¿Cuál es la novedad de esta temporada de La Tarumba?

Han vuelto los caballos. Este año en particular estamos trabajando con cinco caballos. Y eso transforma todo el circo, lo convierte en otro espectáculo. Tenemos tres caballos muy grandes que han venido de Estados Unidos. Y también dos caballos que eran de La Tarumba y nos los han prestado de vuelta. Ellos han regresado a la pista de circo para esta temporada.

¿Qué otras atracciones temáticas habrá este año?

Cuando me preguntan cuál es el plato fuerte o la atracción del show, se me hace difícil responder. Para mí el protagonista es el equipo. El tema es todo el trabajo que hay detrás de un espectáculo. Hay gente con mucha experiencia que viene de Francia, España y Estados Unidos, por ejemplo. Eso nos permite tocar temas con cierta profundidad, cosa que normalmente en el circo no se hace.

Este año están tocando la historia de los gitanos.

Hemos hecho una investigación de material. Una acumulación sensible de historias y textos a través de textos, zooms y videos para poder comprender las tradiciones gitanas. Eso el público lo aprecia.

¿Cómo le explicaría el concepto de La Tarumba a alguien que nunca la ha visto?

No es fácil. No es solo ver el espectáculo. Es también vivir una experiencia que no solo pasa por lo racional, sino también por lo emocional. Siempre tratamos de tener un hilo conductor en cada espectáculo. A mí me gusta que el público vaya recorriendo las diversas emociones a lo largo del espectáculo. Y no solo con la emoción de la destreza física o de si se va a caer o no. Hay momentos poéticos y sorprendentes. Y hay personajes que transmiten una energía y atmósfera especial.

La historia de la migración gitana es también un mensaje de igualdad y respeto

La migración gitana es de las más importantes, tanto a nivel de cantidad de gente como de años de duración. Hasta ahora los gitanos siguen recorriendo las carreteras. Cuando decidimos hacer esta idea no solo miramos la experiencia gitana. Pensamos también en la gran migración que se está dando de parte de los venezolanos en Latinoamérica. Hay muchas cosas en común entre ambas migraciones. Y hay una estigmatización. Porque si bien algunas personas han dado motivos, no es la mayoría. Lo mismo que viene sucediendo con los venezolanos ha sucedido antes con los gitanos. Por eso te digo que más allá de la destreza física, también hay una reflexión que nos toca hacer para encontrarle una salida a tanta ge nte que sufre las consecuencias.

¿De dónde viene la palabra “camborio”?

La palabra “camborio”, al igual que “La Tarumba”, la encontré en la obra del poeta Federico García Lorca. En “Prendimiento de Antoñito el camborio” y “Muerte de Antoñito el camborio”, del ‘Romancero Gitano’. Y la palabra se me fue quedando. En el calé o caló, el idioma de los gitanos en España, “camborio” significa familia, procedencia, dinastía. Me pareció un nombre oportuno.

Entiendo que tiene artistas gitanos en su elenco.

Sí. Hay un acróbata a caballo que es un gitano de origen italiano. Se llama Caleb Carinci y tiene 35 años. Su padre se dedicaba a la comida italiana. Y su madre es una mujer de teatro que vive en Nueva York. Conoce del mundo teatral, del mundo de los caballos y de la vida gitana. Hay una familia española que también trabaja con nosotros. Son padre, madre e hijo que también aportan desde su cultura gitana. Tienen mucho nivel. Son maravillosos.

¿Qué otros números integran la función?

A ver, tenemos acrobacia, trapecio, equilibrio sobre el cable, malabares y números aéreos. Tenemos todo lo que debe tener un circo en el contexto del mundo gitano. La van a pasar bien, se van a sorprender y van a apreciar un espectáculo netamente circense.

¿Cómo sobrevivieron a la pandemia?

La pandemia fue complicada como lo fue para todo el mundo. Aunque seguramente no fue tan complicada como lo fue para la mayoría de peruanos. Soy una persona que normalmente no se queja. Soy agradecido con lo que me ha tocado en la vida. Fue duro por gente muy cercana que partió. Hubo tres personas muy cercanas que aún seguimos extrañando. Son cosas de la vida. Tuvimos que dejar ir a los caballos. Eran doce caballos y tres ponis. Fue duro también. Y de pronto ver una cantidad de gente de La Tarumba que se quedaba sin trabajo, incluyendo a los directores. Pero hay un sentimiento que nos fortalece que viene de nuestro propio equipo y del público que nos fortalece. Estoy muy agradecido con la solidaridad de la gente. A los caballos los tienen engreídos. Y hay instituciones que fueron importantísimas el año pasado para la reactivación. Y que siguen siendo importantísimas para nosotros. No tengo por qué quejarme, sinceramente.

Hay un gran legado de la cultura gitana en la tradición circense.

Hay una especie de atractivo, magia y misterio, propios de la cultura gitana. Y eso se siente y te atrapa.