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Gian Marco: "Necesitamos a alguien que haga un cambio radical"

Perú21 entrevistó al cantante y compositor Gian Marco Zignago, quien acaba de publicar su primera novela 'El violín de Rocío'. Pero también hablamos de música y política.

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Fecha Actualización
Han pasado tres décadas desde que Gian Marco Zignago Alcóver pisó un escenario. Va por su disco número quince y acaba de publicar ‘El violín de Rocío’ (Planeta), su primera novela y segundo libro después de ‘La madera del alma’. Reitera que es un mal lector, afirma que el Perú necesita una figura similar al Fujimori de su primer gobierno y que él decidió no sonar en las radios. En esta entrevista, Gian Marco lo canta todo. Sin filtros.
¿Por qué entrar a la liga literaria?
Me cuesta un poco ponerme al costado de la palabra escritor. Cuando dices escritor, hablamos, actualmente, de los Roncagliolo y Cisneros. Pero de repente, me pongo a pensar y digo: yo también soy escritor, cuento historias e incluso tengo un límite para contarlas. En todo caso, soy cantautor. Cuento historias de amor y desamor. Entonces, en la palabra escritor también encajo. Cuando hacía ‘La madera del alma’ tenía relatos pequeños y es donde empiezo a descubrir que había ciertas ganas de simplemente dejarme llevar por el instinto, por escribir.
Incluso, ‘El violín de Rocío’ lo escribes antes de que salga ‘La madera del alma’.
Sí, era un relato que estaba dentro de ‘La madera del alma’. Cuando Sergio Vilela (escritor y editor) lo leyó, me dijo que era una historia muy fuerte, algo que podía continuar. Y le respondí que no había forma, zapatero a tus zapatos.
Es una novela. Son palabras mayores.
Aparte, debo confesarlo: no soy un gran lector.
Esa confesión la hiciste hace 10 años. ¿Te reafirmas?
Sí. Bueno, lo último que estuve leyendo es ‘La pena máxima’, de Santiago Roncagliolo.
¿Leer más es una tarea pendiente contigo mismo? Porque lo mínimo que un escritor debe hacer es leer.
Soy melómano, pero nunca estudié música. Lo mío es empírico. Claro, después estudié ciertas cosas. En el caso de la literatura es diferente, porque el lenguaje es distinto. Sí, es una tarea pendiente. Mi hija lee mucho más que yo. Pero no sé si es algo que vaya a cultivar de una manera efervescente.
¿El tema de fondo en ‘El violín de Rocío’ es el perdón y la aceptación?
Sí, una palabra importante en mi vida es la autoestima. Vengo de un núcleo familiar que se desintegró cuando yo tenía cuatro años y he vivido en diferentes casas, diferentes familias, diferentes personas. Y creo que una de las cosas más allá del amor que te puedan dar tus padres, es quererse uno mismo, lo que me ha llevado a poder lograr todo lo que he alcanzado en mi vida. La autoestima me ha salvado.
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¿En el Perú es difícil perdonar y aceptar?
Más bien, nos olvidamos muy rápido. En todo caso, nos cuesta asumir el rol de que estamos conviviendo, que vivimos en un mismo espacio.
Vivimos una coyuntura singular (por decir lo menos): dos ex presidente presos, uno fuera del país haciendo lo posible por no ir a prisión y otro que para muchos debería estar tras las rejas.
Hace poco estuve en Argentina y Chile de gira, y en ambos países he escuchado lo mismo. No solo somos los peruanos. Por un lado, besamos la camiseta de la selección y por otro lado, nos flagelamos. Somos bipolares. De nada sirve gritar en el estadio, si cuando termina todo eso seguimos haciendo lo mismo de siempre: nos importa un pepino si pagamos impuestos o no, nos quejamos del sistema y no hacemos nada para cambiarlo, vemos corrupción y nadie dice nada.
Seguimos votando por las mismas personas que hicieron mal las cosas.
El otro día veía el canal del Congreso y encontraba cada parlamentario que me daba vergüenza. No podía creer que personas así estuvieran a cargo del país. Necesitamos a alguien que venga y haga un cambio radical. Alguien que venga y diga: se me van todos a la m…, esto es así.
¿Tienes algún referente de alguien así?
El primer gobierno de Alberto Fujimori. Creo que nadie te puede decir que ese primer gobierno no fue clave. Lo que pasó después fue inaudito. Pero ese primer gobierno fue como decir: acá se hace lo que yo digo, pero de una manera inteligente, no como un militar.
¿Estuvo bien que cierre el Congreso?
Yo creo que sí. La democracia es importante, nunca debe dejar de existir, pero necesitamos una persona diferente, que haya podido recorrer el Perú. Y nosotros comprometernos a ayudar a esa persona.
¿Estás de acuerdo con el indulto a Alberto Fujimori?
No soy lo suficientemente político para meterme en ese tema. Como ser humano y peruano, sí le agradezco a Fujimori que puedo salir a la calle, tener un país libre de terrorismo.
Entonces, deberían indultarlo.
