El ébola: Un virus más letal pero más controlable que el coronavirus

El coronavirus es el más reciente virus mortal que está diezmando a la población mundial. Hasta el momento de esta nota, este virus ya infectó a más de 800 mil personas y ha matado a más de 41 mil. Pero antes que este han existido virus (y algunos todavía existen) con una reputación bien ganada como verdaderas máquinas de matar. Muchos de los cuales hemos logrado controlar, más no erradicar por completo.

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Uno de estos virus es el temido ébola, cuya brote se mantiene en algunas zonas del continente africano, como una epidemia controlada hasta el momento, pero que sigue causando preocupación, incluso antes que todo lo del coronavirus empezara.

ÉBOLA

Con una letalidad que ha disminuído del 90% al 50%, el ébola​ (ébolavirus)​ es un virus de la familia Filoviridae que se detectó por primera vez en 1976 en dos brotes simultáneos ocurridos en Nzara (hoy Sudán del Sur) y Yambuku (República Democrática del Congo). Esta última aldea se situaba cerca del río Ébola, del que este virus debe su nombre.

El virus del ébola (EVE) genera una enfermedad grave, a menudo mortal en el ser humano, que produce es una fiebre hemorrágica viral y en los últimos dos años a matado a más de 11 mil personas.

Se trasmite, al igual que la rabia, de los animales infectados a los humanos. Se considera que los huéspedes naturales del virus son los murciélagos frugívoros y hasta el momento no existen vacunas aprobadas, pero los tratamientos con potentes fármacos han dado buenos resultados.

Por el momento, la Organización Mundial de la Salud (OMS) mantiene la alerta sanitaria a nivel mundial por la epidemia que se vive en África.

Con 3.444 contagios y 2.264 muertos, el actual brote de ébola en el noreste del Congo se considera como el segundo peor de la historia después del sucedido en África Occidental entre 2014 y 2016.

SÍNTOMAS Y PERIODO DE INCUBACIÓN: SU MÁS GRANDE PODER Y MAYOR DEBILIDAD

Las razones por las que el ébola no se convirtió en una pandemia global de iguales proporciones que el coronavirus se debe a la que sería su más grande debilidad: el periodo de incubación del virus.

Se entiende por periodo de incubación al tiempo que transcurre entre la infección por el virus y la aparición de los síntomas de la enfermedad. En este periodo de tiempo una persona infectada se siente normal, puede realizar todo tipo de actividades sin imaginar que está infectada y está contagiando. Una de estas actividades es viajar.

En el caso del coronavirus SARS-CoV-2, las personas infectadas empiezan a distinguir los síntomas en promedio después de cinco días a más, e incluso en algunos casos puede ser asintomático. Además, estos síntomas pueden ser confundidos con una gripe común. En ese sentido, las personas infectadas tienen más tiempo para viajar y llegar a otras partes del mundo, contagiando a su paso.

En el caso del ébola, sus síntomas empiezan a distinguirse en promedio después de dos días a más, limitando bastante el tiempo de movilidad de un infectado. Además, sus síntomas son mucho más agresivos y distinguibles que los del COVID-19. Se caracterizan por la aparición súbita de fiebre, debilidad intensa y dolores musculares, de cabeza y de garganta, lo cual va seguido de vómitos, diarrea, erupciones cutáneas, disfunción renal y hepática y, en algunos casos, hemorragias internas y externas.

La rapidez y ferocidad con la que ataca el ébola al organismo humano son las razones por las que le fue más difícil propagarse por todo el mundo, pues sus infectados eran detectados rápidamente o morían en poco tiempo.

Con información de Organización Mundial de la Salud (OMS), Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos.

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