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¿Por qué la luna sigue siendo un gran negocio 50 años después de su primera visita?
Luna | El 20 de julio de 1969, cuando el Apolo 11 llegó a la luna, el mundo entero quedó cautivado, algo que no ha cambiado medio siglo después y que tampoco han desaprovechado varios negocios
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Nueva York. Medio siglo después de la primera visita de los humanos, los negocios aún intentan sacarle provecho a la luna.
Cientos de millones de personas quedaron cautivadas cuando el Apolo 11 llegó a la luna el 20 de julio de 1969. Naturalmente, las agencias de publicidad aprovecharon la oportunidad para vender productos que iban desde autos y televisiones, a cereales y lo que solía ser una bebida en polvo de color oscuro llamada Tang.
En 2019 lo siguen haciendo, conforme se aproxima en el 50mo aniversario del gran salto para la humanidad.
Por un precio cósmico de 34.600 dólares, está la edición limitada del Omega Speedmaster, un tributo al reloj que Buzz Aldrin utilizó en la luna. Aunque también está, por un costo mucho más módico, la Reserva Discovery de Budweiser, que revive una receta utilizada en 1960 y que en su empaque cuenta con 11 estrellas simbólicas.
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Se puede jugar con el módulo lunar Apolo 11 de la NASA creado por Lego. Y Nabisco lanzará galletas Moon Oreo con malvavisco morado. ¿Y quién no necesita camisetas con la leyenda “un pequeño paso”, o unos calcetines Saturn V?
Pero, en serio, algunas marcas se enorgullecen particularmente de haber sido parte del primer alunizaje.
Los relojes Omega Speedmaster han sido un ícono del viaje espacial desde que la NASA los eligió para sus misiones tripuladas en 1965 después de que otros relojes no pasaran las pruebas. En 1970, la tripulación de la misión Apolo 13 utilizó un Speedmaster para contar un encendido de motores de 14 segundos para alinear su reingreso a la Tierra.
“Sigue siendo una herramienta muy útil. Solo hace falta ver la misión del Apolo 13”, dijo James Ragan, un ingeniero aeroespacial jubilado de la NASA que realizó las pruebas a los relojes en la década de 1960.
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El Speedmaster de oro de Omega es una versión de los relojes que la compañía les regaló a los astronautas en una cena de gala en 1969. Por un precio relativamente modesto de 9.650 dólares, el reloj de acero inoxidable tiene una imagen grabada a láser de Aldrin descendiendo del módulo lunar.
También están las plumas anti gravedad Fisher Space Pen, desarrolladas específicamente para las misiones del Apolo. Para los entusiastas del espacio y de los lujos, Fisher Space Pen Co. lanzará una pluma de 700 dólares de edición limitada con materiales autentificados de la nave espacial del Apolo 11.
En 1969, tanto Omega como Fisher Space sacaron provecho al promover sus conexiones con el Apolo 11 en sus campañas publicitarias, al igual que compañías contratistas de la NASA como Boeing y General Electric.
Stouffer’s se aseguró que sus clientes supieran que había sido la marca que alimentó a los astronautas del Apollo 11 cuando volvieron a tierra, con su campaña: “Todo el que ha ido a la luna come Stouffer’s”. Cincuenta años después, la marca propiedad de Nestle celebra con una campaña publicitaria en la que comparte algunas de sus recetas de 1969.
Fuente: AP
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