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Así se despide Mario Vargas Llosa del reconocido artista Fernando De Szyszlo
El novelista peruano le dedicó su columna en el diario El País a “Godi, el mejor de los amigos”.
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El pasado 9 de octubre falleció, a los 92 años de edad, el reconocido artista plástico Fernando de Szyszlo junto a su esposa Liliana Yábar Davila de Szyszlo (96) al interior de su vivienda.
Es por ello, que Mario Vargas Llosa le dedicó su última columna en el diario el País a “Godi” —como era llamado cariñosamente por sus amigos Fernando de Szyszlo— pues para él fue “el mejor de los amigos”.
“Eran las tres de la madrugada en Moscú cuando sonó el teléfono. Mi hija Morgana llamaba para decirme que Lila y Fernando de Szyszlo habían muerto, desbarrancados por una escalera de su casa. Ya no pude dormir. Pasé el resto de la noche paralizado por un atontamiento estúpido y un sentimiento de horror”, inicia Mario Vargas Llosa su escrito.
La confusa muerte del artista plástico también fue cuestionada por Vargas Llosa. Sin embargo, tras hablar con el hijo de Fernando de Szyszlo pudo confirmar que todo fue simplemente un trágico, muy trágico accidente.
“Oí tantas veces decir a Szyszlo (Godi para los amigos) que no quería sobrevivir a Lila, que si ella se moría primero él se mataría, que, pensé, tal vez había ocurrido así. Pero, minutos después, cuando pude hablar con Vicente, el hijo de Szyszlo, quien estaba allí trémulo, junto a los cadáveres, me confirmó que había sido un accidente. Después alguien me informó que habían muerto tomados de la mano y, según los médicos, la muerte había sido instantánea, por una idéntica fractura de cráneo.”, agregó.
Mario Vargas Llosa recordó también cuando conoció a Szyszlo: “Cuando lo conocí, en julio o agosto de 1958, estaba casado con Blanca Varela. Vivían en un pequeño altillo de Santa Beatriz que era a la vez hogar y estudio. Desde el primer instante supe que seríamos íntimos amigos”.
El Nobel de Literatura no dudo en elogiar a su entrañable amigo: “Lo que me queda de vida ya no será lo mismo sin Godi, el mejor de los amigos. Fue un gran artista, uno de los últimos, entre los pintores, al que se podía aplicar ese adjetivo con justicia, y una espléndida persona. Culto, entrañable, divertido, leal. Enriquecía la noche con sus anécdotas y sus chistes cuando estaba de buen humor (…) Cuando estaba de mal humor se encerraba en un mutismo de sílabas, una inmovilidad de estatua y se le respingaba la nariz”.
Vargas Llosa indicó que la pasión del Szyszlo era el arte, “pero la literatura le apasionaba también”, y que la muerte de su hijo Lorenzo, en un accidente de aviación fue un episodio que nunca pudo superar, “una herida que sangraba sin cesar”.
El destacado novelista peruano finaliza su breve recuerdo, elogiando la obra del Fernando de Szyszlo: “Pese a ser tan lúcido, probablemente ni él hubiera podido explicar todo aquello que su pintura convoca y mezcla, y que la clarividencia de su intuición y su buen oficio artesanal integraban en esos bellos cuadros inquietantes, incómodos y turbadores. Ahora que él ya no está más, nos queda su pintura. Tengo la seguridad de que durará más que su generación y que la mía y que muchas otras más”.
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