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Fiorella Cayo: “Torbellino me enseñó cómo se siente la adrenalina”
Uno de los fenómenos juveniles de la década del 90 fue Torbellino, telenovela que dio origen al grupo del mismo nombre. Han pasado 25 años y lo celebrarán a lo grande con un concierto. ¿Por qué Fiorella Cayo dejó la actuación y la música en su mejor momento? Perú21 la entrevistó.
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Se dice que Bárbara, la hermana mayor, no quería que Fiorella vaya al casting de Torbellino. La razón: para que no le arrebate el papel. “Te acompaño al casting”, dijo sin malicia Fiorella. “Ya”, respondió, tal vez con un poco de temor.
“Yo sabía que algo podía salir. Siempre pienso que uno puede crear mil oportunidades más allá de las que existen”, me dice.
Antes de empezar el casting, se pusieron a cantar; el director se acercó y le dijo a Fiorella: “Quiero que hagas el casting”. Sin que Bárbara diga nada, Fiorella respondió al instante: “No hay ninguna posibilidad de que yo haga el casting; si lo hago es muy probable que tú me quieras elegir, porque lo haré bien. Si eligen a alguien, quiero que sea a ella, no a mí. Pero me encantaría actuar; si tienes otra cosa, me avisas”.
El director, quizás sorprendido por la respuesta, insistió. “Quiero que hagas el casting igual, no te voy a dar ese papel”. “¿Estás bien con eso?”, le preguntó Fiorella a su hermana. Bárbara solo dijo “sí”. Hicieron el casting y el renombrado director de cine Lucho Llosa pidió contratar a las dos. A Fiorella le iban a crear un personaje. Era sábado y el lunes empezaban las grabaciones.
Así ingresó a Torbellino, telenovela que alcanzó popularidad junto al grupo que formaron sus protagonistas, al estilo de productos mexicanos como Muñecos de Papel. Grupo que ahora conmemora 25 años con un concierto en el Anfiteatro del Parque de la Exposición, el próximo jueves 23 de noviembre.
Aquella vez, Fiorella agradeció su ingreso a Torbellino, pero luego pidió estar en el grupo. No se podía, ya lo tenían formado. “Ya, pero quiero estar en el grupo. Te dejo eso ahí para que lo pienses, porque tengo varias canciones”, insistió.
-¿Qué tuvo esa generación?
La gente conectaba muchísimo más a un nivel más profundo. Pero somos la misma máquina de toda la vida.
-Sigues siendo tan vital.
Es que siempre tengo muchísima energía. Además de Torbellino, ando en reuniones de trabajo porque tengo la escuela, que ya tiene 24 años.
-Fundaste la escuela luego de Torbellino…
Fue ahí nomás, porque Torbellino fue 97, 98 fue Boulevard Torbellino y 99 hice la escuela. Luego hice una novela más con Iguana y después ya no… Dejé de actuar porque quería tener hijos, casarme, formar una familia y, sobre todo, quería tener mi propia empresa para tener la libertad que me encanta.
-¿Cómo lograste entrar al grupo?
En una escena de la novela se me dio la oportunidad. Yo tenía que coquetear con Santiago Magill y le dije al director: “¿Qué te parece si acá, en vez de solo actuar, le canto una canción a capela?”; una canción que hice a los 13 años.
-Estabas esperando la oportunidad.
Yo iba a meter mi canción en cualquier momento… Yo quería estar en el grupo. Y le canté “Poco a poco”. Le gustó y me dijo que se la cante a Roxana Valdivieso. Fui y se la canté. Le encantó y esa misma tarde me mandó a sacarla en piano y quedó.
-¿Así has sido en la vida?
Siempre. Mil veces me han dicho que no y he ido y he abierto la puerta. Cuando me dices que no, es una gasolina. Siempre y cuando no sean cuestiones de amor, porque ya aprendí. Me casé dos veces con las personas que quería, aunque me divorcié dos veces. Pero he logrado todos mis sueños.
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-¿La relación para siempre sigue siendo un sueño?
No sueño para nada con ningún tipo de relación, pero sí me podría casar, me podría seguir casando feliz de la vida. No tengo miedo al respecto, pero sí tengo más cautela, ahora confío más despacio. Ojalá apareciera alguien que esté en la misma madurez que yo o en el mismo grado de sabiduría y de no perfección.
