Uno de los planetas más reconocibles del Sistema Solar es , debido principalmente a sus inconfundibles anillos, que adornan su órbita. Sin embargo, estos están desapareciendo a una velocidad alarmante.

Gracias a las observaciones de las sondas espaciales Voyager 1 y 2, cuyos datos fueron recolectados desde hace décadas, la generó las estimaciones necesarias que revelan que el segundo planeta más grande de nuestro barrio espacial está perdiendo sus emblemáticos anillos.

Estos anillos, que en su mayoría están conformados por trozos de hielo de diversos tamaños flotando en la órbita de Saturno, están siendo arrastrados hacia el planeta debido a la gravedad "como una lluvia polvorienta de partículas de hielo, bajo la influencia del campo magnético de Saturno", según informó la NASA.

El fenómeno se denomina "lluvia de anillos" y drena suficiente agua de los anillos para llenar una piscina olímpica cada 30 minutos, dijo James O'Donoghue del Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA, mediante un .

Los expertos de la agencia espacial consideran que el sexto planeta del Sistema Solar podría quedarse sin anillos en unos 300 millones de años, que en términos espaciales, sería un tiempo relativamente corto si se compara con la edad del planeta que es de más de 4,000 millones de años. Esta fue la conclusión de un publicado en Science Direct.

Los científicos se han preguntado durante mucho tiempo si el planeta se creó ya con anillos o si se formaron posteriormente y las investigaciones más recientes indican como escenario más plausible esto último, pues no deberían tener más de cien millones de años.

Según O'Donoghue, nosotros somos "afortunados" de presenciar un sistema de anillos en la mitad de su vida. Si estos son temporales, como muestra la evidencia, es posible que nos hayamos perdido los anillos de otros planetas como Júpiter, Urano o Neptuno, que actualmente solo tienen solo anillos delgados.

¿DE QUÉ ESTÁN HECHOS LOS ANILLOS?

Los anillos de Saturno están formados, en su mayor parte, por pedazos de agua helada que varían de tamaño, desde granos de polvo microscópicos hasta piedras de varios metros de tamaño. Esto se sabe gracias a la capacidad de los anillos para reflejar o absorber luz de diferentes longitudes de onda, hecho que permite deducir información sobre la composición de sus partículas.

El adiós a los emblemáticos anillos de Saturno: Nasa revela que estos están desapareciendo. (NASA)
El adiós a los emblemáticos anillos de Saturno: Nasa revela que estos están desapareciendo. (NASA)

Por ejemplo, los anillos A, B y C son malos reflectores de la luz del Sol para ciertas longitudes de onda del infrarrojo próximo. Esta es una característica del hielo. Pero es un hielo de color blanco, lo que significa que es más o menos igualmente reflector para todas las longitudes de onda visible.

Los colores presentes en algunos anillos dan cuenta de la existencia de partículas de polvo de otros minerales, como por ejemplo el óxido de hierro como fuente del color rojizo.

Gracias a la difusión de la luz o de alguna otra forma de radiación electromagnética por las partículas de un anillo permite deducir el tamaño de estas. Según estas observaciones, el tamaño de las partículas va desde microscópicas hasta trozos de algunos metros de diámetro, que están atrapadas entre la gravedad del planeta que tiende a atraerlas y su velocidad orbital que las impulsa hacia el espacio.

Con información de NASA, EFE, USA Today, Science Direct.

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