POR LO ALTO. Vibrante fue la despedida ayer de Fernando Roca Rey en Acho. Cortó oreja y brindó momentos emotivos. 
 (FOTO: Germán Fernández)
POR LO ALTO. Vibrante fue la despedida ayer de Fernando Roca Rey en Acho. Cortó oreja y brindó momentos emotivos. (FOTO: Germán Fernández)

Baldomero Cáceres

Fernando Roca Rey se despidió del toreo profesional en una tarde en la que parecía estar comenzando su andadura por los ruedos. Derrochó garra, ganas de triunfo y voluntad de conquista; actitud de combate que mantuvo toda la tarde para alegría del público limeño que espera su Feria prestigiosa, y del provinciano que hace el esfuerzo y viaja los domingos de toros hasta

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Tuvo bondad y suavidad al meter la cara el primero de su lote, que fue de La Viña, un toro que era tan feo como de atemperada acometividad. Tras compartir palitroques con sus alternantes, lo citó desde los medios con las rodillas en tierra y ejecutó una gran serie de derechazos que fue jaleada.

Fernando empujó con la muleta las embestidas, más en paralelo que hacia adentro, para tratar que no quedara sin fondo el animal. El torero limeño estuvo muy metido en su trasteo, centrado, lo que evidenciaba por la forma de alentar las embestidas, citando con los vuelos de la muleta, con calmada suavidad.

El resultado fue una faena templada y francamente prolija, que estropeó y quedó sin premio de orejas, por pinchar.

Su segundo, quinto de lidia ordinaria, decía poco al embestir y terminó descomponiéndose con lo que la faena de Roca Rey, brindada a su padre, no terminó de emocionar. Ajustado y vibrante fue sí su quite por saltilleras, antes de coger las banderillas. Compartió tercio con sus banderilleros Ricardo “El Loro” y Ronald Sánchez, lo que resultó, además de emotivo, muy lucido en ejecución y colocación de los palos.

Jesús Enrique Colombo fue el otro vendaval que sopló con fuerza ayer. Dibujado se llamaba su primero, que tuvo alegre tranco y ejecutó un trasteo que se desdibujó sobre el final porque el toro se apagó. La gran estocada le valió una oreja.

El sexto fue otro toro con edad suficiente, pero sin cuajo ni kilos. Fue este una máquina de embestir y el venezolano lo exprimió. Las series compuestas fueron coreadas por la masa que estuvo dispuesta, pero no el azar que hizo que su estoque rebotara en hueso y quedara sin premio su ascendoso quehacer.

El sevillano Manuel Escribano quedó desconsolado pues no tuvo el santo de lado en el sorteo. El que abrió plaza se movió mientras duró, que fue en las series con la derecha, donde mostró su delicada técnica y su aguante. Supo esperar las embestidas con verdad y quietud, y llevar la muleta pegada al hocico procurando que el toro se soltara, cosa que por el lado izquierdo era imposible conseguir.

El cuarto fue cambiado ante las protestas del público y el sobrero resultó de volumen nada aparente para Acho, así que lo que sobrevino fueron protestas y abucheos a pesar de los cuales Escribano intentó pasarlo de muleta sin que acogiera lógicamente el respetable sus intentos.


FICHA


-Casi ¾ del aforo en tarde soleada.

-Toros de Juan Manuel Roca Rey (1°, 3°, 4° bis y 5to.) y de La Viña (2°, 5° que fue cambiado y 6°). Sobresalió el último, que fue bravo. Todos tuvieron escasa presentación y desigual juego.

-Manuel Escribano. Silencio y Silencio.

-Fernando Roca Rey. Ovación y oreja.

-José E. Colombo. Oreja y vuelta.

-Recibió Roca Rey un plato conmemorativo por su despedida, lo mismo que Fernando ‘El Pato’ Gonzales, que se cortaba la coleta poniendo fin a larga y brillante carrera.

-El domingo próximo, un interesante cartel con Antonio Ferrera, Emilio de Justo y Joaquín Galdós promete tarde de toreo de altísima calidad. Será con la garantía de los toros que cría D. Aníbal Vásquez.

-El 10 de noviembre llegarán los ocho toros españoles importados para la última de abono. Se trata de toros de El Puerto de San Lorenzo, La Ventana del Puerto y sobreros de Montalvo, todos del campo salmantino.


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