Foto: Nancy Dueñas.
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Redacción PERÚ21

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Carlos Bruce,CongresistaPor: Gonzalo Pajaresgpajares@peru21.com

Es dueño del restaurante Chala y del bar Picas, dos espacios donde se vive la noche. De este y otros temas hablamos con Carlos Bruce.

Como empresario ha tenido algunos vaivenes, ¿no?A lo largo de mi vida empresarial ha habido éxitos y fracasos. He aprendido de los fracasos y estoy aprovechando los éxitos.

¿Siempre se vio como un empresario?Yo estudié Economía en la Universidad de Lima cuando estaban en boga las teorías del centro y de la periferia, del imperialismo y de la explotación de los países subdesarrollados. Recuerdo que llevé cursos enteros sobre las teorías económicas de la Cepal que, además, eran los más difíciles. El tiempo nos demostró que estudiamos todo eso por gusto. Por entonces, los economistas nos imaginábamos que íbamos a inventar una teoría económica para sacar, de la noche a la mañana, a nuestro país del subdesarrollo. Entonces, me veía como alguien metido en la macroeconomía, en hacedor de políticas públicas. Sin embargo, cuando ya estaba por terminar, recibí una propuesta de un tío mío, quien quería que trabajase en su constructora. Acepté porque debía pagarme mis estudios. Así aprendí a ganarme los centavos siendo muy joven. Además, me pagaba muy bien… y así me metí en la empresa privada.

Es un empresario gastronómico. De sus experiencias empresariales…Esta ha sido la más divertida (ríe). Es una actividad bastante relajante, muy social, y quizás porque nos ha divertido hacerla ha sido exitosa. Tengo un restaurante, Chala; un restobar, Picas, y vamos a abrir un nuevo restobar en Miraflores, en lo que fue el sky room del edificio Marsano, que tendrá una vista espectacular de Miraflores y una gran y completa barra.

Sale en las páginas de política, pero también en las de sociales, y con frecuencia…(Ríe). Mientras no salga en las páginas policiales estoy bien (risas). Me resulta extraño saber de dónde saco tanta energía para estar tantas horas despierto, pues de día estoy en el Congreso y, por la noche, en mis locales barranquinos, y por eso estoy al tanto de las actividades sociales limeñas, pues estas tienen que ver con mi negocio y, no lo voy a negar, porque me divierto (ríe).

Lo he visto con el polito de moda, con la camisita fashion, hasta encuerado…Exagera. Mi guardarropa tiene un par de jeans y tres politos. Y sí, son pegaditos, pero no se me ven mal. Lo escandaloso sería que se me viesen mal (risas). A mi edad me he quedado sin responsabilidades familiares: estoy divorciado, mis hijos tienen 24 y 26 años, y el mayor es el gerente de la empresa. Entonces, estoy volviendo a vivir mis 20, mi segunda juventud, no solo física sino, también, mental.

Está viviendo la vida loca…No tanto, pues hay ciertas cosas que ya no se comportan como antes, y eso es inevitable (ríe), y me refiero al esfuerzo físico de correr, no sea malpensado (risas).

¿Cómo es la noche limeña?Está cambiando mucho. Antes uno iba con su pareja a un restaurante y, luego, a casa. No, ahora, las salidas promedio de la gente son así: primero va a un bar a tomar un trago; luego, a un restaurante a comer; después, a otro bar por los previos de la fiesta y, luego, a la fiesta en sí. El limeño está adquiriendo costumbres europeas. Es muy raro que alguien se quede en un solo sitio toda la noche. Otra cosa: ya no se usan las casas para las fiestas, pues así se evita que terminen destrozadas y, de yapa, cada uno baila con su pañuelo (ríe). Además, el limeño sale mucho más que antes. Yo, como restaurantero, estoy feliz (ríe).

¿Se ha visto a las 6 a.m. preguntándose "dónde estoy"?No tanto (ríe). Siempre sé dónde estoy. La noche limeña es de sorpresas, pero que muere, lamentablemente, a las 6 de la mañana. Se está promoviendo que todo acabe a las 3 a.m., algo innecesario, pues va a perjudicar al turismo. Tomemos el caso de España, que tiene 50 millones de turistas por año, en parte por la famosa movida madrileña. Con un buen reglamento que ordene las cosas basta.

¿Y se ha levantado a las 6 a.m. diciendo "con quién estoy"?(Ríe). Siempre estoy lo suficientemente consciente para saber quién está a mi lado (ríe).

Nuestras noches son más libertinas hoy, ¿no?Yo creo que siempre fue así pero, la verdad, no tengo tanta experiencia en el tema (ríe). Lo que pasa es que, como hoy salimos más, tenemos más opciones y oportunidades. He ahí el gran cambio.

¿Con Toledo sí se juergueaba hasta las 10 de la mañana?No.

¿Él sí, pero usted no?No lo sé. Lo que pasa es que me he hecho la promesa de ya no hablar de Toledo. De lo contrario, te diría algunas cosas que no serían muy buenas… no porque sean malas costumbres, sino porque hay gente más divertida que él, pues (risas).

AUTOFICHA

- La modernización del Estado es una tarea pendiente, pero debe hacerla un gobierno que tenga mucho respaldo, amplia mayoría. Ni Toledo ni García lo pudieron hacer.

- No he pensado en mi futuro político. Si el 2016 siento que estoy vigente y soy necesario para la gente, seguiré en el mundo de la política.

- No quiero ni dependo económicamente de la política. Si eso te sucede, estás fregado. Con independencia económica se tiene mayor libertad de acción y decisión.