No sé si deben indultarlo o no. No me voy a meter en ese tema, que le compete al presidente de la República. Ahora, ¿hasta dónde nos perdonamos los peruanos? Con este muchacho (Camino Forsyth) que acaba de ir a prisión por agredir a su pareja, yo no sé qué haría si como papá veo que le hacen eso a mi hija. Si fuera ese el caso, no quisiera que ese sujeto salga de la cárcel, es más, cuando salga lo espero afuera. Es más, si está adentro, me encargo de que lo hagan leña.
Imaginemos entonces lo que sienten las familias de los que murieron en la matanza de Barrios Altos.
O María Elena Moyano o la gente de La Cantuta. Todos los seres humanos podemos equivocarnos y también podemos ser merecedores del castigo. Es un tema difícil. No me quiero poner a pensar lo que es ser presidente. Perdón es una palabra muy compleja. Lo que sí nos encanta es juzgar, señalar, decirnos las cosas sin pensar. Por eso fue el tour Conversemos.
Gira que culminó la semana pasada y ya no vuelves al Perú hasta el 15 y 16 de diciembre, en el Auditorio del Pentagonito.
Me sigo asombrado de que cada vez va más gente joven va a mis conciertos. Hay gente que me conoce recién con el último disco que saqué hace dos años. Pero también quienes me conocieron por Campaneando y gente de mi generación que cree que solo saqué ‘Canción de amor’ y ‘Domitila’, pero voy por mi disco número quince.
¿No sientes la necesidad de replicar éxitos como ‘Canción de amor’ y ‘Domitila’?
Yo sigo haciendo canciones. Lo que pasa es que ya no sueno en radio. Yo elegí no sonar en radio.
¿Por qué?
Soy independiente discográficamente desde el año 2005. Ese año me gané un Grammy, salí de Sony y me volví independiente. Mi mejor radio han sido los peruanos fuera de este país.
¿Has intentado entrar a la radio?
Sí, claro…
¿Y qué te han dicho?
No te puedo decir lo que me han dicho porque me da vergüenza.
Curioso, porque cualquiera pensaría en voz alta: “Gian Marco la tiene fácil”.
Si haces un sondeo, no me vas a escuchar en la radio, alguna canción quizá suene en una radio romántica.
¿Y por qué pasa eso?
Las radios se reservan el derecho de admisión. En mi caso, la onda que hago es de cantautor y no existe una radio así en el Perú. Eso de ir a la radio, hacer promoción, hacer que toquen tu canción hasta el hartazgo ya no pasa. Hoy la gente busca, te encuentra.
¿Cómo ves la producción musical en el Perú?
He visto dos grupos diferentes que me gusta cómo llevan sus carreras: Kanaku y El Tigre y Cuchillazo. El último ha logrado llegar al Cosquín Rock en Argentina y el primero a nivel creativo está en otro lugar, es diferente, fresco, desarrolla una propuesta musical.
¿Hay calidad y cantidad?
Claro. Por ejemplo, esta chica Anna Carina que está en el pop. La he escuchado en Piura y las 40 mil personas que estaban ahí cantaban sus canciones. Michelle Soifer tiene talento, pero si quiere hacer música debe dejar la televisión. Quien está haciendo las cosas súper bien también es Leslie Shaw.
¿El público también debe atreverse a escuchar cosas nuevas?
Cuando tocó Iron Maiden, abrió M.A.S.A.C.R.E y las 30 mil personas cantaban con el grupo peruano. ¿Por qué esta banda no hace un Nacional? También tienes a Difonía. ¿Por qué grupos emblemáticos no pueden hacer un concierto solos?
¿Falta atrevimiento de los artistas entonces?
Ahí está pues. Mar de Copas podría hacer un Nacional. Yo hice un San Marcos y metí 60 mil personas en ese estadio. ¿Yo soy mejor que Mar de Copas o ellos son mejor que yo? Todos somos talentosos, todos tenemos la oportunidad de convertirnos en algo grande. Es atreverse. Deyvis Orosco se está atreviendo un montón. Si su viejo lo viera, no lo podría creer. ¿Qué hace que no nos atrevamos a hacer un concierto grande? ¿Miedo a no llenar? Bueno, para llenar hay que trabajar pues, hay que hacer promoción.
¿Qué le falta a Gian Marco?
Pelo (risas)… Estoy muy agradecido por lo que tengo. Han pasado ya casi 30 años de que empecé mi carrera y hasta el día de hoy puedo decir que sigo llenando un teatro. Creo haber sido una motivación muy grande para muchos artistas en este país, en el sentido de que me he demostrado a mí mismo y a otros que sí se puede llegar lejos. Una vez mi hija Nicole me acompañó a una gira de promoción en México y me dijo: “¿papi, por qué no fuiste más famoso?” Le respondí que porque quería estar con ella. Ese balance me ha llevado a lo que soy. Me gusta ser papá. Me gusta tener mi trabajo y estar en mi casa.
AUTOFICHA:
-“Me casé a los 24 años. Y mi hija Nicole nació cuando yo tenía 25. Hoy tengo 47 años, mi hija va a cumplir 22 y estudia música. Fabián tiene 14 y Ariel 12. Empecé en el 90, con un primer disco. Aunque comencé a cantar en el 87. Escucho de todo. Me han estigmatizado como fresa”.

-“Sentado en la barra del Canta Rana, he soñado con ganarme un Grammy y me gané tres, y me voy a ganar más. Sueño con ganarme un Oscar a la mejor canción de película. Y sueño con hacer música para Disney. Estoy en eso”.

-“‘El violín de Rocío’ cuenta la historia de Darío, quien descubre del modo más terrible que quien creyó que era su padre, no lo era. La aparición de una niña invidente, quien toca de un modo prodigioso el violín en los cruces de los semáforos, trastocará su percepción de la realidad”.