Foto: Rafael Cornejo.
Foto: Rafael Cornejo.

Redacción PERÚ21

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Jimena Lindo,ActrizAutor: Gonzalo Pajares.gpajares@peru21.com

Tiene un hijo, está separada y reconoce que ha vivido intensamente. Ahora, a sus 35, vive una etapa de calma, pero dice que sus mejores años están por venir. Es Jimena Lindo, una de las protagonistas de La cocina, la buena obra de teatro del Británico (Bellavista 531, Miraflores). Funciones: De J a L, 8 p.m. D, 7 p.m.

¿Cocinas?Sí, pocas cosas, pero todas muy caseras: lentejas, locro, quinua, todo lo que me gusta. La nana de mi hijo siempre me dice: "¿Puede cocinar algo que no sea quinua? (risas)".

¿Ves con gusto todo el rollo del boom gastronómico?Me parece fantástico. Vengo de una generación donde ser peruano era muy difícil. Pero hoy me encuentro con jóvenes que están orgullosos de ser peruanos, algo estupendo. Si las cosas siguen yendo bien –y ojalá vayan mejor–, mi hijo será un niño 'Marca Perú'; nosotros, en cambio, fuimos hijos del terrorismo.

¿Ya te contagiaste el orgullo de ser peruano?Es una chamba que mi generación está haciendo. Lo bueno es que estamos encontrando espacios: la gastronomía, el cine, el teatro…

Se está haciendo buen arte aquí, ¿no crees?Así es. Y también se está haciendo más bulla, porque siempre se hizo buen arte, pero hoy hay más gente vinculada con ella. Por eso existe Mesa de noche (programa que conduce en Plus TV).

Alberto Ísola me dijo que no había boom teatral porque el público era inconstante…Es verdad. Me gustó que se dijera que había un boom teatral, pero siempre lo dudé. Hay muy pocas salas y aún es difícil llenarlas porque el público es escaso. Hay obras exitosas, pero muchas no lo son.

No es gratuito que se monte una obra como La cocina en medio del boom gastronómico…La obra habla del sistema en el que estamos inmersos, que te obliga a consumir y del que es muy difícil salir. Los seres humanos estamos metidos en un ciclo de trabajo que nunca para, donde hacemos todos los días lo mismo y hay muy pocos espacios para soñar y para desear. Y hacer la metáfora con la cocina me parece fantástico porque este es un espacio que nunca para.

Hablemos de tu personaje…Mónica. Ay, ha sido dificilísima. Mónica es ligera en cuerpo y psicología. Es una persona que no quiere hacerse paltas por nada, que quiere pasarla bien, que piensa solo en sí. Es una mujer casada que tiene un amante, pero este quiere algo más con ella, pero Mónica no quiere nada más pues su marido le da todo lo que desea: cosas materiales. Y si le falta sexo, busca a su amante. Digamos que tiene sus necesidades satisfechas (ríe).

¿Conoces gente como ella?No, por eso fue difícil construirla. Uno siempre tiene un referente, pero con ella fue complicado pues soy ermitaña. Una prima me dijo que debo salir más porque en la calle hay mucha frivolidad, muchas 'Mónica'.

Mario Vargas Llosa dice que uno recurre a la ficción para completar nuestra existencia.Es verdad. 'Habitar' en personas como Mónica me obliga a entenderla, a hacer su 'biografía', a comprender sus acciones. Por eso, mi trabajo me parece fascinante, pues los actores somos las personas más desprejuiciadas que existen y estamos prohibidos de juzgar a nuestros personajes. Y eso también lo aplicamos a la vida real.

Mónica es sensual y sexual. ¿Tú eres así?No (ríe). Todas las mujeres somos sensuales, y sacar esto de un personaje como Mónica es riquísimo. Pero las extensiones, los tacos y la minifalda me ayudan (risas).

¿Te sientes más sexy sobre el escenario?En esta obra, sí, pero con los años he logrado encontrar y aceptar mi propia sensualidad. A todas nos da miedo nuestra 'mujer salvaje', pero vamos aprendiendo que es algo bello… pero yo no soy más salvaje que las demás (risas).

Evitas la diferencia, te gusta meterte en la masa…(Ríe). Antes de conocerme, las personas tienen prejuicios conmigo. Me ven ruda y distante. Yo me siento cálida, cariñosa.

¿Snob y estirada?Tal vez cuando tenía 20 era un poco creída, pero los años me han hecho cambiar; también, haber vivido cinco años en España, haber limpiado baños, haber sido mesera…

¿A los 35 años ya sabes lo que quieres?Estoy más anclada que antes. Esto tiene que ver con la maternidad y con los 30, pues una revisa su vida, sus proyectos, lo que desea, la forma de hacer las cosas en la vida. Los 35 años son increíbles y se me vienen años mejores.

¿Has estado metida en la locura, en el desenfreno?Por supuesto (risas). Mis 20 fueron una locura. No me arrepiento pues los quise así: llegar a los 30 y descansar un rato. Hoy, mis prioridades son mi hijo, la calma y la armonía de mi hogar.

AUTOFICHA

- Tengo un hijo de 2 años y 6 meses. Ya sabe que actúo, qué es un escenario, quiénes son los actores. Lo he traído varias veces al teatro y dice: "Allí vive mamá".

- Me manejo muy bien sola. No diría que necesito a alguien a mi lado. Soy recontra difícil, insoportable… pero estoy trabajando en eso (risas).

- Estoy anclada al Perú. Ya me tocó ir a vivir el mundo. Eso sí, me gustaría viajar con espectáculos teatrales, hacer talleres fuera… pero a vivir me quedo aquí (ríe).