lección tremenda, cuyas resonancias me obligaron a sentarme. Te confieso que mis novelas nacen de motivaciones muy egoístas.

Has escrito una novela sobre un tema que está cero de moda, que es la vejez. No queremos saber nada con ese tema, queremos huir.

Y tienes razón: si yo pusiera en Arial 12, en un PowerPoint, los temas que toca la novela nadie iría a ese seminario. Pero por fortuna la intuición me llevó a escribir esta historia de envejecimientos y muerte digna con cierta mirada tierna y con humor.

¿Crees que la gente mayor adquiere un sentido del humor muy particular?

La vida te curte, por un lado, y también te hace sentir que ya pagaste suficiente derecho de piso. Y que tienes derecho también a dejarte ser. Yo mismo —estoy en la cincuentena— siento que he perdido gran pudor que en mi adolescencia obviamente ondeaba banderas.

En la novela Miraflores es casi un personaje. ¿Qué tiene Miraflores que es tan atractivo para los escritores?

En la literatura peruana más visible, la más exportada, si hablas de Ribeyro y Vargas Llosa, Miraflores y su litoral ejerce cierta fascinación siempre, a mí me la ejerce. Nací de casualidad en Miraflores y después tuve la fortuna de vivir ahí, y creo que el hecho de que yo viva en un barrio muy literario y el hecho de querer ser fidedigno con las historias que quiero contar, a mí me ha impelido a que alguna de mis ficciones tengan su corazón en esa zona. Además, la bahía de Miraflores es particularmente hermosa.

En el libro hay una serie de canciones y películas, ¿pero no te preocupa que tu lector no sepa de esa canción o esa película y se salga de la novela?

Ahora ya no. Por ejemplo, hay una canción pivote en la novela, que es “Mambo de Machaguay”, una canción que escuché de niño y se me quedó resonando. Yo creo que es parte de dos escenas cruciales en la novela y los lectores que no son peruanos o chilenos (porque ahí también se hizo famosa) no la conocen, pero finalmente terminan contagiados de las implicancias que trae la canción. Así como uno toma un avión o un bus y viaja a otros territorios para enriquecer su visión del mundo, las personas abrimos ficciones en los libros como ventanas para entrar a otros territorios también. Cuando uno viaja, pues uno viaja para enfrentarse a lo desconocido. Cuando me dicen por qué usas cuyes, por qué usas palabras que no se entienden en otros lados, yo digo: cuando uno viaja, en el nuevo lugar no andan diciéndole a la gente “por favor, ¿podrías hablar como en mi tierra?”. Obviamente que no. Uno aprende, entiende por contexto, se enriquece preguntándose cosas. Entonces, ese temor lo perdí hace tiempo, felizmente.

Frases:

-“Estoy escribiendo una novela, una que le debía a mi madre hace mucho tiempo. Está dirigida a ella, tiene que ver con su estirpe materna, tiene que ver con esa región fantástica y olvidada que es nuestra Amazonía”.

-“Mi mamá es de Iquitos. Creo que esta nueva novela va a alternar entre Iquitos, Lima, Buenos Aires, no sé, estoy en eso. Estoy contento y aterrado a la vez. Es un regalo a mi madre”.


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