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Coronavirus: Actividades para ejercitar la mente sin recurrir al internet
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Ahora que niños, adolescentes y jóvenes se encuentran en casa, cumpliendo las disposiciones de seguridad para detener los contagios del Covid-19 o coronavirus, son muchos los padres preocupados por la falta de actividades educativas a su disposición o posibles excesos en el uso de videojuegos e Internet, y los gastos que esto representará en su cuentas de luz una vez se supere la emergencia nacional.
A continuación, el Programa Nacional de Becas y Crédito Educativo (Pronabec) del Ministerio de Educación comparte algunas alternativas offline que podrían ser de utilidad para ejercitar las mentes de toda la familia.
Comprensión, escritura y memorización
La lectura alimenta la imaginación, enriquece el vocabulario y fomenta el pensamiento lógico. De la misma manera, el escribir, ya sea relatos, poemas o simplemente lo acontecido en el día, estimula la memoria y predispone a la persona a buscar mecanismos para explicarse con mayor claridad.
Una manera de enganchar a los más jóvenes en la pasión por las letras es convirtiendo lo que leen en un juego. Por ejemplo, dramatizando lecturas o construir en conjunto una historia. La idea es repetir todas las frases antes de sumar una nueva. De esta manera, se va desarrollando la rapidez mental, la imaginación y también la memoria.
Para los más grandes, memorizar sus pasajes favoritos de algún texto, o los versos de algún poema, también constituye un ejercicio ideal.
Juegos de mesa
Desde el ajedrez hasta los rompecabezas, pasando por el monopolio en todas sus presentaciones, estos pasatiempos jamás pasarán de moda.
Quienes no cuentan con estos juegos en casa, o desean probar algo distinto, podrían optar por la charada, que consiste en hacer mímicas de películas, cuentos o personajes para que los demás lo adivinen.
Música clásica
En los años 90, la hipótesis de que escuchar las composiciones de Wolfgang Amadeus Mozart hacía a las personas más inteligentes propició el interés de miles por adquirir sus discos y exponer a los más pequeños a su música. Y aunque hasta el momento ningún estudio científico ha logrado confirmar dicha afirmación, las ventajas que ofrece la música clásica, no solo la compuesta por Mozart, sí ha probado sus efectos positivos sobre las emociones de quienes la escuchan.
Una actividad que podría ser atractiva para la familia es descubrir, mediante aplicaciones que funcionan offline como Spotify, las composiciones más representativas de los compositores universales, como los Nocturnos de Chopin, las piezas para ballet de Tchaikovski o las Estaciones de Vivaldi. Un juego que se podría realizar, sobre todo si hay niños, es preguntar si ya habían escuchado alguna de esas composiciones en dibujos animados o películas.
Seamos responsables. Si saturamos las redes, nos quedamos sin internet.
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