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“100 días para enamorarnos”: Jesús Carús, el actor que superó un cáncer de piel en el ojo
Después de varias cirugías, el actor mexicano acaba de superar la difícil prueba de atravesar un cáncer de piel en el ojo y pasó momentos muy difíciles
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Jesús Carús, el actor de “100 días para enamorarnos” acaba de superar una de las pruebas más difíciles de su vida: el cáncer. El ‘hermano’ de Gabriel Soto en la serie “Yo no creo en los hombres” ha revelado que durante el 2020 e inicios de 2021 han ocurrido los peores momentos que les ha tocado enfrentar, ya que también luchó contra el COVID-19.
El también actor de “La Rosa de Guadalupe” tuvo que someterse a numerosas cirugías para evitar que el cáncer de piel en el párpado inferior de uno de sus ojos avance más y comprometa a su vista por completo.
Ahora, Jesús Carús quiere dejar atrás un año muy complicado y en una entrevista con People en español dio los detalles de esta terrible enfermedad que, gracias a Dios, ha logrado superar con mucha fortuna y ahora quiere seguir adelante con su carrera.
¿QUÉ PASÓ CON JESÚS CARÚS?
El actor mexicano ha contado que por dos años sintió un malestar intenso en el parpado y visitó cuatro dermatólogos para saber que sucedía con su salud, pero ninguno le pudo dar un diagnostico sobre lo que pasaba.
“Estuve con este problema del ojo sin saber exactamente qué era casi dos años. Fui a cuatro dermatólogos en México y ninguno sabía qué era, algunos decían que podía ser una infección crónica, otros que un orzuelo o perrilla, otros que había que esperar… Llegué a Estados Unidos y fui con dos dermatólogos que me dijeron exactamente lo mismo…”, relató el actor.
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“Intuitivamente, dentro de mí sabía que algo estaba mal… De pronto desaparecía, o se me caían las pestañas, después se ponía rojo… Pensé que quizá podría ser algo malo como un cáncer de piel, aunque no quería pensarlo. Pero al fin fui con otro dermatólogo y le pregunté qué posibilidades había de que fuera algo así… El me dijo que solo un cinco por ciento de posibilidades, que era muy joven y que no creía que fuera eso. Aunque después recapacitó: “como llevas tanto tiempo con esto, si fueras un familiar mío te diría que te hicieras la biopsia”.
Una semana después el doctor le confirmó que sus temores eran ciertos, así que me dijo que había que quitarlo cuánto antes y que no sabía hasta donde hubiera llegado, hasta la mejilla o si había ido para parte de su rostro.
“Tuvieron que quitarme prácticamente todo el párpado de abajo en la primera operación… La segunda cirugía, después de que sanó la primera, fue para la reconstrucción del ojo para que quedara como era antes, pero no quedó bien. Era un caso muy difícil porque en esa área ya no quedaba piel para volverlo a cerrar, así que otra vez tuve que esperar varios meses, para que se secara y volver a intentarlo de nuevo, pero el párpado no se sostenía...”, relató el actor.
“Después de la cuarta operación mi párpado inferior seguía colgando. Mucha gente me decía para animarme, no se te nota tanto, no pasa nada y otros con menos paciencia, acostúmbrate, hay que aceptarlo…”, recuerda resignado. “Pero no me rendí. No les juzgo, porque si no te pasa no es nada fácil entenderlo. No es fácil levantarte, verte todos los días al espejo y verte desfigurado, con medio ojo caído”, aseguró.
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“Yo como actor, para mi trabajo, en la cara, te imaginarás que las teles en los close-up todo se ve perfecto. Ni siquiera soy tan presumido, ni soy de los que les gusta verse perfectos, pero te afecta y lo sientes porque sabes cómo te ves y como te están viendo”, confesó con humildad.
Por fin encontró al doctor, un especialista que sí supo cómo ayudarle y le realizó la última cirugía: “Cuatro semanas después me veo mejor que desde hace año y medio. Muy agradecido con Dios y la vida que acabó este problema durante el año tan complicado, porque quería encapsular tantos problemas en el año pasado para empezar con nuevos horizontes el 2021”.
Jesús Carús dice que aquella experiencia le ha cambiado la vida por completo. Ahora asegura que la belleza física es efímera, siempre corre peligro y lo único que queda es la fuerza interna, el espíritu.
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