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Helmer del Pozo, docente: “El Estado tiene que innovar su estrategia de inclusión” [ENTREVISTA]
Helmer del Pozo es un docente cusqueño reconocido a nivel nacional por su arduo trabajo en la educación especial para niños con discapacidad. Estuvo en Lima con el fin de capacitar a maestros de ocho Centros de Educación Básica Especial (CEBE) para que innoven en su enseñanza al crear recursos y herramientas educativas que permitan un aprendizaje más inclusivo. Con sus investigaciones logró que estudiantes con parálisis cerebral puedan utilizar una vincha con un brazo incorporado para usar el teclado. Del Pozo nos revela sus mayores motivaciones.
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Helmer del Pozo es un docente cusqueño reconocido a nivel nacional por su arduo trabajo en la educación especial para niños con discapacidad. Estuvo en Lima con el fin de capacitar a maestros de ocho Centros de Educación Básica Especial (CEBE) para que innoven en su enseñanza al crear recursos y herramientas educativas que permitan un aprendizaje más inclusivo. Con sus investigaciones logró que estudiantes con parálisis cerebral puedan utilizar una vincha con un brazo incorporado para usar el teclado. Del Pozo nos revela sus mayores motivaciones.
¿Cómo llega a involucrarse en la educación especial?
Es una historia bien bonita porque uno se identifica, pero también se queda con la curiosidad de saber qué pasa con este mundo, ¿por qué la sociedad en general la tiene invisibilizada? Son los que menos atención tienen de parte de la sociedad, del gobierno y de todos. Eso ha despertado mi interés de saber qué es de ellos y cómo se les puede ayudar. Pude hacer un posgrado a nivel de segunda especialidad y me involucré más en la educación especial. Tuvimos bastantes clases prácticas con profesores de España y nos han enseñado mucho. En España ya lo tienen avanzado. Esto me ha ayudado a que yo pueda laborar en un colegio especial en Cusco, en el CEBE Don José de San Martín, un colegio grande a nivel nacional. Fundación Telefónica convocó para hacerse cargo de un aula digital en la clínica San Juan de Dios de Cusco y así me involucré. Ahí es donde nace la inquietud de saber cómo es que se tiene que atender a niños con discapacidad, pero con ayuda de las tecnologías.
¿La tecnología ayuda a los niños con discapacidad a desarrollarse?
En los 14 años que me tocó laborar en San Juan de Dios pude validar que la tecnología sí ayuda enormemente en el trabajo con niños con discapacidad severa, múltiple y todo tipo de discapacidades. Les ayuda mucho frente a la barrera de acceso al conocimiento. Es de gran ayuda para abrirles la puerta hacia el mundo. Esa es una de mis mayores motivaciones y hasta el día de hoy sigo apasionado con todo lo que se trata de tecnología y la educación especial. Lo que hace la sociedad es crear barreras a los niños con discapacidad intelectual, auditiva y visual, pero la tecnología ayuda a eliminarlas.
¿Cuánto nos falta avanzar con la inclusión educativa?
Estamos bastantes años retrasados en el tema de inclusión porque todavía tenemos el pensamiento de que las personas con discapacidad se tienen que acomodar a las personas regulares; es decir, si alguien tiene algún tema de discapacidad motora o física, tiene que rehabilitarse para que camine y se vuelva “normal” para que pueda acceder a cualquier espacio, pero la sociedad hace muy poco para adaptarse a ellos, o darles mejores condiciones. Eso se puede trasladar a una situación de aprendizaje porque un maestro quiere que sus alumnos sean iguales y eso nunca va a suceder, porque nadie es igual a nadie. Todos tenemos nuestras propias características, incluidos los niños con discapacidad. Entonces, ¿qué debe hacer el maestro? Adaptar sus clases a las características diferentes que va a tener en su aula.
¿Hay resistencia en otros maestros para la inclusión?
Muchos maestros se quejan y dicen que no harán ciertas cosas porque no están capacitados o no quieren prepararse más, pero no se trata de que se carguen de más trabajo, sino de buscar una estrategia adecuada para que puedan responder a la diversidad y no necesariamente teniendo que hacer mayores sacrificios; para eso está la investigación. Hoy por hoy tenemos bastante información, gracias a la globalización, y podemos leer otras experiencias, sobre todo de países europeos.
¿Hay algún caso que recuerde con mayor afecto?
Hay muchos. Recuerdo a uno de mis estudiantes que era de Chalhuanca, de la región Apurímac, pero, por situaciones de salud, tenía que permanecer en Cusco. Luchito fue uno de nuestros estudiantes que llegó bien pequeñito con parálisis cerebral, no caminaba. Él no tenía compromiso intelectual y eso sucede con muchos niños con parálisis cerebral. Su capacidad cognitiva no está dañada, sino que el tema es motriz. Por eso, cuando trabajas con ellos y les brindan las condiciones adecuadas para que puedan manejar la tablet o la computadora y muchas otras actividades, como pintar o acceder a todo tipo de información, se les fabrican algunos ‘ortésicos’. Lucho se rehabilitó, mejoró su condición. Se fue leyendo perfectamente, escribía con ayuda, él tenía una buena proyección para ser una persona exitosa en su vida.
¿Qué son los ‘ortésicos’?
Me capacitaron para la elaboración de ‘ortésicos’, de férulas y, aunque evidentemente esa es una tarea de terapeutas ocupacionales, ellos tienen una visión médica; en cambio, yo le he dado una visión educativa, más funcional. Eso es lo que está ayudando a los niños.
¿Cuánto influye el apoyo de la familia en la mejora de los niños con discapacidad?
La forma como la familia se involucra es determinante. Si hay familias que no se van a involucrar, poco o nada vamos a lograr con esos estudiantes, así nosotros pongamos lo mejor de nuestra parte. La familia es un pilar fundamental en el trabajo que se hace con los niños y se nota cuando está involucrada porque los niños tienen mejores resultados.
¿Cómo ve la estrategia de inclusión educativa a nivel nacional?
Un indicador importante es cómo atendemos a la población con discapacidad tanto en colegios especiales como en la educación básica regular. El Estado tiene que innovar su estrategia de inclusión y hacer una permanente evaluación de lo que funciona porque los maestros que estamos en cancha sabemos que evidentemente no es la mejor. Por eso es que no estamos avanzando mucho en este tema.
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