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Redacción PERÚ21

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Enrique Castillo,Opina.21ecastillo@peru21.com

Su profesionalismo, trabajo y actitud han sido impresionantes y han sabido ganarse el apoyo y el respaldo de todo el pueblo peruano.

El reto para el jefe de Estado y para el Ministro de Relaciones Exteriores hacia el futuro no será fácil.

Tendrán que tratar de mantener el nivel mostrado por Allan Wagner, José Antonio García Belaunde y los demás integrantes del equipo, en una Cancillería que, después de una muy buena época reciente, ha ido de tumbo en tumbo por decisiones gubernamentales durante la administración de Ollanta Humala.

El nombramiento, durante este gobierno, de personas con poca capacidad y nivel para el cargo de embajadores –como el de una ginecóloga en París, solo por citar un ejemplo– y la postergación de buenos y verdaderos diplomáticos; el cese de embajadores de reconocida trayectoria –grupo en el cual estuvo precisamente José Antonio García Belaunde– por razones poco claras; los cuestionados ascensos y favoritismos en Torre Tagle; los malos pasos dados en muchos temas, como en el caso de Paraguay o lo sucedido en la Embajada en Argentina han marcado una gestión que ojalá tome –precisamente a partir de este nuevo hito que impone la actuación en La Haya– un renovado rumbo sin inquinas, mediocridades ni improvisaciones.

Torre Tagle necesitará de verdaderos profesional es para manejar bien el fallo de La Haya –en cualquiera de los sentidos– y para volver a tener las mejores relaciones en nuestro vecindario –algo frías con Ecuador (no hay química entre Correa y Humala) y Brasil, y gélidas con Paraguay; difíciles con Chile y Bolivia, y raras con Argentina– como las hemos tenido en el quinquenio pasado.