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Carlos E. Macher, cineasta en EE.UU.: “Cuando sales de tu país, pierdes el miedo a moverte por el mundo”

Carlos E. Macher, cineasta en EE.UU.: “Cuando sales de tu país, pierdes el miedo a moverte por el mundo

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Un día se encontró consigo mismo. Al frente tenía a una persona amargada, rutinaria, que hacía poco o nada más allá de lo convencional. Reconoció que no era él. El supuesto deber de un migrante lo había transformado. Pero recordó que tenía una meta. Ocurrió hace siete años.
Ingresó a la universidad para ser ingeniero de sistemas, pero terminó enemistado con las matemáticas y encontró en las Comunicaciones su norte. Dejó Lima y migró. Trabajó en la OEA y hoy es consultor del Banco Mundial, pero sobre todo es cineasta, productor, actor y tenor. Alista su primer largometraje inspirado en el tiempo de los incas. Carlos Macher lleva una década en Estados Unidos.
Tiene el teléfono en la mano y está frente a un espejo. Le pregunto a quién ve. Se retrata como una persona que quiere contar muchas historias, que está feliz, que está muy ocupada con lo que quiere hacer, centrada y con un objetivo. El camino y el horizonte parecen firmes. Pero advierte que en media hora pasará una gran tormenta por Washington DC.

-Antes de que llegue la tormenta, ¿cómo la pasa un peruano en EE.UU.?
En mi caso, haciendo la preproducción de la película que grabaremos en Cusco. Y trabajando en lo que paga las cuentas como consultor en el Banco Mundial.

-¿Qué distingue al peruano fuera de su país?
Yo creo que un poco la resiliencia. El hecho de que no se rinde a pesar de que las cosas no necesariamente sean favorables hacia uno. Conozco muchos peruanos que la pasan fatal, la luchan y que después de un buen rato les termina yendo bien en todo.

-¿Por qué dejaste el Perú?
Yo estudiaba Comunicaciones y postulé a una pasantía para la Organización de Estados Americanos, y me salió. La pasantía iba a durar tres meses y duró dos semanas porque me ofrecieron el trabajo. Trabajé en la OEA, para el Banco Interamericano y ahora trabajo para el Banco Mundial. En ese ínterin, hice mi maestría en cine y empecé a hacer ciertas películas.

-¿Hacer cine y ser actor y cantante de ópera son la cuota de placer?
Como decimos, mi trabajo con las organizaciones internacionales es el hobby que me da sustento financiero y mi vocación real es la ópera. Pero, por ejemplo, hubo un tiempo que me quedé sin trabajo. Me tenía que ir porque estaba con el tema de la visa. Y dije: “¿qué me encanta hacer?, ¿qué necesito hacer?”. Contar historias, actuar. Ahí fue cuando empujé la parte de la ópera y trabajar en nuevos medios, como la realidad virtual, por la necesidad de seguir haciendo, para desfogarme de las frustraciones por quedarme en otro país, por no estar cerca de mi familia, sin trabajo y tener que irme.
-¿Es difícil vivir 10 años fuera del Perú?
Lo era al inicio, y básicamente porque uno extraña mucho a su gente. EE.UU. es un país maravilloso pero es un poquito individualista. Eso me afectó emocionalmente.

-¿Cuál es la clave para crecer fuera del Perú?
Nunca dejar de tener un norte. Trabajo en consultoría, pero mi carrera siempre fue comunicación y cine. De esa manera salen proyectos como Walking for freedom en Venezuela, que llegamos a la frontera y grabamos este gran camino que hacen los migrantes desde que salen de su país, y todo en realidad virtual.

-¿De alguna manera te sientes identificado con los migrantes venezolanos?
Hay unas tremendas distancias entre la realidad de ellos y la mía, pero te da mucho la perspectiva de ser migrante, de estar en un lugar para el que inicialmente no estabas hecho para vivir y del cual te vuelves parte, y ya no te puedes separar de él. Salir de una burbuja y entrar a un mundo en el que me tengo que adaptar te hace crecer mucho tus límites de pensamiento, tu capacidad de comprensión.

-¿Cómo llegó la ópera?
En Lima hacía teatro pequeño. Pero en EE.UU., del 2011, que llegué, al 2014 no hice nada y me sentía frustradísimo, estaba solo y muy concentrado en la rutina. Como una coincidencia, se fundó el grupo de teatro de la OEA y nos empezamos juntar con gente de las organizaciones y del movimiento latino de artistas en Washington DC, y empezamos a hacer la primera obra en 2014 y desde ese momento no he dejado de actuar, conocí a cantantes de ópera y me gustó. En mi familia hay cantantes: mi padre cantaba en un coro, mi abuelo fue tenor dramático. Yo creo que con las historias y con lo que uno cuenta puede influenciar mucho más, y haciendo las películas como las hago, con los nuevos medios, con la realidad virtual.

-Usas tecnologías de captura volumétrica y fotogrametría.
Exacto. Básicamente, te traigo la realidad de una manera segura y consigo que tengas una experiencia que cambiará la forma en que piensas. Te pone a pensar como si estuvieras en los zapatos de esa persona que tiene dos hijos, que cruza su país y que empezará a caminar por un camino que no conoce hacia un país que no conoce, en busca de una mejor vida. Es totalmente diferente de verlo en una pantalla, sentado en un sillón, que estar parado con lentes de realidad virtual al costado del chico o la chica (migrante). Por ejemplo, estamos haciendo una pre producción para una película sobre los micro plásticos en una isla en Honduras y cómo ese plástico, un vaso descartable que tiras en Nueva York, en menos de 10 años termina siendo un micro plástico en bellos arrecifes de coral.

-¿Qué le dirías a quien hoy tiene la expectativa de migrar, tal vez a EE.UU.?
Primero que no tengan miedo, que las cosas al final se arreglan, las cosas suceden. Y nuevamente, tener un norte. Tienen que saber que hay una gran comunidad de peruanos afuera, regados en el mundo, que tarde o temprano nos conocemos y nos apoyamos. Las coincidencias son oportunidades que uno mira y encuentra.

-¿Volverás al Perú?
Siempre. Voy y vengo. Una vez que sales de tu país, le pierdes el miedo a moverte por el mundo. Hay que entender que el mundo completo es nuestro.
AUTOFICHA
- “Soy Carlos Enrique Macher Bárcenas. Tengo 30 años. Nací en San Borja. De niño imaginaba ser médico cirujano. Lo bonito de mi familia es que hemos tenido la libertad de elegir. En el Banco Mundial soy consultor en tecnología para el mecanismo de financiamiento global”.

- “He publicado unos ocho filmes. Óperas y teatro, unas siete. La película Walking for freedom tuvo cuatro premios en DC Web Film Festival. El documental Healing Baltimore’s Harbor salió en la cadena PBS, llegando a más de 215 millones de hogares”.

- “Quiero hacer mi primer largometraje de realismo mágico que se llama Quipu, grabarlo en Cusco. Relacionado con los incas. También trabajo en un filme, de experiencia volumétrica, sobre una familia venezolana que llegó el 2018 al Perú. Con los lentes de realidad virtual podrás verlos y caminar con ellos”.

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