Los aplausos no estaban en el presupuesto. Solo tenían cuatro canciones para aquel día. “¿Cuánto vale el show?”, “Orgullo”, “King Kong el mono” y un cover de The Clash: “Should I Stay or Should I Go”, que la cantaba Miguel Tapia. Para satisfacer la expectativa escolar en el Liceo 6 donde también eran estudiantes, agregaron dos temas de los Clash: “Lover’s rock” y “Clash city rockers”, que los tocaron como pudieron. Era 14 de agosto de 1982 y eran Los Vinchukas, también integrado por Jorge González y Claudio Narea. Fue el debut de los amigos de San Miguel sobre un escenario. “Pensamos que había salido bien y empezamos a conseguir más conciertos”, me dice Narea; al cuarto concierto, ya eran Los Prisioneros.
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Y en 1984 editaron su primer álbum: La voz de los 80. Claudio Narea vuelve al Perú para dar dos conciertos, en Lima y Trujillo, como parte de una gira que recuerda y celebra aquel hito discográfico del rock latinoamericano.
Estás en un momento interesante. Vienes de Australia, acabas de tocar en Colombia con gran acogida, a fin de año llegarás al festival Bésame Mucho en Los Ángeles...
Y ahora vamos a Costa Rica, donde nunca hemos ido con Los Prisioneros; a Australia tampoco fuimos. El año pasado estuvimos en Londres, España.
Siento que hay una suerte de aceptación hacia Claudio Narea tocando temas de Los Prisioneros.
En mi vida hubiera pensado estar tocando canciones de Los Prisioneros. Cuando me fui de Los Prisionero en el año 90 yo armé otra banda y no había repertorio de Los Prisioneros. En el 2000 saqué un disco solista, pero no me atrevía a cantar en vivo. Tiempo después nos juntamos con Los Prisioneros, en el 2001. En el 2003 me fui de la banda, empiezo a preparar material nuevo. Y el 2006 saco un segundo disco solista y en realidad tuvimos muy pocos conciertos. En el 2009, participo en un festival con mis canciones de solista e invito a Profetas (y Frenéticos) a tocar conmigo. Apareció Miguel Tapia y también lo invité a tocar conmigo. Fue muy noticioso que dos exPrisioneros se junten a tocar. Producto de eso empezaron a invitarnos a tocar a otros lados, y lo hicimos sin ningún plan. La música de Los Prisioneros seguía muy viva y no estaba siendo tocada por nadie en esos días. Pero todo se vino abajo con la pandemia. Y de vuelta, empiezo a tocar de a pocos, en bares chicos, sin ningún plan y cada vez sacábamos más canciones de Los Prisioneros, y por supuesto metía mis canciones; saqué un tercer disco solista, pero estaba tocando con Miguel y pasó a un segundo plano. Pero ahora he vuelto, asumiendo que fui parte de una banda importante como Los Prisioneros y hacemos versiones de las canciones originales. Es un momento en el cual estoy todavía sorprendiéndome de ser uno de Los Prisioneros y de tocar esas canciones.
Con Bésame Mucho ya entras a un circuito interesante de festivales actuales.
Así es. Y también estoy preparando música nueva, porque no me interesa tanto ser un artista del recuerdo.
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Hace 40 años publicaron el disco ‘La voz de los 80’. ¿Cómo eran esos días de agosto de 1984?
El proceso del disco empezó en mayo. La primera canción que grabamos fue “La voz de los 80” y de ahí fuimos a tocar a una universidad. En el auto de Carlos (Fonseca, el manager) fuimos escuchando la canción una y otra vez. Y en agosto la última canción compuesta fue “Nunca queda mal con nadie” y la hicimos debutar ese mes y gustó. Por octubre y noviembre grabamos las últimas canciones, entre ellas “Nunca quedas mal con nadie”, “Sexo”, “Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos”, “Mentalidad televisiva”, “No necesitamos banderas”. Y en diciembre salió el disco en formato casete.
¿Qué expectativa tenías?
No sonaba a nada de lo que hubiera en esos días. Nuestros gustos e influencias habían cambiado. Los primeros artistas que nos gustaron fueron los Beatles, Kiss, Queen, Led Zeppelin; pero de pronto, aparecían otras bandas que tocaban cosas bastante sencillas como Ramones, The Clash, Sex Pistols; o cosas más complejas como Stranglers, Divo. Y nos cambió la cabeza.
¿Cuál es tu balance del valor de ‘La voz de los 80’?
