Redacción PERÚ21

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Todo lo que consiguió se debió a su gran tesón, a su determinación y convicción. Katherine Johnson, quien mañana cumple cien años, no se amilanó ante las críticas y el acoso de las personas que pensaban que por ser mujer no llegaría a ninguna parte en la Nasa. Dueña de una mente brillante, fue una de las colaboradoras, detrás de bambalinas, para que el llegara a la

Johnson y otras mujeres afroamericanas se encargaron de elaborar los cálculos matemáticos para que las primeras naves norteamericanas se pongan en órbita. Su fabulosa historia se convirtió en una aclamada película: 'Hidden Figures' ('Figuras ocultas', 2016).

Conformó un equipo en el Centro de Investigación Langley para calcular la trayectoria de los primeros lanzamientos espaciales, unas operaciones que hoy hacen los ordenadores, pero en los años sesenta los "ordenadores llevaban falda", según sus palabras recogidas en los numerosos documentos que la Nasa le dedica en su web.

Katherine Johnson. (Getty)
Katherine Johnson. (Getty)

En la propia web de la Nasa, se reconoce que "no habría podido hacer esas cosas sin Katherine Johnson y su amor por las matemáticas".

INFANCIA

Katherine Johnson nació el 26 de agosto de 1918 en White Sulphur Springs (Virginia, EE.UU). A los 10 años ya cursaba secundaria. Entró en la Universidad estatal de West Virginia donde se graduó en Matemáticas y francés con los máximos honores en 1937 y aceptó un trabajo como maestra en una escuela pública para negros.

"Siempre estaba alrededor de gente que estaba aprendiendo cosas. Me encanta aprender. Aprendes si quieres", es una de las frases más famosas de Johnson. 

NUNCA ABANDONÓ LA NAVE

En 1952, un familiar le dijo que había puestos en la sección de computación del ala oeste (donde trabajaban los afroamericanos) del Laboratorio Langley de la NACA -predecesora de la Nasa- por lo que ella y su marido decidieron mudarse a Hampton, en Virginia.

Corrían los años cincuenta y las leyes de la segregación racial, aunque Johnson asegura que "no tenía tiempo para eso" y recuerda lo que su padre le enseñó: "eres tan buena como cualquiera en esta ciudad, pero no eres mejor. No tengo un sentimiento de inferioridad. Nunca lo había hecho. Soy tan buena como cualquiera, pero no mejor".

Esa es una de las historias que refleja el libro "Hidden Figures", de Margot Lee Shetterly, en el que se basó la película del mismo nombre y que rescató del anonimato popular a Johnson y dos de sus compañeras, Dorothy Vaughan y Mary Jackson, interpretadas por Taraji Henson, Octavia Specer y Janelle Monáe, respectivamente.

Johnson trabajó en el centro Langley hasta 1989, tiempo durante el que participó en proyectos como el del transbordador Space Shuttle y fue autora o coautora de más de una veintena de informes científicos.

Una larga carrera que fue celebrada en 2015 cuando, ya con 97 años, recibió de manos del entonces presidente estadounidense, Barack Obama, la Medalla presidencial de la Libertad, que es la condecoración civil más importante del país. Y el año pasado la Nasa le dio su nombre a un nuevo centro de investigación computacional.

Johnson, que mañana cumplirá un siglo, es defensora del trabajo duro, pero sobre todo de disfrutar de él. "Yo fui a trabajar contenta cada día durante 33 años. Nunca me levanté un día y dije: no quiero ir a trabajar".

Con información de EFE

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