'Flores para Julio' [UN HOMENAJE AL MAESTRO QUE SE FUE]

"Para Julio Hevia, esperando que desde el ángulo de la habitación en la que se encuentre, pudiera regresar y seguir (de)velando el mundo escondido entre las grietas del poder", escribe el profesor Christopher Rojas en memoria del desaparecido psicoanalista.
Julio Hevia, profesor universitario, falleció el miércoles a los 65 años (USI).

Christopher Rojas, docente de la Universidad de Lima 

Hace un par de semanas fui a la facultad para hablar con y me di con la sorpresa de su estado de salud. No podía dar crédito a lo que escuché, todavía en trance dejé pasar los días en estado zombi. Hoy recibí la llamada de mi madre, había visto en el noticiero lo que yo no quería saber: Julio ya se había ido a teorizar lejos de los terrícolas de Lima.

A Julio lo busqué todo el tiempo para que me diera algunas novedades en cuanto a libros, su próximo trabajo y uno que otro tip para mis textos. Prácticamente lo ubicaba para cualquier cosa, la idea era escucharlo y coger algo al vuelo, tal vez ni el mismo lo haya notado.

Mañana es día de examen, mis alumnos deberán afrontar lo teórico desde la problemática, sin pensar en una casuística, tampoco en una teleología, más bien desde una genealogía de clara influencia nietzscheana y posteriormente foucaultiana y deleuziana. Autores sobre los cuales Julio recurrió con harta frecuencia. O como él mismo me dijo en diciembre del año pasado: “la gente no se da cuenta de que una buena descripción ya contiene elementos teóricos”. En otras palabras, no hay que esperar que el texto nos interpele directamente sobre su contenido duro por decirlo así.

Julio Hevia escribió los libros 'El limeño como estereotipo' y 'Habla, jugador!'. (Renzo Salazar)

Hay autores, solo mencionaré algunos, que han sido muy leídos pero poco entendidos o, descartados de plano, por su claro enfoque transgresor. Tales son Nietzsche, Simmel, Deleuze, Foucault, Lacan, Bourdieu, Barthes y Bateson. Julio, en cambio, sí los había estudiado bien y pudo imprimirles una opinión muy suya. En otras palabras, supo apropiarse de sus reflexiones para luego dar el correspondiente salto de conocimiento transdisciplinario, nótese el amplio radio de acción de ellos, que lo hiciera aterrizar en las arenas de lo impredecible e improbable. Cualidad que se nota a lo largo de sus trabajos.

En ese sentido, pocas veces es posible hallar un autor de tanto peso epistémico y que a su vez se mueva en las arenas siempre fangosas de lo (in)formal, de lo escurridizo y avieso. Es más probable, en ese sentido, leer a un academicista tradicional, de esos que hay por montones, que observa el mundo desde su escritorio.

Julio Hevia siempre soñó con ser futbolista. Uno de sus recuerdos más entrañables fue haber campeonado invicto en su colegio, el San Agustín. (USI)

Bueno pues, Julito tenía la particularidad de llevar la calle al aula, al libro o desplazar éstos a aquella. No yuxtaponer, sino colocar una malla sobre el tejido social y así desintegrar las diferencias aparentes. Hacer estallar las definiciones y las categorías para luego verlas mejor. Fue sin duda un académico achorado, que tanta falta nos hacen, conocedor de las lenguas y devenires en pugna, de las sensibilidades menores, aisladas por el peso occidental de los metarrelatos oficiales.

Por eso mismo es rarísimo encontrar a alguien como él y, aclaro, que te suelte tres o cinco autores en una conversación informal, en una transmisión radial o en el set de televisión. Curioso, pues cuando le hablé de un posible ensayo que deseaba escribir afirmó que ya no existían teóricos y él mismo se autodenominó meteórico al momento de publicar 'Habla, jugador, gajes y oficios de la jerga peruana'. Los que lo conocimos y que (re)leímos y subrayamos sus trabajos con fruición desmedida, no podríamos estar más de acuerdo con él.

Como decía al inicio, lo busqué para que me suelte las ultimitas, para contarle los avances del proyecto que estoy realizando agazapado y por cuenta propia, del cual ya le había comentado, pero también para no sentirme tan excluido del mundo y, naturalmente, para recibir su aprobación, pues cuando uno es hincha de Julio, corre el riesgo de pasar de (in)comprendido a la lista de culpables, aun sin saberlo, tal cual ocurre en una novela kafkiana.

Julio Hevia: "Nadine Heredia se ha fascinado con lo fashion del poder". (Anthony Niño de Guzmán)
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