Creo que es el mejor disco nuestro, porque algo se fue perdiendo por el crecimiento de la banda. Fuimos perdiendo las razones por las cuales estábamos unidos. Cambia el entorno, vas teniendo otras experiencias que no fueron positivas; en la medida que fuimos haciéndonos famosos, nos fuimos separando. Y ese disco es el más importante porque somos nosotros, es muy real. Los discos posteriores están como pensados, de hecho no están tocados. A partir del Pateando piedras la banda, por ejemplo, tiene las baterías programadas. Sí, es una forma de trabajar, pero prefiero las baterías tocadas de Miguel de La voz de los 80, que las baterías secas y sin mucha vida del Pateando piedras.
¿’La voz de los 80’ es donde quizás tienes más presencia también?
También tengo presencia en otros discos. Pero para mí la música tiene que ver con tocar, divertirse. En los otros discos no la pasé tan bien. Me gusta La voz de los 80 como un disco completo.
¿Tienes algún tipo de comunicación con Jorge González?
En este momento no. Lo que pasa es que, a ver, escribí un libro de 400 páginas para contar mi historia. Publiqué el libro el 2014. El año 2021 estábamos en pandemia; entonces, se me ocurrió escribir. Estaba encerrado en mi casa y dije voy a ver qué tal queda escribir un nuevo capítulo sobre estos últimos años contando, además, cómo estuvo esto de tocar con Miguel y por qué dejé de tocar con él. De pronto, me empezaron a llegar unos mensajes anónimos y caí en la cuenta que Jorge González me estaba escribiendo esos mensajes. No era la primera vez que me escribía anónimo. Después de hacerle ciertas preguntas, me di cuenta de que sí hablaba con Jorge González.
¿Qué te decía en los mensajes?
Cosas un poco misteriosas, pero como que en buena onda. Era él. Hablamos durante un mes más o menos. Hablamos mucho. Siempre desde esa cuenta misteriosa que me escribía a mi Instagram. Le dije que estaba escribiendo un capítulo nuevo de mi libro y que me gustaría contar que también estaba hablando con él, porque encontraba que era sorprendente y bueno que después de tantos años estemos hablando en buena onda y que él me contara su experiencia, su vida actual y yo le pudiera también decir muchas cosas. Le dije eso y me dijo “ya, no tengo ningún problema en que tú cuentes eso, pero yo jamás voy a reconocer que he estado hablando contigo”. Le dije ok, pero pensé que él iba a guardar silencio, como otras veces que yo decía algo y él se quedaba callado. Y lo puse en el libro, incluso eso que me dijo. Pues bien, él dio una entrevista diciendo que era mentira, que no había hablado conmigo y que tal vez fue otra persona. No, es Jorge. Pero me quedé con una buena sensación después de estas conversaciones, donde hablamos de todo, de lo que fue bueno, de lo que la cagamos, de todo y de todo lo que sale en mi libro también, que es un extracto de las conversaciones, de lo que me pareció más buena onda de publicar. Lo más duro y que podría ser morboso no lo publiqué.
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¿De ahí ya no tuvieron comunicación?
No, yo preferí dejar de hablar con él.
¿En qué acabará esta historia?
Para mí la historia terminó ahí. Yo no sabía que después de publicar esta nueva edición del libro en el 2021 vendrían viajes a Australia, Canadá, Estados Unidos, Londres, por toda Latinoamérica. Lo que digo en el libro es “bueno, esta es la historia”. Yo hubiera preferido otra historia, una donde Los Prisioneros siguiéramos hoy día juntos, donde pudiéramos seguir tocando los tres. Pero ahora estoy trabajando en canciones nuevas, quiero conectar con gente joven.
Imaginemos esta escena: pasan 50 años y te hacen esta pregunta: ¿Quién fue Jorge González?
Desde la lejanía, digamos, puedo mirarlo como un gran compositor de canciones. Más allá de si te gusta o no, es un buen artista. Es muy inteligente y tiene sus formas de ver el asunto, que es complejo; es raro eso de “voy a negarlo todo”.
Pero siempre ha sido así, ¿no? Es casi su sello.
Es complejo. Pero para mí fue buena la oportunidad de conversar después de 18 años sin hablar. Incluso, me dijo que le gustaría que vaya a su casa con uno de mis hijos, pero después decía que no porque sería mucho tema con los periodistas. Por eso preferí bloquearlo, porque no era tan sano, era todo extraño. Llegué a pensar que era una buena idea ir a visitarlo.
Que profético el nombre del grupo; de alguna forma, siempre serán prisioneros de ustedes mismos.
Con tener la posibilidad de contar la historia, que fue mi caso con el libro, ya dejo de alguna forma de ser tan prisionero. Creo que las canciones y el cariño de la gente son lo más importante. Y hoy en día soy el prisionero que está tocando y lo asumo con felicidad y tranquilidad.
Datos:
-Claudio Narea se presentará el 22 de agosto en el Centro de Convenciones de Barranco, en Lima.
-Y el 24, tocará en El Estribo Internacional de Trujillo.
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