La atracción que sentimos hacia los traseros humanos es un fenómeno complejo que involucra factores biológicos, evolutivos y socioculturales. Diversos estudios han intentado desentrañar las razones detrás de esta preferencia, sugiriendo que tanto hombres como mujeres son influenciados por una combinación de características físicas que indican salud y fertilidad, así como por normas culturales que moldean nuestras percepciones de atractivo.
Desde una perspectiva biológica, la atracción hacia los traseros puede estar relacionada con señales de fertilidad y salud. Investigaciones sugieren que los hombres tienden a preferir mujeres con traseros grandes, ya que esto puede indicar una mejor capacidad reproductiva. Un estudio publicado en el Evolution and Human Behavior Journal encontró que una curvatura específica en la espalda baja, asociada a un trasero prominente, se correlaciona con una menor incidencia de problemas de salud durante el embarazo, lo que podría ser un indicador de aptitud reproductiva. Esta preferencia podría ser un legado evolutivo, donde nuestros ancestros seleccionaban parejas basándose en características físicas que aumentaban las probabilidades de supervivencia y reproducción.
Por su parte, las mujeres también muestran interés por los traseros masculinos, aunque esto no esté directamente relacionado con la fertilidad; en este caso, puede reflejar atributos como fuerza y salud física.
NO NECESARIAMENTE TRASEROS GRANDES
Sin embargo, otros estudios parecen detallar todavía más este gusto por los traseros, principalmente femeninos, y fijaron su atención en nuevas zonas de la anatomía de la mujer, que parece despertar el interés de los hombres. Una investigación de la Universidad de Texas en Austin descubrió que lo que realmente atrae al sexo masculino no es tanto el tamaño del trasero, sino la curva, o, más específicamente, una curvatura de la columna que ofrece la ilusión de un trasero bien formado.
“Lo fascinante de esta investigación es que es otra ilustración científica de una estrecha correspondencia entre una característica de la morfología humana diferenciada por sexos, en este caso la curvatura lumbar, y un estándar evolucionado de atractivo”, dijo el coautor del estudio David Buss, profesor de psicología de la UT Austin.
“Esto se suma a un creciente conjunto de pruebas de que la belleza no es completamente arbitraria, o 'depende de quién la mire' como creían muchos en las ciencias sociales convencionales, sino que tiene una lógica adaptativa coherente”.
La preferencia de pareja de los hombres por mujeres con un "ángulo de curvatura lumbar teóricamente óptimo", una curva de 45,5 grados desde la espalda hasta las nalgas que permitía a las mujeres ancestrales apoyar, proveer y llevar a cabo mejor embarazos múltiples. Por lo tanto, esta preferencia podría estar más relacionada con ventajas reproductivas que con el tamaño del trasero en sí.
Los autores del estudio suponen que la razón por la que los hombres dan tanto cariño a esos traseros prominentes tiene más que ver con “influencias prehistóricas” que con estándares de belleza. Como el embarazo inclina el centro de gravedad hacia delante, explica el autor principal David Lewis, “esta estructura espinal habría permitido a las mujeres embarazadas equilibrar su peso sobre las caderas. Estas mujeres habrían sido más eficaces a la hora de buscar comida durante el embarazo y habrían tenido menos probabilidades de sufrir lesiones espinales.
Por otro lado, un estudio más reciente llevado a cabo por un equipo de científicos europeos y publicado en la revista Aesthetic Plastic Surgery ha descubierto que, contrariamente a la creencia popular, parece que la combinación de unos glúteos grandes y una cintura pequeña no es necesariamente lo que más nos atrae. Tanto los hombres como las mujeres se fijan más en el espacio entre los glúteos, conocido médicamente como hendidura interglútea.
Durante este proceso, una cámara especial monitoreó los movimientos oculares de los voluntarios rastreando las áreas del trasero que miraron primero y durante cuánto tiempo. Los resultados mostraron que la hendidura interglútea (a menudo denominada "grieta") no solo era la zona que tanto hombres como mujeres miraban primero, sino también donde permanecían más tiempo.
Tanto los hombres como las mujeres se concentraron en la grieta del trasero durante aproximadamente un segundo y luego permanecieron allí durante un segundo más, los períodos más rápidos y más largos de cualquier área respectivamente.
"La atención constante hacia la hendidura interglútea en todos los grupos demográficos podría tener una importancia potencial en la percepción estética de los glúteos. Sin embargo, los diversos patrones de mirada también subrayan la naturaleza multifacética de la atracción humana", se lee como parte de las conclusiones.
TAMBIÉN INFLUYE LA CULTURA
Sin embargo, la atracción no es únicamente biológica. La cultura juega un papel crucial en cómo percibimos el atractivo. La atracción humana es un fenómeno multifacético que va más allá de simples preferencias físicas. Factores como el contexto social, las experiencias personales y las influencias culturales también juegan un papel importante. Por ejemplo, se ha demostrado que las personas tienden a sentirse atraídas por aquellos que comparten características similares a las suyas. Esto sugiere que nuestras percepciones del atractivo están profundamente entrelazadas con nuestra identidad social y cultural.
Según el científico social Jeremy E. Sherman, los hombres pueden verse influenciados por representaciones culturales en medios como la pornografía, los certámenes de belleza, las modelos y diversos productos que, en apariencia, serían ajenos a la biología.
A pesar de las diferencias culturales, algunos patrones de atracción parecen ser universales. Un estudio internacional sobre la forma en que caminamos indica que ciertos movimientos pueden aumentar la percepción de atractivo. Esto sugiere que hay características físicas y comportamentales que son consistentemente valoradas a través de diversas culturas, lo cual refuerza la idea de que nuestra biología primate influye en nuestras preferencias estéticas.
En resumen, la atracción hacia los traseros humanos es un tema que abarca múltiples disciplinas, desde la biología hasta la sociología. Si bien existen fundamentos evolutivos que explican esta preferencia, es evidente que los factores culturales y sociales también son determinantes clave. La interacción entre estos elementos crea un paisaje complejo donde lo físico se encuentra con lo social, revelando así las dinámicas intrincadas del deseo humano.
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