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Redacción PERÚ21

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Fritz Du Bois,La opinión del directordirector@peru21.com

Así, tenemos que el Perú tiene por delante otro periodo de prosperidad siempre y cuando se logre mantener la paz el próximo año.

En realidad, ante una crisis financiera que parece haber tocado fondo en el frente externo, sumado a una clase media emergente que sigue dinamizando el consumo interno, así como a niveles nunca antes vistos de inversión, la mesa parece servida para seguir disfrutando de un crecimiento bastante alto.

Más aún, al igual que este año que está cerrando con un punto más de lo esperado, el 2013 se debería superar ampliamente la meta de 6.2% que se han trazado. Para lograrlo, hay que seguir con el rumbo adecuado y si se pueden introducir reformas de mercado, entonces el crecimiento estaría doblemente asegurado.

Sin embargo, hay una nube oscura que amenaza este horizonte tan claro, que son los eventuales conflictos sociales –con sus correspondientes desmanes– propiciados por los exaliados de Humala y que hoy se sienten despechados.

Por un lado están los antimineros liderados por Santos que están preparando un otoño de marchas que podría enfriar todo el entusiasmo. Estas protestas estarían financiadas por recursos del gobierno regional de Cajamarca que parecen ser manejados con una ligereza que es un verdadero escándalo. En todo caso, esos conflictos son el principal riesgo en el corto plazo.

Mientras que la otra amenaza está más cerca del mandatario y sería un resurgimiento del violentismo etnocacerista –que hoy está prácticamente enterrado– si prosperan las oscuras maniobras para liberar a su hermano Antauro, el líder del sangriento 'Andahuaylazo'.

Al final, el gobierno tiene que estar preparado para neutralizar temprano cualquier intento de descarrilarlo, para no afectar la continua prosperidad de los peruanos.