-¿Qué te enseñó Torbellino?
Me enseñó cómo se siente la adrenalina, intensa. Íbamos de ciudad en ciudad, grabábamos de lunes a viernes, de 7 de la mañana a 12 de la noche. Eran 25 escenas diarias o más. Sábado y domingo era llegar a la ciudad donde nos tocaba hacer conciertos, y a veces llegábamos el mismo lunes de frente del aeropuerto a seguir grabando. No parábamos.
-¿Qué tanto pegó Torbellino que no nos enteramos?
Nunca me di cuenta de la magnitud que teníamos como grupo. Si me hubiera dado cuenta, no hubiera dejado que el grupo se separe nunca. Yo era muy chica, tenía 22 años, estaba lidiando con mil emociones. Es más, el grupo se desintegra y Bárbara y yo continuamos, pero luego ya no, porque Bárbara se enfrentó a un juicio por la tenencia de sus hijas y el juez dijo que Bárbara no podía cuidar a sus hijas si andaba viajando por las presentaciones. Le dije ocúpate de tus hijas y yo me ocupo de mi empresa.
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-¿Pero por qué no seguiste como actriz y cantante? Estabas en tu mejor momento.
Lucho Llosa me hizo una propuesta. Me dijo: “Yo te envío a Nueva York a estudiar lo que tú quieras y hacemos un contrato de exclusividad de tres años, y hacemos tres novelas, una novela por año”. Me iban a pagar superbien.
-¿Y qué pasó?
Le dije OK, pero primero quiero conocer Nueva York. Viajé y con un taxi fui de escuela en escuela de baile. Y en cada escuela decía: “Pero esto no hay en Lima, esto tiene que haber en mi país”. Cuando vine, ya había una propuesta de Panamericana Televisión. Lucho se portó muy bien conmigo, lo quiero mucho…
-¿Qué le dijiste?
Me emociono cuando lo digo (se quiebra su voz y se humedecen sus ojos)… Gracias por la oportunidad, pero allá me he dado cuenta de que no quiero seguir actuando. “¿Pero, Fiorella, cómo me vas a decir esto? Te estoy dando la oportunidad que todos quisieran tener”, me dijo. Quiero vivir mi presente y quiero mi libertad absoluta. No sé si en un año quiero ir al África. No quiero saber que hay una empresa que es dueña de mí por tres años. Quiero hacer este curso, pero me lo quiero pagar yo para no deberte nada. Además, te voy a decir algo que te parecerá extraño: me encanta actuar, pero no me gusta maquillarme todos los días…
-Qué locura.
Y así lo hice y formé Dance Studio… Y no me arrepiento de ninguna decisión.
-Cuando vi a Stephanie (su hermana menor) llegar a Hollywood, pensé: ese pudo haber sido el destino de Fiorella.
Me queda clarísimo que yo hubiera llegado a Hollywood, pero no me dio la gana. Tenía claro que quería tener mi libertad, mi empresa y quería casarme y tener hijos.
-Eres un torbellino…
Yo era energía, coquetería y vitalidad, que la voy a tener hasta que me muera. Si llego a los 90, estaré igual: regia, espectacular.
-Tu madre es así. Lo tienes en la sangre.
Ah no y mi abuelita…, te mueres… Tiene 97 y es increíble; su exenamorado de la chiquititud hasta ahora la busca (ríe). Y es que mujeres así, no se superan nunca.
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AUTOFICHA:
-“Soy Fiorella Cayo Sanguineti. Viví pensando que era Ana Fiorella. Mi papá dijo que me llamaba así y mi mamá decía que era Ana Fiorella. Nos enteramos de que no era así por la partida de nacimiento, cuando acabé el colegio y entré al IPP”.
-“Nací en Lima. Estuve en La paquita peruana a los 14 años, luego El baúl de la felicidad, Obsesión, Torbellino, Pisco Sour. En este último escribí un guion. Luego Boulevard Torbellino, Cazando a un millonario que hice años después, cuando formé mi escuela”.
-“Mi escuela Dance Studio Perú tiene varios talleres para niños y niñas desde los 3 años hasta jóvenes y adultos. Quiero crear un nuevo curso que buscará el desarrollo de mente, cuerpo y espíritu, y lo voy a dictar en parte yo y con otros profesionales”.
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