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Cristiano Estela, luchador MMA: “Si me la hubiese creído desde el inicio, ahora estaría en la UFC”
Cristiano Estela, luchador MMA: “Si me la hubiese creído desde el inicio, ahora estaría en la UFC”
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El tatuaje que Cristiano Estela lleva en la espalda puede bien ser un resumen de su vida: “Nacido para luchar”. Tres palabras, un destino. La frase impresa en su piel es verdad, por más que hubo un largo tiempo en que él mismo se tiró golpes. Se rodeó de gente equivocada, hizo cosas equivocadas, tomó decisiones equivocadas. Pero la vida misma le dio la oportunidad para redimirse. Y ahora Cristiano es luchador profesional de Artes Marciales Mixtas (MMA). Su vida no es precisamente una historia de superación –aclara–, solo es el resultado de empezar a “hacer las cosas bien”, encaminarse, de saber que el deporte puede ser siempre otra oportunidad.
Cristiano Estela es de Mollendo, puerto bravo arequipeño. En su mente está grabado aquel vals de Salvador Quintana. Donde los hombres por su guapeza/son ejemplos de gran valor, canta para luego asegurar que los mollendinos son de raza guerrera. Y el valor es necesario, sobre todo para meterse a una jaula donde lo único que recibirás serán golpes. “Cuando estoy adentro, la adrenalina me sube a mil”, dice mientras muestra sus medallas y cinturones. Uno de ellos, el más brillante, es el que lo alza como el vigente campeón peso welter de la FFC.
-¿Qué recuerdas de esa niñez en Mollendo?
La comida y la playa. La gente en el puerto es bien futbolera. Vivía a dos cuadras del mar. En la noche, en mi cama, escuchaba el sonido de las olas golpeando las peñas. Fue una infancia bien bonita.
-A los 12 años viajas a Lima.
Sí, vengo a vivir a Lima con mi mamá. Comencé a estudiar de noche. Poco a poco conocí gente bien movida. Al salir del colegio trabajé como mensajero, pero solo por un tiempo. ¿Sabes? Es que la misma zona se presta... (silencio). Aquí si tú quieres ser ‘maldito’, pues todo está fácil, no necesitas caminar mucho. Yo estuve muchos años en el camino chueco.
-¿Qué es el camino chueco?
Estuve metido en drogas.
-¿Tocaste fondo?
(Silencio). Sí, fueron dos años donde estuve bastante acelerado.
-¿El deporte fue una salvación?
Desde muy joven iba a los eventos de valetodo, pero siempre como espectador. Era la época donde este deporte era muy popular. Es así que aprendí primero a practicar sumisión (concepto de las MMA), les agarré bastante el gusto a las llaves. Fui a una academia y pagué por tres meses. Era muy bueno, pero luego ya no pude pagar y mi mamá me encontró trabajo. Entonces dejé la academia.
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-Fue tu primer abandono.
Sí luego ya por el 2004 un amigo mío, ‘Cachito’, me cuenta que había otra academia en San Martín de Porres. Le cuento que yo no podía pagármela y él se ofrece a hacerlo. Fue así que comienzo a entrenar, a competir. Salgo campeón en algunos torneos nacionales. Algunas universidades me llamaron para integrarme a sus filas, pero para serte sincero no daba mi cien por ciento. También hacía cosas no tan buenas.
-¿Crees que perdiste el tiempo?
Por supuesto. Si yo me lo hubiese creído desde el inicio, estaría ahora en la UFC, lo más alto de las MMA. Ya luego cuando empecé a tomar en serio a este deporte, ya era algo tarde. En realidad yo comencé a pelear solo para que la gente no hable, para que no diga que no hago nada. Siento que faltó alguien detrás de mí, para que me diga por dónde ir.
-¿Cuál ha sido tu pelea más difícil?
Ocurrió en 2016 contra el brasileño Michel Pereira, que ahora pelea en la UFC. Se levantó todo el coliseo para aplaudirme. Fue algo así como morir y levantarse de la muerte. Me desmayaba y me volvía a parar por los golpes de Michel. La gente se levantó, coreó mi nombre. Al final yo ya sabía que había perdido, pero me gané el respeto de todos. El mismo Michel me sacó en hombros. Ahora él es millonario, muy famoso.
-¿Qué sensación te invade cuando peleas?
En la jaula la adrenalina está a mil. Ves a toda la gente, las luces, las cámaras. A mí se me achica la visión y solo me concentro en mi rival. Entonces empieza un proceso de supervivencia. A veces tú puedes estar seguro de que estás pegando a tu rival, pero de pronto revive. Tienes que estar concentrado en todo momento. He leído que cuando estás a punto de morir, todos tus sentidos se ponen a mil. Algo así ocurre dentro de la jaula.
-¿Es un deporte violento?
Las artes marciales mixtas son un arte para defenderte y para atacar. Todo conlleva una preparación. Por ejemplo, no es que te vea y te pueda meter un golpe así (hace el gesto de golpear mi cara con su mano derecha). Antes de meterte el golpe te tengo que decir ‘mira acá, mira al pajarito’ (mueve su mano izquierda desde un costado). Te tengo que ir trabajando para golpearte y todo eso es un arte. Te tengo que engañar, hacer maniobras.
-Además de luchar, tienes una academia. ¿Qué tipo de personas llegan?
De todo. Desde muy educadas, preparadas hasta gente confundida. Pero desde el momento que pasan esa puerta saben que esta es mi selva. Acá se respeta a todos. Hay gente soberbia a la que me ha tocado poner en línea. Por ejemplo, a veces vienen y dicen ‘quiero entrenar porque le tengo cólera a tal persona’. Están equivocados, de eso no se trata este deporte. Para eso estoy aquí, para guiarlos.
-Peleaste en diciembre por la FFC 48 en México.
Sí, le gané al colombiano Mauricio Otárola, en el primer asalto.
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-Gracias a ello recibiste un reconocimiento en Mollendo, tu tierra.
Que la ciudad donde viviste te reciba y te brinde un reconocimiento es una gran sensación porque no solo me lo están dando a mí, sino a toda mi familia, a los Estela o los Ríos. Mi familia al inicio no daba ni un sol por este deporte, me decían que me busque un trabajo. Pero gracias a Dios todo ha cambiado.
-¿Qué le dirías al Cristiano de 18 años?
Que se dedique a entrenar, solo a entrenar. Que no haga caso a la calle.
AUTOFICHA
“Soy Cristiano Estela Ríos, nací en 1984 en Mollendo, Arequipa. Llegué a Lima, a San Martín de Porres, a los 12 años, para vivir con mi mamá, Yolanda. Tengo una hija de 15 años, su nombre es Shantall”.“Tengo mi academia de MMA Team Bad Boys (Av. Perú 1871, S.M.P.). Me considero un buen entrenador, transmito bastante y tengo una buena relación con mis alumnos. Ahora tengo a más de 30. Por ahora te puedo decir que tres de ellos, que ya son profesionales, van a llegar muy lejos, yo sé que lo van a hacer”.“Tengo mi academia de MMA Team Bad Boys (Av. Perú 1871, S.M.P.). Me considero un buen entrenador, transmito bastante y tengo una buena relación con mis alumnos. Ahora tengo a más de 30. Por ahora te puedo decir que tres de ellos, que ya son profesionales, van a llegar muy lejos, yo sé que lo van a hacer”.
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